Automóviles y transportes ecológicos colman las carreteras mientras que aeromóviles y naves de vigilancia del gobierno decoran el cielo en colores negros y metálicos. Aunque el entorno luce sobrecogedor en comparación con las ciudades pobres del país, no es tan tecnológicamente avanzado como quisieran los gobernadores. La Guerra Bacteriológica retrasó un siglo de progreso y, a su vez, salvó al planeta de una extinción inminente. Basta con echar una mirada en los sitios oficiales de historia en la red para comprobar que los humanos de la sociedad preguerra lo destruían todo. Cuando acabó gran parte de la sociedad, acabó también la destrucción.

Parece imposible imaginar que hace siglos la Antártida estaba cubierta de hielo. Según nos cuentan en clases de historia nacional, el calentamiento global, la contaminación y los drásticos cambios climáticos provocaron que el hielo antártico se derritiera cada vez más, lo que causó que el nivel mundial del mar aumentara de manera incontrolable e inundara gran parte de los países bajos del mundo. El clima en la Tierra no volvió a ser el mismo. Algunas naciones se volvieron inhabitables por causa de las extremas temperaturas, y el clima antártico dejó de ser tan hostil como en la época antigua.

A pesar del derretimiento, aún existen zonas protegidas en el continente en las que se concentran reservas de hielo antártico, como en el Monte Tyree. Los científicos estiman que, en un siglo más, esto también habrá desaparecido por completo.

A mi alrededor todo es ruido, multitud, anuncios comerciales y propaganda gubernamental. Fotografías de los líderes de Arkos acaparan algunos edificios, y tienen frases bajo ellas que nos recuerdan la benevolencia de nuestros gobernadores y cómo han logrado crear una sociedad perfecta y controlada. Parte de nuestro deber civil consiste en tener absoluta devoción y respeto hacia nuestros líderes, y por ningún motivo o circunstancia atrevernos a cuestionar sus sabias y justas decisiones. 

Llego a la avenida de atracciones del centro de la ciudad. Las entradas al Museo General están repletas de gente: un nuevo objeto preguerra es exhibido esta semana. Fue traído por el Cuerpo de Protección tras otra misión de búsqueda en los continentes inhabitables. Hace dos semanas, anunciaron por la prensa que los equipos de expedición hallaron un iPhone del siglo XXI en condiciones óptimas para ser restaurado. Hoy, el objeto es presentado a los arkanos en total funcionamiento y restauración.

El Cuerpo de Protección realiza expediciones a los continentes inhabitables con el propósito de encontrar reliquias y mano de obra que podrían ser de utilidad o atracción en nuestro país. Los miembros de los equipos de expedición son los únicos que pueden atravesar los pilares limítrofes y conocer aquellos lugares tóxicos en los que la humanidad ya no puede habitar. Cuando era un niño inocente y feliz, soñaba con inscribirme en la Academia de Protección después de las reproducciones obligatorias, convertirme en protector y perseguir el sueño de conocer lugares que pocos en nuestro país logran visitar. Ahora, en cambio, le temo tanto al Cuerpo de Protección como me temo a mí mismo.

Las autoridades repudian mi enfermedad. Cuando se enteren de ella, querrán cambiarme.

Y yo los dejaré.

Camino fuera del Teatro Recreacional, en donde son exhibidas películas preguerra encontradas durante las expediciones al exterior. A pesar de tener mala calidad e imagen poco realista, los arkanos admiran las películas de la sociedad pasada como lo más preciado en el mundo; al igual que las pinturas, canciones, fotografías y libros permitidos por la Cúpula. Todos son tesoros que la sociedad aprecia con fascinación. Me gusta pensar que se aferran a ellos para no dejar morir el mundo preguerra que, según dicen en los foros de la red negra, era mucho mejor que el actual. No sé si creerle a los intranautas y sus publicaciones atestadas de fantasía o a los archivos oficiales de la gobernación que muestran pruebas verídicas de lo destructiva y oscura que era la sociedad pasada.

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