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Los días pasaron, y la presentación de Michael finalmente llegó.

El teñido había estado practicando en varias ocasiones en la casa de Luke, el cual no se podía encontrar más a gusto. Tenía compañía, inspiración y buena música, lo cual le permitía expandirse en su escritura.

Cuando Michael estaba en su casa, Luke se sentía felíz. Los llantos no aparecían, la ansiedad disminuía y las dudas sobre sus escritos se anulaban. El libro en el que estaba trabajando le estaba gustando, y todo gracias al pelirrojo y su guitarra. Definitivamente Michael se merecía aquella presentación, y hasta podría decirse que más.

—Buenas noches— exclamó el presentador, sorprendiendo a Luke y haciéndolo enderezar sobre su asiento.

Las personas de la cafetería saludaron alegremente, pero Luke se mantuvo callado en su lugar. Su idea era ir y sentarse en el fondo, lo más alejado posible del escenario, pero Michael le había rogado que se sentara cerca, así que Luke no pudo negarse— aunque intentó—.

Y allí estaba, luchando contra sus deseos de irse mientras observaba a las personas a su al rededor.

—Hoy tenemos una presentación especial, recibamos a Michael Clifford— gritó el hombre mientras se alejaba lentamente del centro del escenario.

El público aplaudió, y Michael apareció, luciendo tan confiado y feliz que Luke sintió envidia.  En su vida podría tener tanta autoestima como para ser el centro de atención en un lugar tan lleno.

Michael dijo unas palabras y sin más comenzó a tocar, llenando el lugar de música muy al tono; era un estilo de rock fuerte, que no llegaba al metal, pero lo rozaba. Sin embargo, a Luke le generó tranquilidad. Las notas le generaban un estado zen, del cual deseada no salir, puesto que no estaba en un entorno muy común, y temía sufrir un ataque de pánico.

Una idea cruzó su mente mientras veía a su amigo en el escenario, y se debatió entre escribirla o no. Tenía su cuaderno a mano, pero tal vez sería de mala educación, puesto que estaba allí por Michael, pero, por otro lado, si no la escribía rápidamente la olvidaría, y Luke no quería hacerlo. Era el final del libro, no podía dejar escapar aquello. Así que, con mucha vergüenza, sacó su cuaderno y comenzó a escribir, aún oyendo la guitarra de Michael de fondo y el acompañamiento de la gente.

—Oh no, ¿es haya o halla?— se preguntó. Entre tanto ruido no podía pensar claramente, lo cual lo llevó a tener confusiones bastante idiotas.

Sacó su celular y notó que no tenía carga, así que recurrió al método Hemmings ante la duda; hay/lla. Realmente esperaba que nadie pueda ver su hoja, puesto que moriría de vergüenza si alguien notaba aquel pequeño momento de brutalidad en la escritura, así que acercó su cuaderno más hacia su pecho.

Continuó escribiendo, hasta que una mano en su hombro lo interrumpió. Rápidamente cerró su cuaderno y se giró para ver a la persona que lo había interrumpido. Era una chica, de cabello negro y baja estatura, que lo miraba con una sonrisa. ¿Por qué sonreía? ¿Se estaba riendo de él? O tal vez lo conocía, ¿de donde? ¿Sería por sus libros? Luke realmente deseó que no sea por aquello, no quería tener otra charla de qué tan interesante era «Abril & Julio», o cuán conmovedor «Sempiterno».

—Hola— dijo la muchacha—. Eres Luke Hemmings, ¿verdad?

El rubio asintió, incapaz de soltar alguna palabra. La mano de la chica seguía en su hombro y eso lo ponía nervioso.

—¿Podría tomarme una foto contigo?

—Es-stá bien.

La pelinegra se colocó a su lado, sacó su celular y sonrió. Luke la imitó y rápidamente la foto fue tomada. El ojiazul sabía que había salió mal, siempre salía mal en todas las fotos, pero de todas formas no dijo nada. La chica lucía feliz y él no quería molestar, además quería que se fuera rápido, no por ser maleducado, pero quería evitar ponerse más nervioso aún.

—Gracias.

—De nada.

Luke finalmente se quedó solo, y pudo volver a su escritura, pero decidió observar al hombre que seguía tocando frente a él. Michael lucía tan concentrado, con su nariz levemente arrugada y una pequeña sonrisa en su rostro, y Luke no pudo evitar admirarlo, puesto que, aunque había tanta gente en el lugar, Michael no parecía nervioso.

El recital siguió por una hora, hasta que el ojiverde finalmente se despidió, regodeándose con los gritos y silbidos que la gente le regalaba, puesto que había hecho una presentación excelente. No era un profesional con todas las letras, pero sabía cómo entretener a la gente.

Michael bajó a toda prisa, tomó el brazo de Luke y lo arrastró a algo parecido a un baño. El rubio no sabía que hacían en ese lugar, pero cuando Michael lo abrazó fuertemente, entendió que se trataba de una escena de agradecimiento y emoción. Aquel momento le recordó al abrazo que habían compartido en la pizzería, pero aquella vez todo había sido muy triste. Esta vez se sentía como un momento alegre.

—Gracias— le dijo Michael como por decimonovena vez. Se encontraba en el pecho del rubio y lo abrazaba como si realmente lo quisiera.

—No es nada, Michael.

—No, no entiendes. Me diste una gran oportunidad— El pelirrojo levantó la mirada y observó a Luke—. Tal vez sientas que no es demasiado, pero te debo una grande por esto.

«¿Deberme algo?» pensó Luke. Él era el que le debía todo a Michael. Le había dado todo lo que necesitaba, y hasta más, y lo único que él había hecho era aprovecharse como un maldito hijo de puta.

—Cállate, Michael— murmuró finalmente, sacándole una sonrisa a la otra persona.

—Te invito un trago, ¿quieres?

—No bebo.

—La noche que nos conocimos no lo parecía.

Luke se sonrojó— ¿Aún te acuerdas de eso?

—¿Cómo olvidarlo? Estaba por irme y a un idiota se le ocurrió hacer un pedido, así que decidí responder, encontrándome con una persona borracha y llorando que quería pedirme una pizza mientras me contaba sus problemas. Cuando te la llevé, vi que estabas mal, Luke.— Michael suspira— No pude irme. No sabiendo lo que podría sucederte.

—¿Vomitar mi alfombra y dormir en el suelo?

Michael sonrió. Fue una de esas sonrisas que una madre le daría a su hijo cuando este no comprendiera la maldad del mundo. Luego volvió a ponerse serio y susurró: —A veces pasan cosas horribles.

Luke no quiso cuestionar más, así que se limitó a tomar tímidamente la mano del teñido y arrastrarlo hacia la barra, con la idea de eliminar la tensión bebiendo cerveza.

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deberían besarse para romper la tensión.
¿les gusta el curso de la historia? ¿o la sienten pesada y aburrida? me gustaría escuchar sus opiniones.

the writer who can't write; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora