26- "¡No somos nada!"

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Zzzzzp... Zzzzzp... Zzzzzp...

Abro los ojos. Todo está negro.

Aún no es de día.

Mi móvil está sonando. Lo cojo.

«Número desconocido»

Voy a contestar pero deja de sonar. Miro la hora las 6:45.

Me froto la cara con las manos.

¿Quién será? Le resto importancia al asunto.

No consigo coger el sueño así que decido coger las cosas para darme una ducha.

Enserio odio que las duchas tengan que estar fuera de las habitaciones ¿No las podrían hacer dentro?

Nadia no estaba en la habitación. Como siempre, creo que la habitación ya es toda mía, Nadia nunca está en ella. Y a veces lo agradezco pero otras... me siento muy sola. Aunque yo a veces tampoco este.

Cierro la puerta detrás de mí y me dirijo al lavabo no hay ni un alma en los pasillos. Normal, a estas horas.

Cuando ya estoy dentro de la ducha agradezco que no aiga nadie. El agua fría recorre mi cuerpo relajando mis músculos y así sintiendo un alivio estremecedor.

Pero mi silencio es interrumpido por unos susurros.

—Ven, no pasa nada aquí nadie nos verá —escucho una voz femenina que no se me hace para nada familiar.

¿Pero qué narices...?

Cierro el chorro del agua que caía.

—¿Pero no podríamos ir al lavabo de tios? —escucho esa voz masculina que se me hace tremendamente familiar.

—No seas así bebe. —escucho como cierran una puerta.

Oh oh, esto no pinta bien.

Cojo mi toalla que se encuentra colgada en la pared y me seco discretamente mientras intento escuchar.

—Que sexy que eres... —escucho que dice esa voz masculina.

No puede ser él.

Decido vestirme dentro de la ducha. Tengo que salir de aquí.

—¡Mi amor, te necesito dentro de mi! —exclama está desesperadamente. Intento aguantarme la risa.

¿Porque esto me pasa a mi?

Kayla, y sus situaciones bochornosas.

—Sssh —le hace callar este.

Asomo la cabeza por la cortina de la ducha ya vestida con unos shorts y una camiseta corta remangada.

No hay moros en la costa. Salgo con mis cosas en la mano.

Camino haciendo el menor ruido.

—¡Oh si! ¡Sigue! —gime esa voz de pito. Hago una mueca de asco y corro hacia la puerta.

Instintivamente siento un dolor en el trasero horroroso. Y me doy cuenta de que me he caído de culo.

Vale, definitivamente el karma viene a por mi.

—¿Hay alguien ahí? —pregunta la voz masculina. Gimo de dolor y me intento levantar del suelo. Con el dolor de trasero tremendamente doloroso.

Una puerta de uno de los lavabos de abre poca poco dejando me ver a Brook y a una piba con sostén y sin nada que le tape de cintura para abajo.

Em...incomodidad era la palabra que tenía tintada en mi frente. Asco también era una de ellas.

La mandíbula de Brook se descompone por segundos.

"Como conocí al idiota"[Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora