Capítulo XIII

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Dos días en la celda sin tener noticias absolutamente de nada, ya todo aquí me ha dejado de preocupar, solo pienso en la gente del campamento que no tiene noticias de nosotros y seguramente si no tienen noticias en un par de días tomarán alguna decisión y lo que me preocupa es que cometan algún error que les cueste la vida. Ya perdimos muchas vidas, los artificiales atacaron la biblioteca con bombas donde se refugiaban la mayoría de los civiles, los redujeron a cenizas y ahora los pocos que quedan están con un destino incierto... bueno no es que haya alguien con algo asegurado pero ellos contaban con que esta reunión saldría bien, al igual que yo.

Es mi culpa. Todo lo que ha pasado lo es.

Una tierrilla comienza a caer sobre mi rostro, no solo sobre mi rostro, cuando levanto la vista veo que cae por todos lados, me pongo de pie algo alerta y Abele comienza a girar sobre sus pasos mirando hacia el techo de piedra que está sobre nosotros a una altura considerable, pongo la mano sobre la superficie irregular, húmeda y porosa de la roca entonces comienzo a sentir como la misma cimbra y conforme pasan los segundos la vibración aumenta.

- ¿Qué sucede?-. Pregunta Abele.

- Algo con mucha potencia está haciendo vibrar el lugar-. Digo mirando todo a nuestro alrededor.

No pasa un minuto del intercambio de palabras cuando una correntada de viento muy fuerte viene por el único pasillo que nos trae hasta estas celdas. El viento apaga la antorcha quedando a oscuras completamente y consigo trae una nube de polvo que queda en el aire, además de un aroma... aroma que se me hace familiar... quemado. Acto seguido una explosión ensordecedora.

Me lanzo sobre Abele para tirarnos al suelo justo un instante antes de que el pasillo se ilumine en un tono anaranjado y se acerque hacia nosotros como si fuese el fuego que sale de la boca de un dragón.

Cuando la llamarada pasa a gran velocidad y se apaga, el aire queda muy denso, asfixia y nuevamente tenemos luz con algunas zonas de la cueva que han quedado aún encendidas con el fuego. Con dificultad nos ponemos de pie tratando de no entrar en pánico.

- ¿Qué estará pasando?-. Pienso en voz alta.

La voz de un hombre se deja escuchar entre las diferentes explosiones que se escuchan a lo lejos- Prisioneros... se encuentran bien-. Nos alumbra con una linterna a la cara y yo asiento.

Acto seguido abre la celda y nos pide que levantemos las manos para esposarnos.

- ¿Qué sucede?-. Pregunto.

- Artificiales de la planta de fabricación nos han venido a atacar-. Se explica velozmente- Son un puñado que se ha infiltrado aquí dentro con artefactos explosivos-. Se explica.

- Déjanos ayudar, no tendrás oportunidad si vas con nosotros esposados por los pasillos, los tres moriremos-. Le digo al joven artificial con rasgos japoneses.

Se lo piensa unos segundos, entonces nos da un revolver a cada uno y él se queda con su machete- Me ayudarán pero solo hasta llegar al punto de seguridad-. Asentimos cuando ya estamos en marcha por el primer pasillo.

La iluminación es escasa, solo con la linterna y restos de objetos que aún permanecen encendidos podemos ver algo, el silencio es terriblemente tenebroso y se escuchan pasos que corren a lo lejos... pero no tan lejos, lo que nos pone realmente en alerta.

Llegamos a la segunda intersección de pasillos, luego de que la primera resultó estar abandonada y no hay muchos ruidos... ese es el problema, el silencio.

Seguimos caminando hasta que llegamos a la entrada de la primera red de cloacas que son tres ductos que llevan a lugares diferentes con un diámetro de diez metros aproximadamente... uno de ellos nos lleva a la zona segura.

- Vienen por el dos y el tres-. Ordena el artificial.

Inmediatamente me pongo frente al ducto dos y Abele frente al tres.

Con los brazos extendidos, tomando el arma con firmeza, respiro profundamente y apenas veo la aparición del primero comienzo a disparar como Hayl me sugirió... al centro del pecho.

El ruido de las balas es realmente aturdidor ya que resuenan en un eco atroz en el lugar y veo como las balas dan en el blanco y caen uno tras otro.

Cuando tomo un segundo a ver al japonés el muchacho pelea con otros artificiales que vienen por el lugar del que nosotros veníamos.

- ¡¡Son demasiados!!-. Grita Abele.

- Corran por el uno ¡ya!!-. Nos grita el artificial cuando el número que viene por su sector lo supera y se lanzan sobre él.

Me quedo mirando unos segundos cuando mi compañero me toma del brazo y me obliga a mover las piernas, y a los empujones me hace correr a ciegas por un ducto totalmente oscuro, mientras él dispara hacia atrás a ciegas para cubrir nuestras espaldas.

Seguimos corriendo hasta que la luz del extremo del ducto se hace visible; apenas ponemos un pie en el exterior, una gran roca cubre la entrada y alguien me toma del brazo. Sin mediar palabra apunto a.... Hayl.

Ambas nos apuntamos a la cabeza- Tranquila... Estamos del mismo lado-. Afirma con una sonrisa, pero no es su sonrisa... ni siquiera me reconoce- Apuntales al pecho, ahí los asesinas-. Me aconseja. Ni siquiera recuerda que ella me enseñó eso.

- Lo sé... Tú me lo dijiste-. Le digo y ella me mira confusa.

El muchacho de barba candado aparece corriendo- Toma Hayl-. Le lanza una mochila que tiene un pitido que se me hace realmente familiar, ella la coloca sobre la piedra.

Nos mira confusa- Corran-. Solo dice cuando comenzamos a correr hacia otro ducto a una velocidad realmente inhumana. Estoy exhausta pero no tengo la oportunidad de detenerme por un respiro. Apenas llegamos al extremo del ducto la explosión es realmente enorme y la onda expansiva nos lanza por los aires siendo arrastrados por el suelo empedrado de quien sabe que maldito lugar.

Cuando me pongo de pie alguien tranca el ducto por el que vinimos y Hayl me da la mano para que me ponga de pie... como si fuese una total extraña... realmente me duele que ni siquiera sepa mi nombre, ella hizo que aprendiera a asumir quien era y ahora ni siquiera sabe mi apodo.

De una forma totalmente sorpresiva me rodean los brazos de una chica morena... Zaldana. Llora desconsoladamente y me toma de la mano pasando entre la multitud de artificiales que está rodeando algo. No es la única que llora.

Entonces comienzo a reconocer las caras... mis compañeros...

- ¿Qué sucede?-. Pregunto angustiada. Ella solo me lleva al lugar.

Mi mundo cae en pedazos, mis rodillas ceden y todo el peso de mi cuerpo se desploma sobre mis piernas. Me quedo arrodillada a su lado. Tomo su mano mientras veo como sale sangre de su boca y cae por la comisura de sus labios.

- Henry-. Consigo decir. Entonces veo como salen diferentes borbotones de sangre por diferentes partes de su torso- Henry-. Repito ahogada y este me mira con sus últimos respiros.

- Estas... a cargo...-. Espeta las palabras con una voz aterradora- Sálvalos.... mi Cupcake-. Entonces comienza a toser con dificultad y más sangre sale por su boca pero simplemente deja de existir en ese momento.

Solo lo rodeo con mis brazos cuando una bestia ahogada sale del interior de mi pecho... rodeada por todas las miradas, el único sonido que se escucha es mi llanto... y con él se fue la otra parte que aún permanecía con vida en mi.

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