Toma una pequeña siesta

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Habían muchos lugares que los demás niños no acostumbraban visitar y que Jisung podía presumir que esos lugares eran sólo para él, ésta vez eligió el techo del instituto, donde se cuelgan las sábanas blancas de cada cama del edificio. Le agradaba ese lugar para ir a pensar un rato cuando quisiera estar solo, como ahora, ya que siempre la brisa fresca que provenía del bosque siempre lograba tranquilizar sus peligrosos pensamientos, además de que ver los enormes pinos verdes que rodeaban ese remoto lugar era algo realmente hermoso, recordándole que había algo más allá afuera, y esperaba algún día salir de ahí y disfrutar lo que fuera que hubiera en el exterior.

 Le agradaba ese lugar para ir a pensar un rato cuando quisiera estar solo, como ahora, ya que siempre la brisa fresca que provenía del bosque siempre lograba tranquilizar sus peligrosos pensamientos, además de que ver los enormes pinos verdes que...

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Cruzó la pesada puerta de metal de la azotea y el olor a lavanda lo recibió de inmediato. Caminó un poco más, perdiéndose entre todas esas sábanas recién lavadas moviéndose al compás del viento; le gustaba estar en medio de ellas, perderse entre ellas, se sentía en un lugar completamente diferente, se sentía en paz.

Aquella paz fue interrumpida al momento en que se topó de frente a Mark y su corazón comenzó a latir desbocadamente. El chico lo observaba un metro más adelante, quien también estaba entre el laberinto de sábanas blancas, con una sonrisa adornando su rostro.

—Hola —el mayor seguía con aquella ligera sonrisa.

—Hola.

Acortaron un poco la distancia, aún siendo tocados ligeramente por las sábanas en movimiento.

—Te vi caminando hacia aquí y... —sobó nerviosamente su nuca—, bueno, sólo quería ver cómo estabas.

—Oh, estoy bien, hyung, sólo un poco estresado por la tarea —quiso calmar un poco el ambiente así que dijo lo primero que se le vino a la mente—, ya sabes, en unas cuantas semanas son los parciales.

—No parece que estés estudiando mucho —soltó una pequeña carcajada, señalando el manga que Jisung traía en la mano.

Miró sorprendido a su hyung, alternando su mirada entre él y el manga, y al mismo tiempo, ambos comenzaron a reír.

—Bueno, vine a relajarme un poco leyendo esto —miró la portada—, es el más reciente —comentó emocionado.

—En realidad no leo de esos —le volvió a sonreír, acercándose más al pequeño y posó una mano sobre la mejilla de éste.

Para Jisung el tiempo pareció detenerse, se sentía extraño, pero le gustaba; la áspera mano de Mark en su mejilla, el fresco viento, y el suave aroma de lavanda combinado con el aroma a pino pareció encerrarlos en una burbuja, en algún lugar donde sólo estuvieran ellos dos, como aquella vez en la habitación rosa. En serio le gustaba todo ello.

—Tenías una pestaña, mira —movió su pulgar, mostrándole la pestaña— pide un deseo y sopla.

La vuelta a la realidad lo descolocó un poco, y analizó las palabras de su amigo. Ah, sí, tengo que soplar, pensó.

Come into my Dream [Mark & Jisung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora