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Luego de haber llegado a su hogar, el rubio se sentía más despierto que nunca, pero sin embargo se acostó en su cama y se mantuvo mirando el techo, tratando de ignorar a su propia consciencia.

Su casa estaba tan silenciosa que hasta daba miedo, y la oscuridad absoluta no ayudaba para nada, pero a Luke parecía no afectarle. Su hogar estaba como él; vacío, silencioso y oscuro. Sin embargo, mientras Luke pensaba en aquello, un leve rayo de luz proveniente del exterior se coló por entre sus ventanas, iluminando un poco el lugar, lo cual le pareció una muy buena metáfora; no importa qué tan oscuro esté, siempre hay algo que ilumina.

Pero en su vida, ¿qué lo iluminaba? O mejor dicho, ¿quién? Últimamente era Michael, pero seguramente después de el episodio en la cafetería el teñido no querría volver a «iluminarlo».

¿Por qué había hecho aquello pregunta? ¿Qué pensó que sucedería al  hacerla? ¿Algo bueno? Fue un idiota, fue un completo idiota con una boca demasiado grande. ¿Por qué tenía que arruinar todo?

Y en aquel momento, con esa pregunta dando vueltas por su mente, Luke encontró una respuesta a la consulta de Michael; él no era feliz porque él mismo se impedía serlo. Cada vez que algo bueno aparecía en su vida, él mismo encontraba la forma de arruinarle. Era su propio enemigo, el antagonista en la historia de su vida.

Suspiró y tomó el pedazo de papel que previamente había guardado en su bolsillo, desdoblándolo y comenzando a observar lo poco que había escrito. No era suficiente. Necesitaría escribir tres libros enteros para disculparse, puesto que realmente se sentía mal. Su consciencia lo carcomía y tenía un sentimiento de opresión en el pecho que no se iría fácilmente.

¿Qué haría mañana? El alcohol no le haría borrar de su mente lo sucedido, así que había un noventa y nueve por ciento de probabilidades de que al día siguiente, con una gran resaca, aún recordara todo, pero... ¿Y Michael? ¿Michael se acordaría? De todas formas Luke iba a disculparse.

—Debería llamarlo— se dijo a sí mismo, pero rápidamente ignoró aquella idea. ¿Llamarlo? ¿En qué mierda estaba pensando? Lo último que Michael desearía en aquellos momentos era escuchar su voz.— Debo terminar esta mierda— volvió a susurrarse mientras se paraba de su cama.

Avanzó a paso acelerado hacia su estudio, y una vez allí tomó su computadora y se sentó en su escritorio, prendiéndola rápidamente y buscando un documento en blanco. Volvió a observar la pequeña hoja que había escrito y trató de rescatar algo para utilizar.

—«Michael: Lamento completamente lo sucedido en el bar, mi especialidad es decir lo incorrecto en el momento menos indicado, y eso ha quedado claro.
No quise incomodarte, y mucho menos recordarte malas experiencias, sólo soy un curioso que no sabe cerrar su maldita boca.
Espero que puedas disculparme, Michael, realmente me arrepiento.
Saludos, Luke.
PD: descubrí qué me hace infeliz, soy yo mismo.»

Luke terminó de escribir y releyó una y otra vez aquellas palabras. No estaba seguro, tal vez era muy corto, o muy formal. Simplemente le parecía que podía lograr algo mejor, pero tampoco quería escribir un testamento. Michael era una persona sencilla, y tal vez eso le bastaría.

—Espero poder compensarlo con esto— exclamó mirando al techo. Si no lo lograba, posiblemente entraría en un estado de preocupación eterno.

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hello, who miss me?
subi una nueva historia y me gustaría que se pasaran, gracias <3

the writer who can't write; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora