El día empezaba y cierto pelinegro abrazaba fuertemente a un pelinaranjo, Kageyama lo fue a dejar a su casa y se quedó a dormir.
Era un día Sabado nublado, un día amado por Kageyama y odiado por Hinata.
Kageyama tenía los ojos abiertos mientras Shouyou lloraba en su regazo.
Hinata lloraba como bebé en su pecho.
A Kageyama no le gustaba eso.