42- ¿Quiere que me maten so desgraciado?

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—Te comería pero... Tenemos prisa y... —mira hacia la cama de Gisela que aun sigue durmiendo.

Asiento y le dejo un beso en los labios de los que siempre lo dejan con las ganas de más.

Salgo de la cama cojo la ropa de la silla y me dirijo hacia el lavabo de la habitación. Camino de una forma poco yo, provocativa.

—Date prisa que faltan diez minutos para las seis. —digo girandome. Lo pillo mirándome el trasero y mordiéndose su labio inferior. Rápidamente aparta la mirada cuando lo dejo sin vistas y me giro hacia él. Asiente y cierro la puerta detrás de mí.

Me doy una ducha rápida sin entretenerme demasiado. Cuando salgo después de unos quince minutos, Gisela está despierta y vestida. Rayan ha dejado las llaves en el llavero que hay en el mueble de la sala.

—¿Ya estas lista? —me pregunta Rayan.

Tengo el pelo húmedo pero no pensaba secarlo más ya que hoy hacía un día caluroso.

Pensaba aprovecharlo, ya se acercaba el frío y no podría llevarlo sin secar.

A Gisela aun se le ve algo cansada. Pero no como ayer.

Me agacho para estar a su altura mientras esta se ata los cordones de sus zapatos.

—¿Que tal estas? —le pregunto atándole el otro zapato para ir más deprisa.

—Bien... —contesta con voz agotada y algo cortante. Asiento algo decepcionada. No me gusta ver como la pequeña sufre de esa manera. Algo hay que hacer.

Me levanto y me dirijo hacia Rayan. Que esa cerrando las cortinas.

—Rayan. La madre de Gisela ¿Dónde está? —pregunto intrigada.

Este se gira y me coje por la cintura —Están separados, su madre vive en un pueblo no muy lejos de aquí ¿Porque? —pregunta apartándome un mechón de pelo. Sabe que me preocupo, por eso está siendo tan cariñoso ¿Si no porque seria?

Mira a Gisela que entra en el lavabo.

—Te entiendo. Es triste ver lo mal que lo pasa. Pero no podemos hacer nada. Bastante hemos hecho por ella. —me dice. Asiento. Tiene razón.

—Venga debemos irnos ya... —digo para restarle hierro al asunto. Gisela que ya había salido del lavabo se pone la mochila es la espalda, y nos dirigimos todos a la salida.

—Te dejaré en la puerta. ¿Vale? —dice cogiendo de la mano de Gisela.

—Vale, cuando haya acabado todo, ¿Donde quedamos? —le pregunto.

—Nos veremos en su casa, estaré allí —dice sacando el móvil de su bolsillo —Yo estaré pendiente del móvil, te enviaré un mensaje —dice levantándose.

Cuando llegamos a la recepción del hotel, Rayan deja las llaves de la habitación, salimos con bastante prisa después de esto.

El coche no estaba demasiado lejos del hotel, a unos diez pasos. Le doy dos besos a Gisela, porque saldré del coche cuando llegue a comisaría y no me podré despedirme de ella.

—Gisela, no te preocupes ¿si? Pronto te llevarán con tu mamá. Pero después de lo que a pasado, no odies a tu papá ¿vale? Él te quiere aunque le cueste demostrarlo. —aunque sólo tenga cinco años es una niña muy madura y sabe de que me hablo—¿Me lo prometes? —pregunto, esta asiente.

—Te lo prometo... —dice segura. La abrazo y le dejo un pequeño beso en la cabeza. Le ato el cinturón y cierro la puerta. Rayan ya estaba preparado en su sitio y había escuchado lo que le había dicho pero no dijo nada. Abro la puerta del copiloto y me siento en este.

"Como conocí al idiota"[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora