14. ¿Amor?

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El viaje de negocios al fin termina. Mustang mete su pesada valija a su casa y busca torpemente el apagador, sostiene sus llaves con la misma mano de la maleta y con la otra cierra la puerta. Cuando logra su difícil tarea y todo se ilumina, se sobresalta al descubrir a Edward sentado de piernas cruzadas, completamente desnudo en el sillón individual de la sala.

— ¡Edward! Me has dado un gran susto —dejando el equipaje en el piso se acerca hasta él.

El rubio como si fuera un agente de tránsito le pone un alto y le indica con el dedo el mueble frente a él.

El de pelo negro acata la orden y se sienta— ¿Cómo entraste?

— No existen puertas cerradas para mi Roy ¿estás muy cansado del viaje? —descruza las piernas y las abre como si fuera un compás, colocando cada una de ellas en los descansabrazos del sillón.

Los ojos azules se pierden en esa parte del cuerpo del pequeño que queda tan expuesta.

— Nunca para ti —pasando un poco de saliva.

El rubio sonríe mientras empieza a tocarse. Sin duda atrae lo suficiente la atención del adulto. Juega un poco con su mechón de cabello sin dejar de mirarle mientras envuelve con la otra mano su pequeño miembro aún dormido. Pronto despeja su cuello, acomodando su cabello de un solo lado y dejándolo caer sobre su hombro, sus dedos se mueven despacio hasta su propia boca para chupárselos.

— Deberías estar en la mansión recibiendo a tu padre — dice Roy.

Edward usa uno de los dedos que recién se chupara para penetrarse.

— ¡Mhh! Estoy en la fiesta de alguien y olvidé que él llegaba hoy, ¡Oh...!

Usa uno más.

— Suena con...vincente —un tercer dedo pone nervioso a Roy cuando se une a sus compañeros a la mitad de la frase.

— ¡Ahh! Roy —Edward se masturba con insistencia mientras saca y mete sus dedos— necesito algo más grueso.

Mustang se levanta para despojarse de su saco y corbata. Luego se acerca y cae de rodillas ante el sillón. Intenta acercar su boca al miembro ya erecto del chico, pero éste lo detiene con uno de sus pies. Mustang lo toma con delicadeza entre sus manos y empieza a darle pequeños besos en el empeine, acaricia un poco la pantorrilla y empieza a lamerle los dedos poco a poco hasta chuparlos por completo. Esto logra sacar un suspiro de Edward quien sigue masturbándose mientras siente sus mejillas arder. Cuando el mayor ve que Edward saca los dedos de su ano y éste se contrae, se quita el pantalón y jala las estrechas caderas de su pequeño hasta la orilla del sillón para posicionarse y penetrarlo con suavidad. También está ansioso, pero quiere que ambos disfrutaran al máximo lo que por mucho han estado deseando y es por eso que espera hasta que el chico se acostumbrara a tenerle dentro que empieza a moverse. Busca sus labios, los besa, los acaricia con la lengua y le brinda una especial mirada con sus exóticos ojos.

La forma como le toca y la manera en que su propio cuerpo responde a todas sus atenciones, confirman las sospechas del rubio. No es algo que le convenga, no está de acuerdo, pero... al carajo la conciencia, lo ha esperado tanto que no se detendrá ahora por eso, recibirá con gusto todo el placer que Roy Mustang quiera darle, aunque involucraran sentimientos en el proceso.

El adulto se preocupa por acariciar su punto sensible por dentro, le hace tener múltiples orgasmos secos o húmedos e igual el chico enloquece. Le toma suave al principio y luego duro sin llegar al grado de herirle. Eso sólo lo puede conseguir alguien enamorado. Y a pesar de querer apartar esas ideas de su cabeza, Edward se siente intranquilo.

Arrancarse el corazónWhere stories live. Discover now