No es una broma

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—¡Les digo que la pared se abrió!

—Lo que ustedes dos quieren es burlarse de nosotros, ¿cierto? —Jeno no se dejaría engañar tan fácil por esos dos.

—Vamos, chicos, dejen esa tontería y vayamos a comer, ¡por favor! —por primera vez, Haechan apoyaría al aburrido de Jen, además, se moría de hambre, necesitaba algo en su estomago en ese mismo instante o moriría.

—¡No es ningún juego! ¿Por qué no sólo escuchan la explicación de Jisung? —totalmente irritado, Mark trataba de hacer entrar en razón a sus necios amigos.

—Hyung, lo siento, pero se nos hace tarde —Renjun, apenado por su salida irrespetuosa, tomó la mano de Chenle y salieron juntos al pasillo, uniéndose a la fila de estudiantes uniformados que se dirigían a tomar el desayuno antes de que las clases comenzaran.

Uno a uno sus amigos fueron saliendo de la habitación, dejándolos a ambos en un irritable silencio.

—Tal vez la habitación rosa sólo está teniendo unas cuantas fallas, puede que no sea nada —después de un largo suspiro por parte del menor se dio cuenta de que esas no habían sido las palabras correctas.

—No es ninguna falla, no es ninguna alucinación, no es ninguna broma, ¿por qué nadie lo entiende?, ¡incluso tú mismo lo viste! —replicó alzando los brazos al cielo, anhelando que sus tontos hyungs fueran iluminados.

Mark se sintió un poco ofendido, pero tomó aire y siguió al pequeño unos segundos después de que éste saliera al pasillo.

—Mira, lo único que podemos hacer es regresar esta noche y averiguarlo. Puede que esa cosa siga ahí o simplemente ya no esté.

—¡Baja la voz, tonto! —Jisung miró cauteloso alrededor para verificar que nadie los había escuchado.

—¡Hey! Aún soy tu hyung, ¿recuerdas? —a esto recibió una mirada reprobatoria. Tsk, estos niños de ahora ya no tienen respeto por las jerarquías.

—Eso seguirá ahí, estoy seguro —ya estaban frente a las puertas del comedor—. Regresaremos esta noche y lo comprobaremos... pero también nos largaremos de aquí, tenlo en cuenta. Yo me encargo de que los chicos vayan con nosotros —dicho esto, empujó con ambas manos las puertas del comedor, adentrándose a la rutina de todos los días. Lo emocionante era que esa noche, la rutina sería rota en todos los aspectos posibles. Esa noche escaparían.

El húmedo calor que se producía dentro del salón lleno de alumnos en pleno desarrollo envolvía al pobre Jisung, y la gangosa voz del profesor Park intentando explicar cómo se resolvía el terrorífico problema matemático escrito en el pizarrón, lleno de números y una que otra letra; todo en conjunto parecía ser un infierno, y lo era, pero de una u otra forma tenía que pensar en lo de aquella noche. En menos de dos horas estaría entrando a su habitación, donde muy probablemente ya estarían sus hyungs; planeaba limitarse a esperar la hora de la cena, y guardaría todo lo que pudiera caber en su mochila, claro, siendo precavidos de que nadie lo notara; al terminar de comer regresarían a su habitación, y se limitarían a esperar el momento en que la puerta apareciera, no valía la pena el hacer la tarea para el día siguiente porque... pues, simple y sencillamente, ya no habría un día siguiente para ellos en aquel manicomio.

—...Y no olviden leer de la página veinticuatro a la cuarent... —no escuchó el resto, él ya se encontraba caminando a toda prisa por el pasillo de vuelta a los dormitorios.

No planeaba mencionar nada sobre el tema de la huida a nadie sino lo tomarían por un completo psicópata, y al parecer sus amigos ya se habían olvidado de lo que con tanto empeño trató de explicarles en la mañana. Si no le creían, bien; dentro de unas cuantas horas más ya estarían tan lejos del New Culture Institute y toda su basura maquillada con litros de hipocresía.

Come into my Dream [Mark & Jisung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora