Come into my Dream [Mark & Jisung]

Chewing Gum

-Miren lo que tengo~ -el característico tono juguetón de Jaemin trajo de vuelta a la realidad a los pequeños quienes intentaban crecer.

-Woooo, hyung, una caja, felicidades, es bonita -la inocencia de Chenle podía llegar a confundirse con sarcasmo, pero no era más que un inocente comentario, siempre buscando hacer sentir bien a la gente sin importar la situación.

-No, Chen, no es sólo una caja bonita. Vengan, les mostraré -sus amigos obedecieron, y es que la curiosidad podía más que ellos, sobre todo Jisung, quien ya había visto esa caja antes, ¿pero dónde?-. Este es mi tesoro, la segunda posesión más importante que tengo -la colocó sobre una de las camas, la cual fue rodeada por los curiosos.

-Vamos, ábrela de una vez -nadie sabía qué esperar: ¿billetes?, ¿fotografías?, ¿oro?, ¿lagartijas?, imaginaban cualquier cosa, incluso si esta no acataba las normas de racionalidad... ¿más oro?, ¿juguetes?, ¿la llave de un auto?... no, esperen, ¡es la caja que Yushin iba a entregarle a Jaemin hace unas semanas!, ¿acaso ahí dentro habrán más revistas porno como la que le mostró en aquella ocasión?

El juego de "adivina lo que hay dentro de la caja de Jaemin" terminó cuando éste quitó el candado y abrió de par en par la caja, mostrando todo su contenido. No, no eran billetes, ni juguetes, ni oro, y no, tampoco era droga ni revistas porno. Todos gritaron de emoción al observar todos esos dulces ahí dentro, uno encima de otro, formando una pequeña pero maravillosa colina formada por todo tipo de dulces: desde chocolates hasta mentas, piruletas, malvaviscos, gomitas, e incluso pequeños algodones de azúcar; pero para Jisung, nada se comparaba con una de las maravillas en todo el planeta: las gomas de mascar. En ese mismo instante, justo cuando sus ojos se enfocaron en aquellas gomas de mascar, pareció como si la caja entera hubiera sido bajada desde el mismísimo paraíso, llena de un brillo inigualable, y un aura de felicidad infinita.

Recordó aquellos días de oscuridad cuando tenía que ocultarse para llevarse a la boca tan sólo una goma de mascar, incluso recordó aquella ocasión en la que se había encontrado sobre el pupitre de un compañero, no, lo había robado, él prefería llamarlo un préstamo; fue la única ocasión en la que pudo mascar dentro del instituto, pero un poco más tarde, durante la toma de asistencia en el dormitorio, el Rector Gu lo descubrió y le hizo escupir su preciada goma.