Trata de no morir de aburrimiento

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Sus clases estaban siendo realmente aburridas, y en verdad no quería estar encerrado dentro del salón, por eso mismo se encontraba recostado sobre una de las camillas de la enfermería.

 No sabía cómo sentirse, no había visto a Mark desde anoche; temía que la historia se haya repetido y su amigo lo hubiera tomado como un psicópata, o incluso pensó en algo peor: como el que Mark hubiera estado en su recámara –como le gustaba llamar aquel misterioso cuarto rosado– hubiera sido nada más que una ilusión. La idea de que en verdad hubiera sido una ilusión le producía una amargura horrible en el pecho pues eso significaba que estaba enfermo de la cabeza. O tal vez simple y sencillamente estaba sobre pensando cosas sin sentido. Sí, quería convencerse a sí mismo de que estaba sobre pensando la situación y que eso era algo tonto, además el hecho de no haber visto a su amigo era porque él iba dos grados más adelantado que él, por lo tanto no coincidían en los horarios de clases.

Entró a la habitación que compartía con sus otros seis compañeros, a los cuales se atrevía a llamar sus amigos; como era el menor siempre estaban pendientes de él y lo ayudaban con las tareas que se le dificultaban, y además jugaban juntos, hacían bromas y, en resumen, se la pasaban bien; no quería ni imaginar cómo sería su vida si es que alguno de ellos se fuera del instituto, no quería que se fueran y lo dejaran ahí solo, sabía que estaba siendo egoísta pero en verdad no soportaría su vida encerrado en aquel lugar sin sus hyungs.

Hablando de los reyes de Roma, Chenle, Jaemin, Jeno, Renju y Haechan comenzaron a entrar a la habitación, haciendo que el silencio que lo inundaba antes se esfumara gracias a los comentarios graciosos de Jaemin seguidos de las risas de los demás; a donde sea que Jaemin fuera siempre había alguien riendo, y amaba eso, le hacía ignorar por unos momentos la seriedad y el ambiente pesado que circulaba por todo el instituto.

—Hey, Sungie, ¿en dónde rayos estabas? —Chenle se sentó a un lado suyo sobre la cama—, el profe Park me dio unos libros para que hagas la tarea, dijo que si sigues faltando no podrás pasar el curso.

Agradeció que su amigo le avisara, y colocó los libros que le dio sobre el escritorio donde hacía la tarea.

—Entonces, ¿en dónde estabas? —Renjun siempre se comportaba como un padre con él, y eso le hacía gracia porque su tierna imagen y su marcado acento chino no le ayudaban mucho, pero aún así era su hyung, por lo que lo escuchaba y tomaba en cuenta los consejos que le daba.

—Sólo fui un rato a la enfermería —contestó vagamente; no era de esos chicos tímidos y callados que se apenan por cualquier cosa, pero en estos casos siempre se sentía mal por preocupar a sus hyungs.

—¿Te sientes mal? ¿En dónde te duele? ¿Ya tomaste medicina? —su hyung con papel de padre adoptivo lo tomó por los hombros, revisando cada parte del cuerpo del pequeño, sarandeandolo cual muñeco de trapo.

—Basta, hyung, me haces cosquillas —unas pequeñas risillas salían por su boca.

—Ya dinos, ¿te sientes mal? —Jeno, también preocupado por el donsaeng menor, dejó de jugar a empujarse con Haechan y miró al rubio.

Jisung se sintió un poco presionado bajo la mirada atenta de sus hyungs, agradecía enormemente que se preocuparan por él pero no estaba acostumbrado a ese tipo de atenciones, a fin de cuenta se había criado en las calles, aprendiendo a cuidarse a sí mismo sin depender de nadie, hasta que los del servicio social lo encontraron y lo llevaron al instituto.

—No se preocupen, nada más me dolió un poco la cabeza, no es nada —sonrió ligeramente como para intentar tranquilizarlos.

—De acuerdo, pero debes prometernos que cuando te pase algo o te sientas mal nos lo dirás en seguida —Renjun seguía preocupado.

Come into my Dream [Mark & Jisung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora