- Buenos días-. Una fuerte voz y grave me quita de mi sueño- Llegó la hora de partir-. Dice solemne.

Me levanto del asiento, veo que Reyn hace lo mismo pero con mayor pereza y ambas pasamos por al lado de Henry dándole los buenos días para descender del vehículo. Ya una vez abajo Henry nos reúne a mis amigos y a mí.

- Reyn has hecho un grandioso trabajo-. Sus ojos café muestran satisfacción- En cuanto a Steve aconsejo que no le dibujen en su rostro.... lo que sea que hayan hecho, "Gaticerdo"-. Nosotras comenzamos a reír y Steve se muestra confuso.

Steve corre hasta el baño mientras nosotras solo nos reímos de la cara que debe de tener y Henry se muestra cómplice.

- Malditas-. Viene diciendo mientras restriega su cara con una toalla y solo está quedando más negro porque la grasa del vehículo se desparrama aún más.

- Volviendo al vehículo- comenta Henry ya que es un día importante- Steve ayudaste muy bien a tu herm...-.

Reyn lo interrumpe- Yo lo ayudé, el hizo todo el trabajo, creo que le deberían dar más crédito-. Sé que está molesta.

Henry le estrecha la mano a Steve- En ese caso, mis felicitaciones-. Se ve la sonrisa de satisfacción que tiene Steve en su cara toda negra- Ahora por favor límpiese la cara-. Todos nos comenzamos a reír.

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El ómnibus ya se encuentra listo para arrancar y los mejores de nosotros con las armas subiendo al autobús. Cuando piso el primer peldaño una fuerza me jala del pañuelo que cae por mi espalda.

- ¿Estás segura que no quieres quedarte?-. Pregunta Henry preocupado.

- Tranquilo, todo estará bien, además Abele demostró ser un buen tirador, nos ayudó demasiado, estarán a salvo... los protegerás, ¿cierto?-. Me dirijo a él que se encuentra unos pasos más atrás y este asiente con una sonrisa.

- Pero llegó hace una semana, no tiene la experiencia que nosotros-. Insiste, y la sobreprotección de Henry comienza a fastidiarme.

- Entonces para eso estás tú, Rocket e incluso Reyn sabe combatir muy bien al igual que muchos otros-. Me explico sonriendo- Henry, es imposible que en un puñado de horas que no estemos nosotros pierdas todo lo que vienes manteniendo en diez años, no seas paranoico, además seis de nosotros no haríamos la diferencia-. Termino por decir e inmediatamente se da por vencido y libera mi pañuelo de su mano.

Me siento en el último asiento con mi rifle en el asiento de la ventanilla y luego de unas cuantas manzanas comienzo a limpiar uno de los revolver que llevo conmigo y hago un itinerario mental de las balas que llevo y las cosas que llevo en un morral mugriento que tengo. El traqueteo del ómnibus en la calle es muy insoportable pero es inevitable, hay escombros de los edificios que se han caído a pedazos, producto del enfrentamiento que hubo en el pasado con los militares por todos lados, y para ser honestos, ¿quién se fijaría en una ciudad con escombros cuando ya no hay nada en el mundo más que centenares de artificiales que están acaparando territorio?, al menos eso decía el último fax que recibimos de una base militar en Rusia... hace cinco años, que estaban ganando terreno los artificiales. Una vez que ganaron terreno, nos quitaron la energía. Luego nuestro intérprete de varias lenguas fue asesinado en uno de los ataques, lo que implicó que ya no había quien leyera los fax que jamás volvieron a llegar porque ya no teníamos luz. Así que básicamente el mundo es un asco. Nuestra misión es recuperarlo.

Un joven delgadito con aspecto de hindú se acerca a mí y sostiene su rifle con mucho temblor mientras me mira.

- ¿Qué quieres?-. Respondo hosca. No entiendo porque Henry envía a un chico que ni siquiera puede levantar el rifle a una misión en la cual se necesita a los mejores de nosotros.

- Gracias-. Dice entre tembleques- Quería decírtelo personalmente pero la base es tan grande que jamás te encuentro-. Quedo desconcertada, no entiendo por qué plantea eso- el otro día cuando los combatimos, uno de ellos estaba estrangulándome con mi rifle y le atravesaste la punta de un machete, luego me ayudaste a ponerme de pie-. Explica animado ya que notó que no lo recordaba. Pero entonces aparece en mi mente el momento justo.

Yo estaba disparándole a unos artificiales que se acercaban al sector de las armas, mientras tenía a otro bajo mi pie para que no se escapara y fue ahí que escuché su grito de ayuda entre toda la balacera aturdidora. Los artificiales habían derrotado a todo un sector y llegaban a nuestras armas por el otro lado. Le disparé en la cabeza robótica al artificial que permanecía bajo mi pie, no fue un machete lo que tomé, fue el fierro de una sombrilla que sostenía una mesa y le atravesé el circuito central al maldito y fue ahí que le di la mano al hindú y lo dejé a cargo del lugar mientras corrí a ayudar a otros. No le podía decir que lo salvé porque necesitaba que alguien se quedara a cargo de ese sector podría molestarlo, pero en realidad eso pasó, lo salvé y descuidé lo que hacía porque lo necesitaba con vida para proteger el lugar, no porque me importara quien era él. La base es demasiado grande, hay bastantes personas y siempre se integra alguien como agente activo. No los reconoces a todos, no sabes quienes son los que realmente están contigo.

Solo respondí- No hay de que-. Le sonreí y se fue a su lugar.

Entonces nos detenemos un instante- Tomaré otro camino-. Dice el chofer- Edificio caído, avisen por radio-. Mientras enciende el motor de nuevo.

Cuando tomo mi radio ya que soy quien lo tiene al mando por órdenes de Henry, algo, no sé que es pero supongo de quien es.... simplemente me hace volar del asiento, me deja en el aire ingrávida por unos segundos, en esos mismos segundos veo por el rabillo del ojo a todos mis compañeros despedidos de sus asientos en el mismo instante que yo pero en diferentes formas, al igual que veo cruzar a mi rifle frente a mis ojos y muchas cosas más. Cuando estoy cayendo me doy cuenta que el ómnibus ha girado noventa grados y me doy de lleno contra los asientos de la fila de al lado y mi cara se estrella contra los vidrios.

Trato de componerme entre tanta contusión y confusión, todo me duele y es ahí que los artificiales intentan entrar al autobús. Desesperadamente trato de ponerme de pie y veo a través del cristal como ya han arrancado las rejillas y ahora golpean los vidrios.

Busco mi fiel rifle por todos lados pero no lo veo, miro hacia los lados y nadie se ha levantado, así que saco un revolver que tenía en mi bota y sin más comienzo a disparar contra el techo (que ahora son las ventanas) y las mismas comienzan a estallar y con eso entran los artificiales.

Inmediatamente le disparo al primero que entra en la cabeza y su repugnante falsa forma humana cae sobre mí. Cuando logro quitármelo de encima veo que uno de ellos se va con uno de mis compañeros en el hombro y sale del ómnibus de un solo salto mientras yo no atino con el disparo, en esa misma distracción uno cae sobre mí con toda una fuerza bruta que me derriba sobre los asientos y el cristal y acto seguido el artificial me da dos fuertes puñetazos en la cara que me desmayan.

CUERPOWhere stories live. Discover now