#13 Oportunidad

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  –¡____! ¡Llegas tarde!

Rápidamente pudo identificar a su amiga aparecer entre la cantidad de personas que lo rodeaban, la cual en su gran mayoría, tenía prisa por ir a trabajar.

Era una fresca mañana de un martes y hace unos días le había pedido a ____ que le hiciera el favor de ayudarlo a encontrar trabajo en la editorial en la que se encontraba. Había tomado cursos de fotografía y esperaba que eso, mas su experiencia, lograra favorecerle en aquel prestigiado lugar. Eren ya estaba cansado de ser rechazado o despedido al poco tiempo de ser contratado, después de todo, ni el mismo sabía con exactitud lo que quería hacer con su vida. Por fin había decidido conseguir un empleo estable, por supuesto que nunca hubiera tomado esta iniciativa si Mikasa no hubiera intervenido.

  –Disculpa la tardanza, Eren. El auto de Levi no encendía.

____ se sentía muy apenada, le había prometido a Eren que lo vería temprano ese mismo día y así darle las últimas pautas para terminar de prepararlo para la entrevista; conocía muy bien a su Jefa Ivon, sabía que le costaría trabajo obtener algún puesto significativo. Bajó la cabeza para mostrar que tanto lo sentía, mientras que Eren empezaba a sentirse culpable y nervioso.
Nunca había visto a ____ comportarse tan formalmente con su persona, fue entonces cuando comprendió que, si ambos empezarían a trabajar juntos, debían separar su vida personal de la laboral.
Por su parte, ella también se sorprendió un poco al descubrir el verdadero lado responsable del moreno y, de cierta manera, se sintió orgullosa.

A veces olvidaban que ya no eran aquellos mocosos que se correteaban y jalaban los cabellos.

  –¡Vamos que es tarde! – dijo ella después de ojear su reloj.

A paso veloz entraron al edificio, Eren trataba de seguir el ritmo de ____ siempre atento a todos sus movimientos, se sorprendió al verla saludar de lejos a una secretaria, que seguramente estaba encargada de dejar pasar a los empleados, quién además le regresó el saludo y los anotó rápidamente en una libreta que no alcanzó a ver de que era.
Por más ajetreado que pareciera todo, realmente seguía unas estrictas reglas de orden y funcionamiento acordes con cada área de trabajo.

Fueron directamente al elevador, era un espacio en el cual entraban unas seis o siete personas y él lo observó todo detalladamente, a sus lados habían espejos totalmente limpios, el piso tenía una alfombra de color vinotinto con los bordes dorados y, los botones llegaban hasta el número dieciséis, lo cuál le extrañó porque juraría que el edificio era mucho más alto que eso.

Miró a ____ y muchas preguntas invadieron su mente, pero no diría todas de una sola vez ya que ella se veía un poco ansiosa y no quería aturdirla.

  –¿No hay que firmar una asistencia? – preguntó curioso.

  –Cuando entramos nos anotaron en una lista. Sin embargo, aún debo anotarme una vez lleguemos a mi piso o si no, sería como si nunca hubiera venido a trabajar.

  –Pero, entonces tu hora de llegada siempre será otra.

  –Pues si... – dijo a la vez que su mirada caía al suelo y se perdía en la nada – Mi vida aquí es muy dura.
 
  –¿Cuál es tu piso?

  – el dieciséis – entonces ____ quiso llorar, hacía mucho tiempo que se había resignado a que estos pequeños aspectos tendrían un resultado de mayor importancia en su día a día.

Una vez el elevador se detuvo, ____ se paró derecha y con la frente en alto, se arregló el cuello de la chaqueta con sus manos y luego se colocó el cabello detrás de las orejas. Eren no le quitó los ojos de encima en ningún momento, al principio se sintió confundido, pero no tardó en imaginar que sería una especie de rutina y de la cual no opinó. Tantos años conviviendo con las mismas dos mujeres le había enseñado que existen ciertas cosas que no se cuestionan y qué sólo se dejan tal y como están.

Durante un día de Invierno ~SnK~ LevixReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora