42. Aaron - "Despedida"

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Ha pasado más de un mes desde los bombardeos al Sector G. Algunas de las repercusiones sociales de la tragedia han sido sorprendentes: parte de la población arkana que apoyaba al gobierno ha demostrado su descontento en zonas públicas de las ciudades oficiales, sin temor a ser reprendidos ni apresados por los protectores. 

Debido a las inesperadas manifestaciones civiles, el Cuerpo de Protección ordenó aumentar la seguridad y la vigilancia en las calles, pero aumentó también el descontento de los habitantes dela nación. Poco a poco y por su cuenta, las autoridades del país alimentan la desaprobación del pueblo arkano y le ahorran trabajo a Amanecer. 

Con suerte, muy pronto la población entera se unirá a la causa y el gobierno arkano estará perdido.

Si bien el Sector G no volverá a ser lo mismo tras la catástrofe, no todo se ha perdido para su gente: centenares de personas y de organizaciones de las ciudades oficiales han solidarizado con los afectados. Surgieron generosas donaciones, grupos de jóvenes dispuestos a reconstruir las casas y un sinfín de otras acciones que, a paso lento pero seguro, levantarán al G de las cenizas y de los escombros.

Nunca pasó por nuestras mentes que un suceso tan devastador podría unificar a la población de esa manera. Tristemente, tuvo que pasar lo peor para que las personas de las ciudades oficiales se dieran cuenta de cuán errados estaban al marginar a los habitantes del G. Supongo que es parte del ser humano el darse cuenta de los errores después de las tragedias o de las consecuencias de nuestros actos.

Tal como los habitantes que marginaban al G, me tocó esperar que David estuviera al borde de la muerte por segunda vez para reunir el valor necesario y confesarle cuánto lo quería. Durante las semanas posteriores a aquella imborrable noche, nuestros sentimientos fueron en aumento. Aprovechamos el tiempo libre que tenemos para pasarlo juntos y para disfrutar hasta el último segundo que nos quede en la compañía del otro por si sucede lo que tanto tememos: su muerte a causa del Stevens.

Mañana partiremos por fin a Sudamérica. Iremos en busca dela cura para salvar a David y de la unificación de Constelación con Amanecer. Alicia y yo hemos pasado el último tiempo entrenándonos para el viaje, planificando cada movimiento y analizando las complicaciones que tendremos que enfrentar tras nuestra llegada. Además, hemos tenido que pasar por entrenamiento exclusivo en el uso de armas, de aturdidores, de primeros auxilios y de defensa personal. A pesar de que hay lugares seguros y protegidos en Sudamérica, también hay zonas peligrosas como lo era el Sector G. Supongo que el mundo exterior no es tan maravilloso como aseguraba David.

En la noche tendremos una celebración de despedida organizada por los directores de Amanecer. Me parece inapropiado festejar después de todas las muertes ocurridas en el G, pero ya que cualquier cosa podría pasar al partir del refugio, me siento en la obligación de disfrutar de una última noche con mi familia y de despedirme como corresponde de los que se convirtieron en mis nuevos amigos y aliados: los rebeldes.

Alicia y los demás partiremos durante el alba. Viajaremos en un moderno y seguro submarino que estará manipulado de tal forma que no será descubierto por los radares marítimos del Cuerpo de Protección Naval.

En cuanto a los pilares limítrofes, no habrá problema con ellos porque, gracias a un grupo de rebeldes infiltrados en el Departamento Aeronáutico del Cuerpo de Protección, serán desactivados cuando estemos a poco de atravesarlos. Contaremos con solo diez minutos, así que debemos cruzarlos a la hora indicada si no queremos sucumbir a los electrochoques ni ser descubiertos por los protectores.

Antes de la fiesta, me dedico a empacar lo justo y necesario en la mochila que llevaré durante el viaje. No nos permiten cargar más que una muda de ropa, utensilios de aseo y objetos que sean indispensables en caso de que surja cualquier inconveniente. Según aseguró Edward, en Constelación nos recibirán con los brazos abiertos y nos darán todo lo necesario para nuestra estancia. Aun así, oculta entre una playera, llevo una nueva tableta electrónica que almacena fotografías de mis amigos, de familiares y unos cuantos dibujos que hizo Jacob. La tableta anterior se la quedó el Cuerpo de Protección aquella noche en la que fuimos atrapados con David, misma en la que fue infectado con el Stevens.

Prohibidos [En físico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora