Kei acorraló a Hinata en el sotano de la boveda.
Le quitó la ropa e hizo lo de siempre.
Golpes, moretones, razguños y arrancones de pelo.
Hinata sabía lo que venía.
Sugawara-san miraba todo con cara de espanto.
A Kei le gustaba eso.
Kei acorraló a Hinata en el sotano de la boveda.
Le quitó la ropa e hizo lo de siempre.
Golpes, moretones, razguños y arrancones de pelo.
Hinata sabía lo que venía.
Sugawara-san miraba todo con cara de espanto.
A Kei le gustaba eso.