Doceava entrada

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De pequeña soñaba con tener algún día a mi príncipe azul. Recuerdo que mamá me contaba esas tan conocidas historias de princesas y que yo fantaseaba imaginando que era la hermosa joven a la cual el príncipe rescataba o despertada con un beso de amor verdadero. La ilusión de sentir esas mariposas en el estómago siempre estuvo. Como también las ganas de conocer la felicidad al ver a esa otra persona. El sentirse única y hermosa cuando te ves reflejada en los brillosos ojos de la persona que amas. Poder transmitir tanto amor y afecto a través de un beso o abrazo, ese fue mi sueño siempre. De alguna manera u otra todo el tiempo estaba presente; como cuando veía esas cursis películas de amor y deseaba en silencio ser la protagonista. Debí esperar dieciocho años para pasar por eso y admito que esperaría muchos años más. Ya que esa espera me llevaría nuevamente a ti Kihyun. Gracias a ti pude experimentar el sentimiento más puro otorgado a las buenas personas, el amor.

Recuerdo esa tarde soleada cuando me invitaste por un helado a la plaza central de la ciudad, Me fuiste a buscar a casa, me dijiste lo hermosa que me veía con el vestido que usaba y luego me ofreciste tú mano. Yo nerviosa la acepte y así entrelazando nuestros dedos caminamos en dirección a la parada de buses.

Al llegar al lugar nos sentamos en una de las mesas que se encontraban fuera de la heladería. Pedimos nuestras órdenes y luego hablamos de temas triviales mientras esperábamos nuestros helados. No se tardaron mucho, o por lo menos yo lo sentí así, ¿Te dije alguna vez que a tú lado las horas se me pasaban rápido?

Terminamos nuestros helados entre risas y sonrojos de parte de ambos y luego fuimos a dar una caminata por la plaza. No fue hasta las seis de la tarde que el frío cayó en la ciudad y en nuestros desabrigados cuerpos. Tú pasaste tú brazo por mis hombros y me apegaste a ti, compartiéndome de tú calor corporal.

Caminamos abrazados a la estación de buses y tomamos el que llevaba al sector donde se encontraba mi hogar. Fue un camino silencioso, yo llevaba mi cabeza apoyada en tú hombro y tenía nuestras manos entrelazadas en mis piernas, siempre se sintió bien estar así contigo.

Cuando llegamos a mi casa ambos nos detuvimos fuera de la puerta de entrada -como en la típica película estadounidense- Tú te veías nervioso, lo cual creaba que yo también lo estuviera. Nos quedamos en silencio unos minutos hasta que tú levantaste la mirada de nuestras manos entrelazadas y las llevaste a tus labios, donde les proporcionaste calor. Soltaste un suspiro y tiraste de ellas hacía tú cuerpo creando que quedáramos muy cerca, me sonreíste tímido y luego juntaste nuestros labios. Siempre fuiste tan impredecible para mí. Nos separamos y tú acariciaste mi rostro, yo te regalé una pequeña sonrisa.

Esa tarde había sido perfecta, pero fue más perfecta aun cuando de tus labios salió la pregunta que yo tanto esperabas.

¿Me permites ser tú novio?

¿Me permites ser tú novio?

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Goodbye, my love ; Yoo KihyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora