Capítulo 12| Cumpleaños solitario

436 75 26
                                    

La vuelta a casa después de la primera misión fue bastante compleja, pues los encargados aquel día sí se habían enterado de que dos niños se habían escapado, por lo que estuvieron alerta, pero para suerte de Jammy y Gradient, no sabían que niños eran, así que no tuvieron problemas en entrar en el orfanato por la puerta trasera.

Después de aquel incidente, los dos infantes decidieron no salir del local durante unos días, ya que no querían más problemas de los que tenían, y por las noches, además, habían vigilantes en la puerta principal. Es decir que salir no iba a ser posible, por ahora.

Unas semanas más tarde, en aquel aburrido local, el día más esperado para Gradient llegó, aunque fuera algo mu nostálgico: su cumpleaños. Aunque lo intentaba mirar por el lado positivo, era inevitable sentir ganas de llorar por los recuerdos de sus padres en los años pasados cuando celebraban ese día, que para él, era siempre el mejor del año. Aunque ahora, las cosas habían cambiado completamente, y sus padres, ya no estaban.

Aquel día, el cielo se había despejado, y las nubes que habían la semana pasada se habían esfumado con rapidez, y la calidez se había adueñado de las calles de París, pero todavía seguía siendo otoño, por lo que era extraño eso de que hiciera calor.

Gradient se había despertado con pesadez, recordando que aquel día era su cumpleaños, por lo que debería intentar pasarlo bien, si es que pudiera, pues sus ánimos cada día iban decreciendo más, hasta tal grado de que no quisiera ni salir de su cama.

Bostezó, cansado de esa rutina que no parecía tener fin, sin ganas de nada. Que fuera su cumpleaños no significaba que tuviera que estar con alegría infinita, no se lo podía permitir, menos en esos momentos tan duros que estaba sufriendo. Las sabanas se adherían a su cuerpo, y su cara mostraba desesperación, no quería recordar pasados cumpleaños, pero era imposible ignorar esos recuerdos dolorosos que lo perseguían hasta en sus sueños.

Casi todos los niños de su habitación ya habían salido, dispuestos a lograr su objetivo diario para conseguir comida suficiente y no desfallecer del hambre y de la falta de agua, menos Jammy. Éste se encontraba todavía durmiendo en una de las camas, temblando levemente, mientras sus huesos no paraban de moverse, inquietos.

—Seguramente tendrá una pesadilla—Suspiró Gradient mientras pasaba su mano sobre su rostro, sin ganas de levantarse, haciendo que la pereza se adueñara de él y que las ganas de dormir aumentaran, pero eso no era recomendable si no quería una reprimenda asegurada de los dueños del local.

Al fin, luego de un gran esfuerzo, el esqueleto con capucha logró levantarse, decidiendo despertar a su amigo para poder ir a completar el recado diario, ya que a las encargadas no les importaba, ellas querían el dinero para lograr supervisar el orfanato y continuar ganando dinero, aunque, en verdad, el ayuntamiento no les pagaba mucho como para que el negocio saliera rentable.

Antes de que Gradient despertara a Jammy, éste abrió los ojos, despierto por los pasos del otro, culpa de sus oídos finos, cosa que sobresaltó a Gradient, pues no se esperaba que su compañero se despertara por sus finos pasos. El pequeño de bufanda bostezó, haciendo sonreír a Gradient, quien se sentó en la cama para poder conversar un poco antes de salir.

—Heya, Jammy.—Saludó mientras el nombrado se fregaba los ojos y se sentaba, acomodándose, dando una sonrisa al de capucha, pero de pronto pareció recordarse de algo, algo que Gradient le dijo una semana atrás. "El domingo que viene es mi cumpleaños, no quiero cumplir, no sin mis padres...". Eso fue lo que Gradient dijo, y se acordaba a medias, ya que lo más importante era la fecha, no cuánto cumplía y cuanto le importaba, bueno, quizás lo último sí.

—Buenos días, Gradient. ¿Cómo te encuentras hoy?—Cuestionó dando referencia a que unos días antes éste se encontraba en muy mal estado por la falta de la comida, haciendo que Jammy se diera cuenta de la realidad: no todo en ese mundo era de color rosa, las enfermedades también atacaban, y aunque a él no le atacasen enfermedades dañinas, a otros monstruos sí, como le había ocurrido a Gradient, y por la inanición, las encargadas no tuvieron ningún remedio más que darle de comer, como a muchos otros niños que se encontraban en el mismo estado.

[Papergradient] 'No tenemos lazos de sangre'Where stories live. Discover now