Aun así, a ella no le atraía en lo absoluto aquella idea, pero lo aceptaba como el siguiente paso lógico dentro de su carrera. Era lo que complacería a sus padres y a su familia en general, y no necesitaba nada más. Y definitivamente no necesitaba imanes o nada magnético en su vida.

"Espera, ¿qué idioteces estoy pensando?", se dijo a sí misma mientras veía a uno de los doctores más respetados de su hospital y del país acercarse a ella con prisa.

Suspiró y apresuró el paso.

-Doctora Nishikino, gracias por llegar tan rápido - Le dijo el doctor, caminando a su lado mientras Maki iba hacia los vestidores - Seré breve. El paciente presenta heridas graves causadas por arma blanca en un costado de su abdomen, aunque no parece que sea nada mortal. Sin embargo, el estrés junto a un muy mal estilo de vida del paciente, por una dieta llena de colesterol...

-¿ACV (Accidente Cerebrovascular)? - Respondió, sin mirarlo y sin disminuir el ritmo - ¿Infarto o derrame cerebral, doctor Hong?

El doctor Hong, pese a su corta edad, se había granjeado un nombre dentro de los mejores especialistas en cardiología, aunque Maki estaba convencida de que mucho de su éxito se debía a su apariencia y a la influencia de su apellido. los Hong de Corea del Sur eran temidos y respetados en aquel país, y no era para menos. El joven doctor era alto, de cabello negro corto y facciones masculinas marcadas de ascendencia surcoreana. Recién con el padre de Hong su familia se había asentado en Japón. Al igual que Maki, los padres de Hong eran doctores respetados que recientemente se habían unido al hospital Nishikino con planes de expansión a otras ciudades aparte de Tokyo y, posiblemente, fuera del país también.

Y Maki no lo soportaba.

-Derrame - Dijo sin inmutarse Hong y sin perder el paso - Puedo encargarme de la herida en el abdomen y ya fue contenido el sangrado, pero considero que usted es la más capacitada para tratar este caso de ACV - Y, tras una breve pausa, añadió - Yo mismo la recomendé.

-Muy amable de su parte, doctor - "Sobre todo, considerando la hora que es", añadió en su mente, pero prefirió no decirlo. Después de todo, ella misma sabía que era la mejor neurocirujana del hospital y, posiblemente, una de las mejores del país - ¿Algo más que desee añadir?

-La verdad es que sí, Maki - Dijo repentinamente, provocando que ella se detuviera y se volteara a mirarlo - Te ves realmente preciosa hoy. ¿Ya consideraste mi propuesta de la semana pasada?

Entonces, no pudo evitar suspirar antes de responder.

-Doctor Hong, considero que es usted muy amable, pero lamento decirle que debo negarme. Entenderá que tengo una agenda muy ocupada, y cualquier momento libre es sumamente valioso para mí - Y, tras una pausa, añadió - Nunca se sabe cuándo ocurrirá una emergencia a altas horas de la noche, ¿verdad? Sería una lástima que no estuviera en condiciones óptimas de actuar.

-Solo es una cena, Maki - Pese al fastidio que le causaba, Hong seguía usando su nombre como si nada - Después eres libre de irte... O quedarte, si es que así lo deseas, claro. Y llámame Jung, ¿vale? No hay necesidad de tanto formalismo.

Convencida de que no llegaría a nada si seguía siendo amable, Maki se paró firmemente frente al doctor Jung Hong y le respondió de forma directa y seca.

-Doctor Hong, no tengo ni tendré intención de cenar con usted, no tengo tiempo ni ganas de hacer algo tan banal. Y, a futuro, desearía que se abstenga de llamarme por mi nombre y mantuviera el vínculo profesional que existe tratándonos por lo que somos. Doctores.

Entonces, antes de que ella pudiera terminar, Jung Hong se acercó a Maki, provocando que ella retrocediera hasta darse contra una pared, y él impidió su escape apoyando sus brazos en la pared.

-¿Qué crees que estás...?

-No sabes lo que estás haciendo, Nishikino - Dijo fríamente Jung, cortándola en seco - Te convendría mantenerte en mi lado bueno si sabes lo que te conviene.

-Oh, ¿acaso eso era el lado bueno? - Respondió burlonamente Maki, sin desviar la mirada del doctor.

-Solo es una cena - Repitió, marcando cada palabra - Solo. Una. Cena.

-No la esperes demasiado o te morirás de hambre - Respondió, desafiante.

Tras unos segundos tensos, Maki apartó los brazos de Jung y siguió su camino hacia los vestidores, mientras el doctor la observaba con una mirada llena de furia. Pero a ella no podía importarle menos, tenía un paciente que salvar.

Varias prendas limpias y desinfecciones después, Maki se encontraba en la sala de operaciones, rodeada de gente lista para asistirla sin rechistar, y sin el doctor Jung a la vista. Suspiró de alivio mientras una de sus asistente terminaba de ultimar detalles de protección en la vestimenta de Maki, y verificaban que todos sus utensilios estuvieran en orden y listos para el uso. Despejó su mente de cualquier pensamiento inútil, y se concentró en lo que tenía frente a ella. Era un paciente de edad, posiblemente 60 años, lo cual explicaría el derrame, pero le preocupaban las consecuencias que podrían traerle... si sobrevivía a la operación. "No, definitivamente sobrevivirá", pensó Maki, quitándose cualquier idea negativa de la mente. Y, como medida extra de relajación, comenzó a tararear una canción en su mente. Cualquiera, la primera que se le viniera a la mente.

Y, claro, lo primero que imaginó fue a dos chicas montadas en un "vagón" con barandas, rodeadas de los gritos ensordecedores de sus fans, mientras discutían a través de una canción.

♫ Kocchi miteru? Kocchi minaide!
Wanawanawana. Wanananda??... ♫

Sintiendo cómo su cara empezaba a ponerse roja, Maki decidió despejar su mente de absolutamente todo. Trató de pensar en un vacío blanco, sin sonido, sin formas. Sin embargo, imágenes de una chica menuda de cabello negro amarrado en dos coletas bailando y caminando a lo largo de un vagón la distraían. Suspirando, se rindió a sus pensamientos. Sabía cómo seguía la canción, ella misma había colaborado en escribirla. Maldición, había volcado sus sentimientos en ella, aunque ya no existieran más.

♫ ...Zurui yo zurui yo honne o kakushiteru
Hora mata me ga au kuse ni... ♫

Trató de cantar en su mente, pero no pudo. Trató de tararear, pero tampoco corrió mejor suerte. El recuerdo de su último fracaso seguía muy nítido en su mente.

Para todos los presentes, esa sería una de las mejores operaciones de la doctora Nishikino, que agrandaría su reputación.

Para Maki, sería una escena que la avergonzaría hasta llegar a sonrojarse de solo recordarlo y comenzaría a balbucear incoherencias.

Nuestro mejor momento [NicoMaki] COMPLETAWhere stories live. Discover now