9: Trevor y Stephane

Start from the beginning
                                    

— Rey de Roma el más viejo de tu casa, y no me digas pequeño, idiota. —

— De las pocas cosas que extraño de New York es tu hermoso carácter Trevor Griffin. — El gruñido al otro lado del teléfono me hizo poner una sonrisa de oreja a oreja, hacer enojar al joven presidente de una las más grades empresa y estudios fotográficos es bastante divertido después de tiempo de no hacerlo.

— Y lo que yo extraño es tu trasero, en tu oficina, dándome contratos y trabajo, tu estúpido socio esta hecho un desastre. — Se escucha enojado.

— Jajajaja, lo sé, me envía correos a diario del trabajo. Pero no te preocupes en menos de dos semanas ya estoy por allá. — Dije viendo los distintos correos que me llegaron el día de hoy.

— ¿Por qué hasta dentro de dos semanas? ¿Que no puedes volver hoy o mañana? — Pregunta con un tono peligroso para mí.

— No, lo siento. — Empiezo a sonreír al recordar la inocente cara de Max, y la cita que tengo en un rato con él. — Lo prometí que no volvería hasta que terminen mis vacaciones y no puedo romper esa promesa, ni quiero hacerlo. — Lo digo con un pequeño tono cursi.

— ¿Espera? No me digas... ¿Te has encontrado alguien allá? Mierda Stone, necesito al hombre de negocio, no al hombre cursi y que piensa en solo besarse con no sé quién. —

— ¿Disculpa? — Empiezo a reír. — Que yo me acuerde, cierto mocoso hace un año estaba lloriqueando en mi casa por su hombre, o debo de recordarte la existencia de Adam Radaelli... Tu novio, amigo de tu padre y que es 14 años mayor que tú. — He ganado esta batalla gracias al gruñido que el chico hacía del otro lado.

— Desgraciado, utilizar a Adam... ¡Eso es trampa! —

— Niño, en el amor como en los negocios todo se vale, que aún no aprendes esa lección. — Replico.

El sonido de colgado se escucha en mi auricular, lo cual me da risa, hice enfadar al pequeño Griffin y eso me va a costar unos cuantos golpes. En verdad no quería hacerlo, pero era necesario para que dejara de molestar, necesito tranquilidad y más el día de hoy que tengo mi cita. No puedo esperar para ver a Max, pero primero tango que darme un pequeño baño, necesito ir presentable para el chico, debo de verme más guapo de lo que ya soy.

Me desnudo y entro a la regadera dejando que el agua caliente relaje un poco mi cuerpo, el vapor inunda todo el baño y mis pensamientos siguen fluyendo, visualizo cada beso que le he dado a Max, desde el más rápido y casto, hasta el más intenso y profundo. Cada toque y caricia que nos hemos dado se va reproduciendo como película en mi mente. — Max tiene que ser mío. — Digo en un pequeño susurro.

*******************************

A pesar de que sé que Connor va a pasar por mí en unas horas decidí mandarle un mensaje diciendo que me iba a ir antes y que me dijera donde nos viéramos para nuestra cita. La verdad es aún no digiero bien la idea de que alguien como Connor Stone este teniendo sentimientos por alguien como yo, estaba equivocado al pensar que solo yo estaba cometiendo error tan grande de empezar a gustarme, pero al final a ambos nos reboto el juego. Con esto todo lo que en un principio era solo un trato ahora era algo real. Tendríamos citas, nos besaríamos y nos acariciaríamos teniendo un sentimiento de por medio, no solo por bajar el calor de nuestros cuerpos.

"Pero ¿Qué pasara después?" Pensaba cada vez que una sonrisa adornaba mi cara, que sería de nosotros cuando las dichosas vacaciones terminen. Si acabamos enamorados perdidamente, ¿Tendría que irme con él? O ¿Él se quedaría? Y si al final, nuestros sentimientos no son lo que pensamos, ¿Nos despediremos así sin más? ¡No! No creo que esa sea una opción, aun si no acabamos juntos ninguno de los dos se olvidara del otro, me niego a creer eso. Pero mi bolsillo de repente comenzó a vibrar, viendo que se trataba del empresario.

21 Noches a tu lado  [EDITANDO]Where stories live. Discover now