Después empecé a limpiar los pisos y ordenar absolutamente todo. Aspiré la alfombra de la sala y las escaleras. Subí y empecé a hacer las camas, primero la del cuarto de mis padres y luego la mía.



Terminé y tomé algo de ropa. Me metí a la ducha y el dolor empezó a hacerse mayor. Me desnudé y me metí para que el agua me cubriera poco a poco. Tomaba bocanadas de aire, pero ahora también me costaba trabajo respirar y fue cuando una voz en mi cabeza me dijo "Libéralo, vomita". Empecé a sacar todo el alimento por la boca de una manera incesante y asquerosa.



Luego el dolor regresó a mi cabeza y a la boca de mi estómago. Me puse de "huevito" en la tina y empecé a llorar. Odiaba sentirme así; mal físicamente y sentimentalmente. Alcé un poquito la mirada y alcancé a verme en el espejo del baño; desnuda y desprotegida.



Así me sentía. Miserable. Escuché la puerta de la entrada. Recé por que fuera mi padre y pudiera escucharme.



- ¡Papá! - grité con las pocas fuerzas que me quedaban. - ¡Papá! - volví a gritar.



Seguí gritando, gritando hasta que sentí que mis cuerdas vocales reventarían y solo me quedaba una cosa por decir antes de desmayarme: "Ayúdame".


Sentí los brazos llenos de alguien. Sabía que no me habían dejado olvidada en la bañera. Fuera quien fuera, me estaba ayudando. Abrí lo poco que pude mis ojos y alcé la mirada.



Estaba cubierta por una toalla blanca. Alcancé a ver una parte de su rostro, pero mi mente no daba para más. Eché mi cabeza para atrás y me dejé hundir en un mar de lágrimas.



- No vuelvas a dormir. Escucha mi voz, ¿sí? - reconocí su voz. Era la voz a la que respondería aún a pesar de estar muriendo, por la cual nadaría el mar entero por volver a escucharla de nuevo, esa voz aterciopelada y honda que me enchinaba la piel.



Asentí.



- No puedo - me rendí.



- Vamos, solo déjame llevarte a la cama y poder darte algo para que te alivies y podrás dormir.



Me dejó caer suavemente sobre una superficie suave y acolchonada: una cama.



Se alejó rápidamente y regresó tan rápido como se fue. Regresó con un zumo o algo así. Me levantó y me dio de tomar de esa cosa rara y asquerosa. La escupí.



- Vamos, solo toma un poco y te sentirás mejor.



- No quiero sentirme mejor. Me dejaste. No quiero sentirme mejor que saber que el hombre por el que habría dado mi vida me engañó todo este tiempo. No quiero - cerré los ojos y seguí durmiendo.



- Nunca te dejé y nunca lo haré.


Unas horas después.

- Camila - escuché que alguien decía. - Amor - empezó a sacudirme para poder regresarme a la luz.



Alcé la vista y vi a mi padre.



- ¿Papá? - me incorporé con voz ronca.



- ¿Hace cuánto llevas dormida? - me preguntó.



- No, no lo sé.



- ¿Qué demonios? - dijo mientras desviaba su mirada.



Vi a donde él estaba viendo. La botella de vodka.



- ¿Haz estado tomando? - se alzó de un brinco de la cama y empezó a gritar.



- No... bueno, un poco. No es nada.



- ¿No es nada? ¡Camila! ¡¿Qué no vez que eres muy pequeña para hacer esas estupideces?! - gritó furioso.



- Papá, es una puta botella de vodka.



- ¡Exacto! ¡Esa puta botella de vodka te puede matar!



- ¿Pero qué temes? Si ni siquiera estás aquí. Ni tú ni mi madre - comencé a gritar.



- Pero tu madre y yo no estamos jugando, queremos una buena vida para ti. ¡Y nos pagas con esto! - tomó la botella del piso y se acercó a mí.



- ¡Carajo papá! Tengo dieciocho años, ya no soy una nena.



- ¡Para mí lo eres!



- ¡Pero no lo soy!



- Lo seguirás haciendo en cuanto vivas aquí.



- ¡Oh, eso te encantaría! Así no me revolcaría con cualquier idiota como lo hizo mi madre - solté sin pensar.



De repente un ardor tremendo aunado con una caída dolorosa me hizo estremecer. Mi padre se dio de lo que había hecho y se inclinó sobre mí. Intentó ayudarme.



- ¡No te me acerques! ¡Maldito cerdo! - me levanté como pude, tomé las llaves del auto de mi madre y bajé las escaleras tan deprisa como pude. Sentí las lágrimas empezar a rodar por todo mi rostro.



Me metí al garaje y me metí al auto.



Manejé hacia la ciudad, de nuevo con Lauren, sin si quiera pensarlo, solo lo hice.


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