"El Choque de los Dioses"

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Y entonces vino Uchiha Madara. Solo por su chakra podía sentir que era el descendiente del maldito de Indra. Pero mi eterna sorpresa fueron esos ojos. Una versión evolucionada del Sharingan. Y con eso logró controlarme, sin importar cuán fuerte me resistiera. Me subyugó, me manipuló, al más grande de los nueve, como si fuera una maldita muñeca.

Fui convocado para combatir contra el descendiente de Ashura. Eso había sido una sorpresa. Podía sentir su chakra. Ashura e Indra habían reencarnado y decidieron volver a pelear. Y esta vez yo era una herramienta en el arsenal de uno de ellos. Al final fui sellado en un contenedor humano y encontré que mis facultades mentales habían regresado.

Estaba aliviado.

No se debe malentender lo que digo. Odiaba a Hashirama y a su esposa, odiaba a Konoha... pero mejor una jaula que una correa.

Mito y yo no hablamos, ella no deseaba usar mi chakra, así que yo estaba satisfecho en simplemente esperar. Yo era eterno y ella mortal. Incluso si yo era transferido a otro contenedor habría un momento en el que podría ser libre. Los años humanos no significaban nada para mí ya que había vivido por siglos antes que existieran.

El segundo contenedor fue una niña llamada Uzumaki Kushina. Esta intentó hablar conmigo algunas veces, pero me mantuve en silencio ya que no tenía nada que decirle. Entonces ella decidió casarse con uno de ellos. Uno que poseía esos malditos ojos y podía sentir su chakra. Madara había procreado a un mocoso de pelo rubio llamado Minato.

Y entonces mi contenedor se atrevió a casarse con uno de ellos de entre todos los posibles candidatos. A veces yo no podía desviar la mirada de esos abominables ojos. Los años pasaron y vigilé al muchacho como un halcón, esperando el momento en el que hiciera su jugada y me usara. Todos los Uchiha querían, no, anhelaban poder. Y yo era una fuente infinita de él.

Para mi eterna sorpresa, Minato era un hombre bueno y de corazón amable. Por un momento consideré que podría ser la reencarnación de Ashura, pero su chakra no mostraba similitud al de él. Y encontré que me agradaba un Uchiha y me aletargué en el sello. Si no fuera por las malditas cadenas casi me podría considerar afortunado.

Entonces vino otro. Un Uchiha con su precioso Mangekyou Sharingan y me encontré con una correa de nuevo.

¡NO VOLVERÍA A SUCEDER!

Hice una elección. Permití que me sellaran voluntariamente en el hijo de Minato, un mocoso llamado Naruto.

Mejor una jaula que una correa.

Pero estaba muy sorprendido con el mocoso al poder sentir algo distinto en él. Pude sentir hebras del chakra del viejo corriendo a través de su sistema. Pequeñas gotas del poderoso chakra de padre nadando en el océano que el mocoso poseía. Naruto era una mezcla de sus dos padres. Amable y de buen corazón, pero frío y despiadado si era necesario.

Elegí volverme un amigo en vez de un prisionero.

Y lo vi crecer hasta este mismo instante. El momento en el que se enfrenta contra el primer hombre en haberme atado a su voluntad, Uchiha Madara.

"Te falta uno" comentó Naruto al ver solo cinco Edo Tensei. Madara solo rió antes de que una sonrisa predadora apareciera en sus labios.

"¿Bailamos?"

Esa maldita línea. Kurama vio rojo y expulsó su poder, inundando a Naruto con su poderoso chakra y saliendo del sello. Con un poderoso rugido hizo temblar el edificio. Kurama apareció en el mundo real en una explosión de humo y roca. El pequeño cuarto en el que se encontraban explotó en una lluvia de escombros y Kurama emergió de la nube de polvo, sus nueve colas se movían salvajemente detrás de él.

"Legado" #NarutoAwardsWhere stories live. Discover now