Día 4

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El armador pelinegro observaba a Kei desde una de las esquinas del gimnasio.

El rubio le gritaba a Hinata con el ceño fruncido en la boveda.

El rey se acercó y arrastro a Hinata a la salida, con la escusa de que Hinata se sentía mal.

Al llegar a la enfermeria se fijo que Hinata le faltaba mechones de pelo en su cabello.

A Kageyama no le gustaba eso.

A Kageyama no le gustaba eso. «Kagehina»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora