21 ✦ BRUISES

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18/06/2016

Tyler nunca había visto a Josh tan animado: Pateaba la nieve y daba grititos agudos de felicidad, mientras daba vueltas con los brazos abiertos.

El menor se limitó a sonreír con las manos escondidas en los bolsillos de su abrigo, debido al frío.

Pensaba y deseaba que todo estuviera bien en la casa de la tía de Josh, porque no quería que el buen humor de Josh se esfumara.

"Allí es", dijo el de cabello rizado, volviendo a un lado del castaño y señalando la casa con un movimiento de cabeza.

Caminaron hasta llegar a la puerta y, cuando Josh estuvo por tocar el timbre, su mano se congeló en el aire. Tyler le miró a los ojos.

"Puedes hacerlo, Josh. Confía en tí", le alentó. El oyente suspiró y tocó el timbre. Un instante más tarde, una mujer pelirroja abrió la puerta.

"Oh, por Dios...", susurró incrédula mientras cubría su boca con ambas manos. "¡Joshie, viniste!", gritó antes de abalanzarse hacia él para darle un fuerte abrazo.

En seguida, una mujer rubia se asomó y la pelirroja se hizo a un lado. El chico de las manchas violáceas en el rostro miró a su madre durante un par de segundos y luego otro abrazo ocupó la visión de Tyler.

Josh, hijo! ¿¡Dónde demonios estabas!? ¡Estaba muy preocupada por tí! ¿Cómo estás?", dijo la rubia, mientras sacudía a su hijo y luego le examinaba con una ojeada rápida, desesperada y con los ojos llorosos.

Josh rió débilmente y su madre le abrazó de nuevo, hundiendo su rostro en el cuello de su hijo, que la superaba en altura.

"Estuve con Tyler. Es...", dudó al explicar. Miró al menor a los ojos y continuó, sin romper el contacto visual: "Somos muy buenos amigos".

Las dos mujeres saludaron al castaño y, acto seguido, obligaron a los jóvenes a entrar a la casa.

Josh fue casi corriendo a buscar a sus tres hermanos y dejó a Tyler parado en el living. Éste se removió inquieto y miró a su alrededor; era una casa bastante acogedora a diferencia de la de Josh, la cual tenía un aspecto lúgubre.

De repente, una mano se apoyó en su hombro. Tyler volteó a ver quién le había tocado y se topó con la madre de su amigo.

"Te llamas Tyler, ¿cierto?", preguntó. El chico contestó con un claro "", sin rastros de vergüenza alguna, y la mujer prosiguió: "Quería disculparme por haberte tratado de mala manera la primera vez que nos vimos, cuando entraste a mi casa. Pensé que eras... No lo sé".

La mujer cerró los ojos y se masajeó los párpados, sintiéndose un poco estresada, aunque estaba feliz por tener a aquel chico allí con ella, escuchándola atentamente.

"Además, estaba preocupada y enojada con el padre de Josh, porque... Bueno, seguramente ya estás enterado de lo que pasa en nuestra familia y siento mucho que hayas tenido una mala primera impresión. Me hubiera gustado que todo fuera de otra manera".

Risas llenaron los oídos del adolescente y de Laura, quienes vieron al chico del cabello violeta abrazar con fuerza a su hermano y a sus hermanas, todos con grandes sonrisas.

"Quiero agradecerte por haber cuidado de Josh. Es un chico muy sensible y ha pasado por cosas que no debería...", dijo, mientras sus ojos se llenaban de lágrimas y su voz se quebraba al recordar a su hijo ser lastimado por su marido. "No sé qué podría haber pasado si tú no hubieras llegado aquella mañana, Tyler. Muchas gracias".

En ese punto, lo único que Tyler pudo hacer fue abrazar a aquella madre. Se prometió a sí mismo no llorar -al menos no delante de ella- y repuso:

"No hay problema, señora. Cuidaré de Josh siempre que usted no pueda, lo prometo".

La rubia suspiró y se separó del joven para mirarle a los ojos.

"Aunque casi no te conozca, Tyler, sé que eres muy buena persona, y te estoy muy agradecida. Ven, vamos con los demás".

Se sonrieron débilmente y fueron a reunirse con el resto de la familia.

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