A PESAR DE TODO • DRACO MALFOY •

-OTRO AÑO EN HOGWARTS-

Otro año en Hogwarts, Megan Flamel estaba emocionada, ya que quería ver a su mejor amigo, Neville. Un chico amable, de buen corazón.

-¡Neville!- grito Megan al entrar al anden 9 3/4, corrió junto a su carrito y su lechuza "Ravenclaw".
Hablando de su lechuza, a ella siempre le gustaba contar que se llamaba así porque una vez, al entrar al despacho del profesor Dumbledore, se encontró con el sombrero seleccionador posado sobre un estante y este le dijo que había dudado en mandarla a Ravenclaw. En fin.

-¡Megan!- grito Neville y los dos se abrazaron, la rubia lo apretaba con fuerza y cerrando sus ojos, cuando se separaron Megan habló.

-¡Nev!, ¿Que te paso? Estas muy flaco- dijo riendo. El año pasado, su amigo habia dicho que queria ponerse en forma o algo asi. Neville rió tímido y abrazados entraron al tren.

Allí, se encontraron con Ginny, Luna, Harry, Ron y Hermione. Harry le dedico una sonrisa tímida y Megan se sintió intimidada. No es que estuviese enamorada de Potter, pero algo en el la hacia sentir bien. Se sentaron en el mismo compartimiento todos hasta que a mitad del viaje a Megan le dieron ganas de ir al baño, se disculpo de sus amigos y salio.

Camino hasta llegar allí y salio Draco Malfoy acomodándose su saco hacia atras. No era ningun secreto entre ellos que se gustaban. Unos años atrás se habían enfrentado y en la tarde, cuando Megan se tomaba un tiempo para leer, Draco la sorprendió diciéndole que era "diferente a las demás".

Volvamos al presente, Megan al verlo abrio los ojos como dos platos al igual que sus mejillas tomaban el mismo color de pelo de Ron, en cambio, Draco se puso mas pálido de lo normal y sus ojos grises no tenían el mismo brillo de siempre.

-Ho-hola...- Tartamudeo nerviosa Megan, pero el rubio platinado solo hizo una mueca y paso por su lado. La rubia de ojos negros como la noche sintió un dolor en su estomago, sabia que el era el príncipe de Slytherin, el mas arrogante de Hogwarts; pero no con ella. No quizo ir tras el ya que, al saber de su mutua atracción, los dos sellaron un pacto, y solo se verían en las tardes en el campo de Quidditch, nunca demostrarían su afecto frente a alguien.

Sin ganas de nada, simplemente cerro la puerta del baño y nuevamente se dirigió al compartimiento con sus amigos.

Un silbido la interrumpió, y giro para ver de donde venia.

-¡George!- exclamo Megan, abrazando por el cuello a uno de sus mejores amigos, pero casi se cae ya que estaba de puntas de pie.

-No soy George, soy Fred. ¿Eres nuestra mejor amiga y no puedes distinguirnos?- dijo este, a lo que Megan algo confundida miro su cuello buscando ese destacado lunar en el.

Miro sobradora a su amigo, definitivamente era George.

Hablaron un poco y apareció Fred, se abrazaron y decidieron entrar al compartimiento con los demás, quienes cuando entraron, hablaban de cual era la aventura que les esperaba este año escolar, rogando tener un año tranquilo. Pero todos sabían que no iba a ser así