Él es considerado un villano porque nadie conoce su historia, lo juzgaron sin darle la oportunidad de demostrar la bondad que existe en su corazón.
Yo tuve la oportunidad de enamorarme de él, pude conocerlo y gracias a eso puedo decirles, que nada...
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- ¡Ve con cuidado!-. Asentí y me despedí con un movimiento de mi mano en dirección a mi compañero.
Miré la hora en el reloj de mi teléfono y suspiré con cansancio al descubrir que no alcanzaría el transporte, una vez más. Odiaba el turno vespertino en el restaurante en el que trabajaba pues me tocaba quedarme hasta altas horas de la noche limpiando.
Agotada, tome mis audífonos y los coloque en mi teléfono, dejando que la música me relajara un poco mientras comenzaba a caminar en dirección a mi hogar.
Mis pies quemaban y el cansancio comenzaba a causar estragos en mí. Los callejones en la acera me comenzaban a parecer atractivos para pasar la noche. Mi estómago exigía alimento y mis ojos una siesta.
- Rutina, maldita rutina, vete al diablo.-
Cuando estaba por llegar una fuerte luz llamó mi atención caminé un poco más rápido en esa dirección pues el color me atrajo inmediatamente, era una tonalidad verde jade, cosa extremadamente extraña y poco peculiar. Lo primero que vino a mi mente fue que quizás había un festival del cuál no me había enterado, pero descarte la idea de inmediato al darme cuenta de que no se escuchaba música o risas por ningún lado, pero si se escucharon a todo volumen los gritos de varias personas lo que me hizo retroceder, definitivamente algo no andaba bien, quite los audífonos de mis oídos y me obligue a escuchar con mas atención...
¡Dios! Gritos de ayuda fue lo primero que escuche -¿Que demonios está pasando?- No sabía que debía hacer, ¿Debía irme o no? No pude con mi curiosidad y cuando menos me lo espere ya me encontraba caminando en dirección a los gritos, llegué a la esquina y sin sacar mas que mitad de mi rostro miré hacía el lugar de dónde la luz verde provenía. Cubrí mi boca con asombró y vi a mi alrededor, había llegado al lugar donde vivía, lo peor fue descubrir que al parecer estaba ocurriendo un asalto y justamente en el edificio dónde yo vivía.
-Tiene que ser una jodida broma. -Vi hacía arriba, mi piso era el último y la luz verde se veía precisamente ahí en el piso dónde yo vivía, conté las ventanas y todo indicaba que aún no habían llegado a mi departamento. - ¿y ahora que hago? La renta y lo de la colegiatura están ahí... ¿Que hago?. -Pensé mientras mordía mis uñas. Maldije una y otra vez mientras me dirigía corriendo hacia la puerta principal del lugar. - Por favor que llegue yo primero, por favor que llegue yo primero...- Repetí una y otra vez, toque el botón con la flecha apuntando hacia arriba para llamar al viejo ascensor pero como era de esperarse este no servía. - ¡Maldita sea mi suerte!,- Miré a todos lados y me concentre en la puerta que da a las escaleras, volví a soltar una maldición y abrí la puerta volviendo a rogar que esos sujetos no hubiesen llegado ya a mi apartamento.
Sé que en momentos cómo estos lo primero que debes hacer es llamar a la policía y esperar a que ellos resolvieran el asunto, pero no podía depender de unos sujetos que por lo general siempre hacen acto de presencia al final de todo, cuando los ladrones se fueron o una persona ya asesino a sangre fría a la otra... ¡Nunca son puntuales! Y yo debía ir por el dinero que tanto me costaba recolectar para mantenerme por el resto de la quincena o de lo contrario viviría en la calle, comiendo de la basura, probablemente. Subí escalón por escalón hasta llegar al 6to piso, me incline y coloqué mis manos en mis rodillas y respire como loca mientras sacaba la lengua cual vil perro sediento, una vez que me controle caminé hasta mi departamento, la luz ya no brillaba y por un momento pensé que ya se habían ido,
