Todo Por Tu Amor

Capítulo 26

Narrador omnisciente

Bruno padre caminaba furioso por el gran salón de la mansión LeBlanc, su hijo era un idiota no era más que un imbécil.

-Eres un idiota Bruno- le decía -¿Cómo se te ocurre firmarle el divorcio a Rose?

-Ella lo mandó y yo tengo cosas más importantes que andarle atrás como perrito faldero. Lo firmé y ya- decía el joven tranquilo.

-¿Sabes cuanto dinero está en juego por esta decisión?, son unos estúpidos, tu debiste buscarlos y esa zorra no debió de irse con el bastardo de Christoph- estaba muy furioso, tenían muchas deudas y esa unión era su salvación.

-Escúchame bien, maldito viejo- se paró Bruno molesto -Estoy harto de hacer lo que digas, de seguir tus órdenes. Rose tuvo más agallas que yo y se fue. Debí hacer lo mismo.

-¿De qué me estas hablando Bruno?- dice el viejo con cautela.

-Que me arrepiento de todo lo que hice, que Christoph me golpeara me lo merecía, por eso no me defendí. Que la dañé a ella por tu culpa papá- su respiración estaba agitada -No me perdonaré jamás lo que hice. Me iré de aquí, lejos, como ella lo hizo. Estoy enamorado de Perla Gotreaux y estamos esperando un hijo, padre.

-¿De una criada?, ¿Pero qué carajo pasa con ustedes?- dijo alterado.

-Nos enamoramos, Don Bruno. Y el amor es un arma letal y te golpea fuerte.

Bruno se retiró y dejó a su padre sorprendido, tomó a su mujer Perla y a su hijo no nacido y se fueron a Australia dejando a sus hermanas, encargarse del legado LeBlanc.

Después de lo que le hizo a Rose no podía seguir allí.

Se puso a trabajar para mantener a su familia, pero el karma le pegó duro.

Luego de crear una pequeña fortuna, Perla se marchó dejándolo solo, sin dinero y diciéndole que el niño que ambos tenían no era de él, si no de uno de los chicos de seguridad de la mansión.

Todo en esta vida se paga y aunque él se haya arrepentido de lo que le hizo a su exesposa, ya el daño estaba hecho.

Tenemos como ejemplo a la familia LeBlanc y la Fontaine, quedaron en quiebra ambas. Una contaba con la otra para poder sostenerse pero los cimientos de las dos ya estaban destruidos.