—¿Por qué no vamos a jugar un rato, chicos? —la puerta de la rosada habitación ya estaba frente a ellos, lista para ser abierta, y aún no pasaban de las diez.

—Lo siento, Sunggie, tengo que terminar este reporte para mañana —Jeno escribía ferozmente sin apartar los ojos del cuaderno frente a él.

Nadie más se digno en siquiera mirar al pequeño; mientras Jaemin y Chenle jugaban totalmente concentrados al ajedrez Haechan los miraba aburrido, Renjun dormía a sus anchas sobre su cama, seguro el entrenador los había explotado físicamente durante la clase de gimnasia, y Mark había ido a tomar una ducha y aún no regresaba.

—¡Bien! ¡Ustedes se lo pierden! —y con un puchero en los labios, abrió y azotó detrás de él la puerta.

Nadie lo notó, pero la puerta con halo rosado pareció desintegrarse, y en menos de un segundo, ésta ya había tomando de nuevo su forma y estabilidad de siempre.



—¿Dónde está Jisung? —Mark asustó a los demás al entrar al dormitorio tan abruptamente, causándoles un ligero brinquito.

—¿Jisung?

Todos lo miraban extrañados, pues el mayor abría la puerta del dormitorio y miraba ambos lados del pasillo casi cada minuto.

—Hyung, tranquilo.

—¿Qué pasa?

—Oye, estás actuando muy raro, hyung.

No le prestaba atención a nada de lo que ellos dijeran. Para Mark era algo realmente obvio que si Jisung no estaba ahí seguramente estaría dentro de la habitación, y tenían que darse prisa en alcanzarlo.

—Escuchen, debemos irnos. Ahora —a pesar de sus palabras, nadie se movió ni reaccionó—. Tomen lo que crean necesario y vámonos, apresúrense, por favor —caminó hacia su cama y en ella vació el contenido de su mochila, derramando libros y lápices gastados sin importar que cayeran al suelo, y en seguida fue hacia al mueble de madera donde en conjunto guardaban la poca ropa que tenían, y con prisa guardó lo que le pertenecía: nada más que la ropa que llevaba puesta el día que llegó al instituto y una pequeña caja de cartón, la cual estaba prohibidísima para cualquiera que no sea él.

—Vamos, ¿qué esperan? —los niños seguían de pie observando todo eso, sus rostros reflejaban confusión y miedo.

—Hyung, em... bueno, no sé si no lo hayas notado, pero no se nos está permitido salir del edificio y...

—No te preocupes, Jae, esto es parte de la broma de la mañana —Haechan tranquilizó a su amigo. Los demás reaccionaron aliviados ante lo dicho, mostrando sonrisas incómodas.

—Oigan, esto de verdad no es... —no pudo terminar de hablar debido al alboroto que los chicos comenzaron a hacer, comentando sobre lo graciosa que era la broma. Quiso darse de golpes contra la pared, y ahora entendía cómo debió haberse sentido Jisung en la mañana.

—¡Regresó! ¡El portal regresó! —los gritos del maknae hicieron que todos guardaran silencio, volviendo a su anterior estado entre asombro y miedo.

—¡Shhh! —corrió hacia el pequeño frente a la puerta de la habitación, cubriéndole la boca con una mano.

Resentido por haber sido ignorado anteriormente y ahora por ser callado, intentó liberarse del agarre, moviéndose sin parar, pero fue inútil, pues el brazo que Mark tenía libre fue suficiente para retener al pequeño cuerpo de Jisung.

—Oigan, chicos, ustedes sí que están actuando muy raro —Haechan se dio la vuelta y se propuso recostarse sobre su cama para así dormir y dar por finalizado todo aquel teatrito.

Come into my Dream [Mark & Jisung]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora