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En el camino hacia la casa del rubio, Michael tuvo que inventarse una historia sobre un robo en el que él supuestamente había participado, para poder tranquilizar a Luke, el cual miraba la computadora como si fuera la cosa más horrorosa que hubiera visto en toda su vida.

—Entonces la policía nos dejó libres y nunca pasó nada más— finalizó el teñido mientras doblaba en una esquina. Luke seguía en silencio, así que asumió que debía decir algo más—. ¿Ves, Luke? No tiene razón para preocuparte.

El mencionado levantó la vista y observó a Michael con una ceja alzada, demostrando así incredulidad— Michael, soy escritor, ¿crees que no sé qué esa historia es falsa?

—Al menos lo intenté.

Luke simplemente rodó los ojos y murmuró un suave «gracias» acompañado de una pequeña sonrisa. Los esfuerzos del muchacho de ojos verdes para tratar de tranquilizarlo habían sido realmente dulces, aunque demasiado exagerados, ya que en una parte, Michael explicó que para entrar al banco— sí, además dijo haber robado un banco y logrado salir sin cargos policiales—habían ido por unos viejos pasadizos secretos que se encontraban justo debajo, lo cual es imposible, porque el banco cuenta con unos impresionantes sótanos, además del subterráneo que pasa cerca.

Volviendo a lo que lo tenía preocupado, Luke observó la laptop entre sus brazos y pensó en todos los problemas en los que se metería si Dallas llegaba a enterarse de que él había sido el culpable. Con mucha suerte, Dallas simplemente pensaría que la computadora se había perdido, pero si Michael y él tardaban mucho en devolverla, el escritor del plagio se daría cuenta de que no se trata de una simple pérdida.

Y lo peor de todo es que arrastraría a Michael en su desgracia.

El teñido parecía muy convencido sobre lo que estaba haciendo, por lo menos ante los ojos de Luke, el cual lo admiraba por ser tan calmado y valiente todo el tiempo, lo cual, a la vez, le parecía muy extraño, ¿quién puede estar bien todo el tiempo?

Y con esa pregunta se dió cuenta de que en realidad no sabía nada de Michael. No sabía sobre su familia, sobre su vida, sus sentimientos, si tiene problemas o algo que lo asusté, mientras que Michael conocía todas esas cosas sobre él; conocía a su hermano y a sus sobrinos, sabía varios secretos sobre su pasado oscuro y su miedo a fracasar. Conocía muchas cosas que le permitian tener una idea sobre quién era Luke Hemmings, pero Luke Hemmings no sabía quién era Michael Clifford.

Luke Hemmings era un egoísta.

¿Y Michael?

—Llegamos.

La voz de la persona que ocupaba su mente lo hizo exaltar, lo cual hizo que se ganará una mirada extraña.

—¿Estas bien, Luke?

—Sí, sí.

El rubio se bajó rápidamente del auto y caminó hasta la entrada de su casa. Abrió la puerta e ingresó, con Michael siguiéndolo.

—¿Y ahora qué haremos?— pregunto el ojiverde mientras sonreía. Sentía un poco de adrenalina, estaba haciendo algo que estaba mal y le encantaba. Hacía mucho que no se sentía así.

—Yo tomaré un té, porque necesito tranquilizarme o moriré— exclamó Luke mientras dejaba la computadora sobra la mesa que se encontraba en la entrada y se quitaba los guantes.

—Te acompaño.

Ambos se dirigieron a la cocina y Luke comenzó a calentar agua. En su mente debatía sobre si aquel era un buen momento para tratar de sacarse las dudas de su mente, porque, por una parte, finalmente sabría más sobre la persona que lo ayudó en su peor momento, pero tal vez agobiaría a Michael con sus preguntas.

—¿Qué te pasa?— preguntó Michael al ver a Luke con la mirada perdida—. Si es por lo de la computadora, ya te expliq-

—No te conozco.

Aquella frase dejo perplejo a Michael, ¿a qué se refería?

—No te entiendo, Luke.

—Sé tu nombre, y sé que tocas la guitarra y repartes pizz-

—Renuncié a eso, hace como... ¿Una semana? ¿Dos? Algo así.

—¿Ves? Han pasado meses y no sé nada de ti, pero tú si de mi. Me siento egoísta.

—Mi vida no es muy entretenida— admitió Michael mientras jugaba con el servilletero que se encontraba en la mesada, casi tratando de evadir el tema.

—Claro que sí, más para mi.

—De acuerdo, ¿qué quieres saber?

—¿Tienes hermanos?— pregunto el rubio casi de inmediato.

—No, soy hijo único.

—¿Le tienes miedo a algo?

—A los globos, aunque es más como un rechazo, pero vamos a decir que es un miedo, a las cosas muy afiladas y a las rutas.

—¿Eres felíz o hay algo que te persigue?

Esa pregunta dejo en silencio a Michael. Pareciera como si Luke supiera algo sobre él, cosa que no era así, y estaba esperando a que lo admitiera. ¿Si tenía algo que lo perseguía? Algo grande, pero no quería entristecer a Luke con sus problemas, ya suficientes tenía el rubio con aquella mente negativa y Dallas robándole sus ideas.

Así que recurrió a lo que hacía siempre;

—Soy completamente felíz, ¿por qué no lo sería?

tarde 120 años en actualizar 👑

feliz año nuevo recontra atrasado ❤

the writer who can't write; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora