CAPÍTULO 26: No tengo nada y ella lo tiene todo.

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*ZENDAYA:

Taylor: Vaya...- Sonrió.- Te ves espectacular.- Dijo mirándome de arriba hacía abajo.

- Habíamos quedado cerca de la escuela de baile, de ahí caminamos hacía un restaurante cercano, comimos algo y después ella me dijo que me llevaría a un lugar a bailar.

Zen: ¿Está muy lejos?

Taylor: No...Está muy cerca de aquí....- Me miró.- ¿Te gustó la cena?

Zen: Si, estaba riquísima, no debiste invitarme, me siento mal, yo quería pagar.

Taylor: Otro día lo haces...Me invitas.- Me guiñó.

Zen: Vale.

Taylor: Quiero que si por un momento te sientes incómoda me lo digas.

Zen: No, tranquila, estoy bien.

- Ella se detuvo frente a una gran puerta de hierro, la abrió con una llave y caminemos hacía un portón de una gran casa blanca.

- Abrió la segunda puerta y me dio paso, ella encendió las luces, me dio la mano y me llevó por un pasillo, mi corazón se aceleraba...Pensaba que me quería tomar allí mismo. Al fondo del pasillo había una última puerta que abrió y encendió la luz, entonces contemplé el gran salón de baile que tenía, era más grande que en el que bailabamos por la tarde, el de la escuela.

Taylor: ¿Te gusta?.- La miré impresionada.

Zen: ¿Y esto?

Taylor: Esta es mi casa, mi salón...Todo es mio.- Sonrió.

Zen: Pero es grandísimo.

Taylor: Si.

Zen: ¿Vives aquí sola?.- Ella me miró en silencio, parece que pensó algo...

Taylor: Si.

Zen: ¿Cómo sostienes esto?, mi casa es como este salón...- Ella comenzó a reir.

Taylor: No exageres.

Zen: No exagero, es enserio.

Taylor: Bueno...¿Te cuento un secreto?.- La miré con media sonrisa.- Soy lo que se podría decir...- Levanta sus cejas.- Millonaria.- Reí.

Zen: ¿Enserio?.- Ella asintió.- Es impresionante tu casa.

Taylor: Si...Pero bueno...¿Quieres bailar?

Zen: Claro.

- Ella se acercó a un aparato que había cerca del interruptor de la luz y comenzó a sonar la música. Vino hacía mi y me dio la mano, comenzamos a bailar según iba saliendo los pasos de nuestra mente.

- Ella bailaba muy pegada a mi y eso hacía que mi sudor aumentara, me ponía muy nerviosa.

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- Bailamos como nunca, sin parar, horas y horas, hasta que decidimos tomar asiento en el suelo y descansar, se había hecho bastante tarde. Abrí mi bolso de mano y miré mi móvil, ya había pasado la media noche.

Zen: Creo que debería irme.- Ella me miró.

Taylor: No....Puedes quedarte aquí.

Zen: No...¿Cómo crees?, no le dije a mi madre y no tardará en llamarme, es mejor que me regrese.- Me puse en pie, después Taylor.

Taylor: Espera...- Puso sus manos en mi cintura.- Yo podría llevarte en coche, no voy a dejar que te vayas sola.- Sonreí.

Zen: No, yo me pido un taxi.

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