Él es considerado un villano porque nadie conoce su historia, lo juzgaron sin darle la oportunidad de demostrar la bondad que existe en su corazón.
Yo tuve la oportunidad de enamorarme de él, pude conocerlo y gracias a eso puedo decirles, que nada...
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-A todo esto ¿Cómo es que se llama? - pregunté a Mort. Él me miró sin saber si debía responderme o no - vamos Mort, he visto su rostro, sé dónde vive y no he echo nada por delatarlo. Puedes decirme. - Mort lo pensó por lo que me pareció una eternidad, pero finalmente hablo.
- Su nombre es...
- ¿Mila? - lleve mi vista hacia el hombre quien comenzaba poco a poco a reincorporarse. - ¿Que haces aquí?... ¡Espera! ¿Que te pasó? - miré mi pijama y la descubrí sucia, llena de sangre. Asustado se acercó a mi para intentar tocarme pero yo me alejé, sintiendo náuseas ante la idea de él tocándome.
- No es mi sangre. - dije ante su mirada confundida y un tanto herida por mi violento accionar.
- Gárgola.
- Si señor. - Mort se colocó a un lado mío e hizo una reverencia ante GreenBlood.
- Explícame. - tocó su pecho el cuál aún tenía manchas de sangre.
- Ulrik consiguió de alguna manera la flor de platinú. Con ella lo dejo bastante herido mi señor, al borde de la muerte. - el hombre asintió procesando la información que Mort acababa de darle. - Acudí con la señorita Mila en busca de ayuda, espero no le moleste. Nuestros esfuerzos por ayudarle no daban resultados y me vi en la obligación de poner aprueba... Bueno, eso.- volvió a asentir.
- Por lo que veo, funcionó. - sus ojos se pasaron sobre mí, había anhelo en su mirada.
- No me mires así, yo no soy quien ustedes piensan. Aún no sé muy bien que pasó aquí, pero debe ser alguna casualidad. - él negó.
- No es ninguna casualidad. - me negué a creer en sus hipótesis sobre que yo era aquella mujer. Es decir, yo era yo, Mila, y eso era todo.
- No pienso seguir escuchando esto, ya te ayudé, estás bien, ahora quiero volver a casa. - mordió su labio inferior y desvío la mirada de mí. ¿Quería decir algo más?
- Estuviste a punto de perecer Gárgola. - dijo mirando hacia el montón de escombros en el piso. Sus gárgolas habían muerto debido a su poca fuerza vital, con la que los mantenía con vida. Mort asintió con la mirada en el piso, se veía triste y avergonzado. - Hiciste bien. Buen trabajo. - posó su mano sobre Mort y lo envolvió en una aura verde, curando así las grietas que se habían formado en su rocosa piel, cuando todos comenzaron a desaparecer. El rostro de Mort desapareció e incluso me pareció verlo sonreír. Su amo camino con un poco de dificultad hacia los escombros, extendió sus manos y de pronto la habitación se tiñó de un verde jade precioso. Sus gárgolas se reconstruyeron casi de inmediato. - Hicieron un buen trabajo, ahora a descansar. - les murmuró y con un chasquido los hizo desaparecer de la habitación.
