-Uy Dios, ya te dijo Hugo que no hables así

-Pero Hugo no está acá -rió mi novia-

En un abrir y cerrar de ojos, Candelaria se desprendió de mi y salió.

-Pero yo sí estoy acá -respondió Cande-

Salí lo más rápido que pude, dejando algunas prendas de ropa de mis viejos desprendidas de la perchas. Cuando pude dejar todo mas o menos bien, volví a la realidad, Ramiro y Ana me miraban, mi amigo quería reírse y mi novia... matarme.

-Ahhh bueno -rió Ana y dio dos lentos aplausos-

-Já...¿Que te pensas que soy? -preguntó Candelaria-

-Y... la verdad no sé, acabas de salir de ahí -señaló el ropero- con MI novio, ah no... perdón, prometido -guiñó el ojo-

-Si es tu prometido ¿Porqué tan desconfiada? ¿Eh?

-Confío en él -respondió Ana- En vos no

-Ah -rió- Sos ridícula... yo no pienso robártelo, lo tenes re gobierno -hizo una pausa- No lo veo hace siete años y vos me queres prohibir reírme un rato con mi primer novio

Y ahí, todo fue en cámara lenta. Ana se abalanzó contra Candelaria, tirándola al piso. El golpe del cuerpo de Cande se escuchó bastante fuerte... gritos de parte de Candelaria y puteadas por parte de Ana. Miré a Ramiro y el me miró a mí, no hacíamos nada.

De la nada salió mi hermano Maxi y agarró a Ana, tratando de separarla de Cande, pero las dos se tenían agarradas de los pelos y los gritos aumentaban.

-PELOTUDO AGARRÁ A CANDE -me gritó-

Rápidamente me acerqué como pude a Candelaria y la agarré de la cintura, tratando de separarla.

-ANA SOLTALA -gritó mi mamá... ¿cuando llegó?-

Ni me había dado cuenta que todos las personas en mi casa... estaban en la pieza de mis viejos, ok.

-ZORRITA, SEBASTIÁN ES MÍO -gritó Ana. cuando pudimos separarlas-

-AY -rió- LA VIEJA ESTA ME DIJO ZORRITA -rió de nuevo Candelaria-

-ESTA VIEJA TE GANÓ EL PIBE -gritó Ana-

-ANA DEJA DE GRITAR -gritó mi mamá y ahí se calmaron- Pero che...

-Me pueden explicar qué fue lo qué pasó -dijo papá-

-Yo, yo le explico Hugo -saltó Ramiro- Lo qué pasó es que Ana estaba buscando a Sebas y Sebas había venido a buscar a Cande y Uma... como le había dicho Vivi, pero ella no sabía dónde estaban así que me preguntó a mi, pero

-Anda al punto Ramiro -dijo Yanet-

-El punto es que Ana vino acá y no los encontró, me dijo que no estaban bla bla bla y después dijo que seguro Cande aprovechó para llevarse a Seba... tratándola de cualquiera

-suspiró- Dios mío -dijo papá- ¿Te pensas que Cande te quiere robar a Sebastián?

-Si ¡¿no viste como lo mira?! Ésta se lo come con la mirada -reprochó Ana-

-¿Y vos no viste como él la mira a ella? -saltó Pilar... más bardo todavía- Nena, encima que te damos trabajo con tu hija venís a hablar pelotudeces ubícate

Ana se quedó callada, ya estaba soltada de mi hermano, me miró y miró en dirección a mis brazos... no me había dado cuenta de que todavía los tenía al rededor de la cintura de Cande, pero no hice nada, los dejé ahí.

-Que tengan lindo almuerzo en familia -sonrió cínicamente y salió de la pieza-

Todos nos quedamos callados, solo se escuchaban los pasos de Ana yéndose.

-Que bueno que se fue la loca -dijo mi hermanito Gonzalo-

-suspiró- Bueno, vamos que sino se enfría la carne -dijo mi viejo-

Todos salieron, dejándonos únicamente a nosotros dos con Ramiro, Agus, Kevin, Mati y Pilar.

-Cande... tenes sangre -dijo Agus señalándose la mejilla-

Inmediatamente deje a Cande sentada en la cama y la observé, si, tenía sangre saliendo de su mejilla derecha y fue gracias a un rasguño.

-Voy por algodón y alcohol -dijo Mati y salió-

-La puta Madre -dije mientras agarraba su barbilla para ver de cerca el rasguño- Perdón Cande, fue mi culpa

-sonrió- No pasa nada Sebas, tu novia es... especial -rió- Y nada que el maquillaje no pueda tapar ¿no Pili?

-Exacto -respondió Pilar-

-Yo creo que voy a invitar a Ana a salir, pero en realidad voy a llevarla al borda

Dijo Kevin y eso nos hizo reír a los seis.

-Bueno, Vivi me dijo que no se cura con alcohol -contó Mati entrando con un bol en una mano y algodón en otra, en un brazo traía una toalla- Sino que con jabón blanco y agua se limpia primero, así que acá hay agua y jabón, también algodón, espero que no mariconees Cande -rió dejando las cosas en la cama-

-Cállate pelotudo -respondió ella-

-Bueno, nosotros vamos yendo y les decimos que ustedes ya bajan a comer -dijo Pilar empujando a los chicos, obligándolos a salir-

-No, yo me quiero quedar a ver si Cande mariconea -reprochó Matias-

-No Mati, vamos

Terminó de decir Pilar y los sacó a todos, dejándome solo una vez más con Cande.

-Yo me puedo limpiar sola -dijo ella agarrando el algodón-

-No -reí y se lo quite de las manos- Lo hago yo

Puso los ojos en blanco y reí, se ubicó nuevamente como estaba sentada y suspiró. Me pregunto por qué mierda no vamos al baño, sería menos lío pero Bue. Corté un pedacito de algodón y lo humedecí en el agua rozándolo con el jabón blanco, lo saque y lo escurrí para deshacerme del exceso de agua. Sentía la mirada de Cande, así que cuando la miré y efectivamente me estaba mirando, sonreí.

-Bueno, no llores -reí acercándome-

-Cállate -rió- Dale que tengo hambre

Puse los ojos en blanco y sonreí, agarré nuevamente su barbilla y me acerqué a ella, pasé lentamente el algodón sobre su mejilla, limpiando algunas gotas de sangre... en rasguño había sido algo profundo, le clavó la uña prácticamente. Cande no cerraba los ojos y sentía a esos faroles azules mirándome.

-¿Podes cerrar los ojos? -pregunté-

-¿Te molesta? -rió-

-Un poco -sonreí-

-Dios mío

Rió, puso los ojos en blanco y a los segundos los cerró. Yo seguí limpiando su herida hasta que tuve que cambiar de algodón. Hice el mismo proceso que con el anterior, pero antes de volver a pasarlo por su mejilla, la miré... sus pestañas largas, su color de piel, sus labios rosados, es perfecta. Me acerqué nuevamente y esta vez podía sentir su respiración chocando contra mi piel, tener sus labios tan cerca me daban ganas de partirle la boca... le empecé a pasar el algodón, terminando de curarla, cuando por fin terminé le pase cuidadosamente la toalla. La dejé a un lado, pero no le dije que había terminado, me quede cerca de ella, a centímetros de su cara.

-Sebastián puedo sentir tu respiración cerca boludo -rió aún con los ojos cerrados-

-Me gusta estar así -reí- Hasta confieso que te quiero partir la boca

-rió y negó, pero después abrió los ojos- No podemos tonto -sonrió levemente- Aunque yo también me muero de las ganas -apoyó su mano en mi mejilla y la acarició-

-Por qué no -susurré-

-Aunque tu novia me caiga mal, aunque yo te siga queriendo como el primer día... no me gustaría que ella sea cornuda y yo la tercera -respondió-

-Ya fue cornuda muchas veces -contesté y ella levantó una ceja-

-Sebas, no soy un gato como todas -sonrió y se puso de pie- Vamos a comer dale, que te dije que tengo hambre

Y salió por la puerta, dejándome con ganas de un beso suyo.

Volverte a ver • Sebastián Driussi •Where stories live. Discover now