17- Incendio

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Las sirenas se escuchaban por todos lados y estaba más que asustada.

Mi corazón va a cien por hora y parece que se me va a salir por la boca.

Por favor evacuen el edificio, se está produciendo un incendio de primer grado en la tercera planta —Se escucha por una especie de altavoz.

Comienzo a perder los nervios y a dar vueltas por el balcón.

Me dirijo a la puerta de la terraza pero no se abre, se a quedado encallada. Me pongo más nerviosa aún, Rayan me coge de los hombros.

—Haber, relajate un poco. —me intenta tranquilizar, cosa que no lo consigue.

Lo miro aterrorizada.

—¡Como quieres que me relaje si el incendio se está produciendo en la misma planta en la que estamos! —grito.

Resopla aún cogiendome de los hombros.

—Pero tranquilizante los nervios no te llevarán a ningún sitio —me intenta explicar.

Parece mentira que esto lo este diciendo el mismísimo Rayan en persona.

Me acerco a la baranda del balcón.

—¡Ayuda! ¡Por favor, estamos aquí arriba! —exclamo unas seis veces.

Ya rendida me siento en la pared del pequeño balcón.

Una lágrima comienza a caer por mi rostro.

Rayan se acerca a mi.

—Tranquila todo irá bien, seguro que están haciendo algo para poder ayudarnos —una parte de mi le cree, pero la otra me dice que vamos a morir.

—¿Cómo lo sabes? —pregunto asustada.

—Pero Kayla, que te a pasado, tu eres fuerte y nunca dudas de ti ni de nadie, relajate que siempre hay una forma... —asegura, cogiéndome del rostro.

Me gustaba aquella forma de Rayan cuando sacaba su buen humor y carisma. Era genial y me sentía segura.

Me levanto al oír una como una respiración aguda.

—¿Qué es eso? —pregunto, una boya azul cubría todo un perímetro, es como una especie de colchoneta.

—¡Sii, es una colchoneta! —exclama Rayan con felicidad.

Comienzo a pensar lo que creo que es...

—No estarás pensando en... —pregunto casi más aterrorizada que antes.

Rayan asiente.

—Es la única forma —dice con felicidad.

Miro hacia abajo y comienzo a ver doble.

—Pero es demasiado alto, moriremos. —me echo hacia atrás.

—Juntos, y una muerte divertida... —con miedo hago una mueca— ¡Que es bromaa! —exclama.

Le pego demasiado flojo.

—Vale, pero si muero... —me interrumpe.

—No moriremos... —me coge de la mano y subimos con una silla para tocar la baranda.

—1, 2, 3... —dice, Rayan.

Va a dar un paso pero lo paro.

Le cojo un lado de la cara, me mira y siento un alivio.

Me voy acercando a su boca y acabamos besándonos tiernamente. Lo miro y ahora soy yo la que da el paso, nos cogemos de la mano y entrelazamos nuestros dedos.

"Como conocí al idiota"[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora