#17 Vacío

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No hizo nada.

Levi sólo permaneció inmóvil luego de recibir la sonora cachetada de Hanji.

Ella estaba disgustada, enfadada porque sabía muy bien que la decisión final nunca le correspondería y, aún así, lo intentaba con todas sus fuerzas, ya que ver sufrir a la criatura que conocía desde hace tanto le dolía. Consideraba –además– que era estúpido sufrir por las acciones incoherentes del enano, y es que para ella no tenían sentido común ni una lógica razonable. Observó la copa de vino tinto casi vacía que el profesor llevaba en sus manos y se la arrancó sin pensarlo dos veces.

  –¿Qué es esto? – preguntó con acento retórico, mientras lo enfrentaba directamente con la mirada.

  –Dame acá esa mi... – Levi intentó tomar devuelta su dichosa copa, no estaba de humor para escuchar a la cuatro ojos apestosa y su vocabulario grosero lo demostraba. ¿Qué le importaba a ella lo que hiciera con su vida? Sin embargo, sus intentos fueron frustrados en el segundo en que la castaña lo hizo a un lado de un empujón para hacerse paso al interior del departamento. Chasqueó la lengua con amargura, nada de eso era necesario... absolutamente nada –. ¿Quién te dijo que podías entrar?

  –¿Es enserio? – exclamó tomando con brusquedad la cara botella de vino Eiswein y que estaba sobre la mesa de la sala de estar. En su rostro no tardó en mostrarse una mueca de incredulidad, y él por su parte, sólo se dedicó a fruncir el ceño –. ¿Echas a ____ de casa para luego ahogarte en alcohol? ¿Así es como planeas arreglar tu vida?

  –¡Es vida! Haré lo que se me venga en gana con ella.

Hanji soltó una risa floja  mientras paseaba su vista por el techo, no podía creer lo que había oído; en el fondo había pensado fervientemente que Levi había cambiado, pero la realidad le decía que no lo había hecho del todo.
Él mantuvo hasta cierto punto su perfil firme y orgulloso, lo mantuvo hasta que ni su propio corazón soportó tanto dolor auto-infligido, entonces sus hombros se libraron de toda esa tensión y respiró profundo, llenando sus pulmones de aquel aire frío, sintió como si algo se hubiera derretido en su interior.

  –Esto no es nada... – continuó con una voz más suave y a la vez que llevaba su mano diestra al centro de su pecho – Esto no es nada comparado con lo que sentiría si algo le llegase a pasar, no soportaría el dolor tras perderla.

La sinceridad en sus palabras hizo que Hanji se rindiera, no había caso, no seguiría insistiendo más en en tema de su complicada y extraña separación. Dejó la botella justo donde la había encontrado y caminó hasta el profesor.
Había sido testigo de uno de los cambios más significativos de su vida, por fin y después de tanto tiempo, al menos había dejado de pensar sólo en sí mismo. Ahora, de alguna manera, se sentía más aliviada, y con su mano, palmeó suavemente la espalda de su querido, pero molesto enano.

  –No la hagas esperar mucho tiempo – fue lo único que dijo antes de marcharse por donde había venido. Por supuesto que Hanji no estaba de acuerdo con las acciones radicales de Levi, pero si comprendía sus motivos, y eso bastaba.

Una parte de él no quería continuar con aquella locura, no quería estar lejos de ____ ni mucho menos ahora que estaba en cinta, por ello, cuando Hanji había tocado a su puerta, esa misma parte había mantenido encendida la luz de la esperanza de solucionar las cosas de manera distinta. Sin embargo, esa "parte" era la versión más débil de Levi, y jamás podría competir contra el razonamiento Ackerman, su lado más fuerte y estable de todos.

Al encontrarse nuevamente solo, una oleada de impotencia recorrió su cuerpo, estaba frustrado, entonces –y con mucha fuerza–, lanzó la copa al suelo quebrándola en muchos pedazos. Chasqueó la lengua al recordar que había ensuciado su propia cerámica, y si no se apresuraba, quedaría una mancha a causa del vino. Rápidamente fue en busca de una pala pequeña y un cepillo para recoger los filosos cristales y evitar que su gata se hiriera, luego se dedicaría a pasar un paño húmedo unas veinte veces.
Sin prestar atención, apoyó una de sus manos en el suelo para levantarse creyendo que ya no habrían más trozos, pero terminó cortándose la palma con uno que no había visto. Maldijo en voz baja, mientras veía la sangre profundamente roja caer en delgados hilos chorreando su brazo y luego al piso.

Se vengaría de aquellos que osaron amenazar a su familia y saldaría cuentas correctamente con el que se hacía llamar su tío, enfrentaría a Kenny el Destripador tal y como debió haberlo hecho hace mucho tiempo.

...

  –Levi es un idiota... – concluyó Mikasa luego de escuchar toda la historia. ____ asintió con la cabeza abrazada a un cojín, se había terminado el pote de helado que había comprado y seguía queriendo más – Pero.

  –¿Pero? – repitió mirándola con sus ojos rojizos por el llanto.

  –No puede vivir sin ti – continuó la asiática –. Espera a que se le enfríe la cabeza.

Mikasa intentaba consolarla, pero la otra negó con insistencia.

  –Ya no me importa, no quiero verle.

  –Aunque digas eso, sabes que no puedes.

Ninguna de las dos volvió a decir algo. Mikasa suspiró y pasó su vista una vez más por el nuevo apartamento. Le pertenecía al hermano mayor de ____, y cono estaba de viajes de negocios por Estados Unidos, no dudó en permitirle vivir ahí a la única familia que le quedaba. El lugar era pequeño, pues originalmente era un apartamento de soltero, y hacía mucho tiempo que nadie habitaba en el, por ello no poseía alguna decoración; el inmobiliario sólo era el necesario, los estantes estaban vacíos y los suelos libres de alfombras. No era la típica imagen del hogar cálido en el cual se desea vivir.

  –¿Y qué dijo tu hermano? – preguntó Mikasa con curiosidad.

  –Esta enojadísimo con Levi.

  –¿Le explicaste bien la situación?

  –Sólo le dije que Levi me había echado – Mikasa torció los ojos, mientras que ____ sólo se hundió en sus hombros –. Espera a que vuelva, ya verás como le da su merecido al enano insensible.

Mikasa rió entre dientes.

  –Eso será interesante de ver... ¿Segura que estarás bien sola?

  –Si, de todas formas ya lo estaba antes de conocerlo.

...

Los recuerdos seguían estando a flor de piel, y por las noches las antiguas pesadillas volvían con creces arrebatándole sus horas de sueño.

Levi no lo había olvidado, por supuesto que no.

Aquel día sus manos temblorosas habían acabado llenas de sangre, su vista se distorsionaba y su respiración se había vuelto dificultosa. Lo había hecho. Con la corta edad de trece años había acabado con la vida de alguien. Ciertamente, era un pobre ladrón, un don nadie que había cometido el grave error de tomarlo como rehén pensando que lograría controlar a Kenny Ackerman de esa manera, imaginando –tal vez– que era un delicado niño indefenso.
Sin embargo, después de dos certeros golpes, terminó siendo víctima de su propia arma y en manos del mocoso.

Levi ya no podía recordar el rostro de ese hombre, pero si recordaba como se oía su respiración errática y el sonido de la piel siendo desgarrada.
Realmente no era algo que le perturbara, había hecho cosas más horribles hasta los quince años porque, luego de ese hecho, no volvió a ver a Kenny... Hasta ahora.

Durante un día de Invierno ~SnK~ LevixReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora