4-Descubrimiento

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Sin estar muy segura de qué hacer, le rodeo el cuello con mis brazos, abrazándolo aún más fuerte. Luego me separo un poco para mirarlo y sonrío. Está sonrojado. Me mira por un segundo mientras me suelta, pero en un descuido lleva la mirada a sus manos y se vuelve a perder.

Es como una computadora, en un segundo puede desconectarse de todo.

-¿Liam? Yo... supongo que voy al patio... -es irritante tener que captar su atención continuamente, pero sé que no lo hace a propósito. Espero durante algunos segundos,pero se ve totalmente sumido en sus pensamientos. Vencida, salgo del aula junto a Arielle.

Mis determinación por comenzar a verlo como alguien más es inmensa pero hay veces que no puedo negar su realidad a partir de ciertos hechos, como que me haya dado con una silla en la cara o me ignore mientras hablamos.

-Winteeer -Arielle agita las manos en frente de mi rostro y yo me sobresalto- ahora sé lo que sientes cuando hablas con ese chico -ríe al verme metida en mis reflexiones sin prestarle atención- es hora de que vayamos a clase de gimnasia.

-¡Blossom! ¿A eso le llamas correr? ¡Pareces un pato escapando de los cazadores!

Seré un pato, pero uno al que no le gusta transpirar.

-¡Me duele el costado! -exclamo tratando de tomar aire. Mi resistencia al correr es, del uno al diez, cero coma cinco.

-Se te hincharon los vasos, ¿Tampoco sabes respirar? -la profesora se da vuelta y yo hago una mueca. No tiene necesidad de ser tan amarga.

Alguien necesita comprarse un perro...

Me desplomo en el suelo y Arielle se me acerca.

-Odio gimnasia con toda mi vida -dice pasándose el antebrazo por la cara.

-Yo también- respondo.

-¡Atención, barbies! -grita la profesora de gimnasia tocando el silbato hasta ponerse colorada- ¡Haremos tres series de abdominales! -vuelve a tocar el silbato a pesar de que a estamos a su alrededor, aturdiéndonos. Le gusta hacernos sufrir.

Una hora después mis piernas tiemblan tanto que casi me caigo por las escaleras. Me duele todo.

Decido ir a la enfermería a por un ibuprofeno, y cual no es mi sorpresa al encontrarme a Liam allí.

-¿Qué le pasó? -pregunto a la enfermera en susurros mientras ésta me da la pastilla.

-Unos chicos lo estaban molestando y le dió un ataque. Dejó inconsciente a uno de ellos.

-Genial -digo mirándole por un segundo la mano vendada. La mujer me mira molesta- perdón -digo divertida mientras me acerco a él lentamente.

-Hey, Liam. ¿Estás bien? -me mira a los ojos otra vez haciéndome sentir importante. Quienes tienen Síndrome de Asperger sólo hacen contacto visual con las personas con quienes se sienten cómodos o les son agradables.

-Sí -murmura y regresa la mirada a sus zapatillas.

Es hora de que Winter se ponga pedagógica.

-¿Por qué los golpeaste? No está bien, y...

-No sé, sólo vete -contesta fríamente. Auch.

Trato de no enojarme así que no le hablo más, tomo el ibuprofeno y como me pide, me voy.

Al salir del colegio es inevitable que el hecho no me afecte. Me siento mal, física y emocionalmente. No entiendo como alguien como Liam, tan silencioso y poco convencional, pudo haberse ganado una parte de mí en tan poco tiempo.

Camino a casa para despejar mi mente. Hace frío, más que otros días. Al doblar la esquina de una calle poco transitada me sorprende una correntada de viento, que hace que las hojas vuelen en círculos a mi alrededor. El aire comienza a tornarse húmedo y el cielo se oscurece, completando el paisaje tétrico y solitario. Comienzo a asustarme. Amo las tormentas, pero sólo cuando estoy a salvo de ellas.

Sólo me quedan seis cuadras para llegar, pero cuando cruzo la calle comienza a llover.

Maldiciendo me refugio en el porche de la casa más cercana. La lluvia es muy fuerte y el viento está rugiendo. Correría hasta llegar a casa, pero las piernas todavía me duelen de la clase de gimnasia. Además, sólo tengo puesto un sweater de hilo.

Cinco minutos después la lluvia no cesa y mi ropa gotea. Agotada, me apoyo en la puerta de la casa suspirando. Segundos después recibo una llamada de mi mamá.

-¿Hola? ¿Winter?

-Mamá, ¿Qué pasa?

-¿Dónde estás?

-Estoy cerca de casa ma, estoy bien.

-Me habías preocupado, por la tormenta...

-No pasa nada, ahora voy.

-Cuídate, Winter.

-Hasta luego mamá.

Corto la llamada, me cubro la cabeza con la mochila y comienzo a correr bajo la lluvia.

Tres cuadras después el diluvio pasa a ser una llovizna, pero el viento sigue amenazando con llevarme volando. Sigo corriendo sin poder ver muy bien por el agua cuando impacto con algo.

Mejor dicho, alguien.

Caigo sobre un charco, ensuciándome el sweater con barro.

-¡Dios! ¡Fijate por donde caminas, inútil! -exclamo furiosa levantándome- ¡Mira lo que has hecho!

-Lo... lo siento.. -jadea el chico enfrente de mí abrazándose a sí mismo. Me acerco un poco con el ceño fruncido y lo veo.

-¡Liam! ¡Perdón, no fue mi intención gritarte! -intento rodearlo con mis brazos pero se aleja repentinamente, respirando con fuerza.

-¿Qué te pasó? ¿Estás bien? -no responde mi estúpida pregunta pero no es necesario, ya sé que no está bien.

De improviso se cubre la cara con las manos y comienza a llorar.

¿Qué hago ahora?

-Hey, ya está... no te preocupes -le acaricio el pelo despeinándolo un poco- hace frío y está lloviendo, vamos a tu casa- lentamente le saco una de las manos de la cara y se la tomo con firmeza. Sus sollozos comienzan a calmarse, aprieta con más fuerza mi mano y comienza a caminar.

A medida que caminábamos hacia su casa me di cuenta de algo que me aterró y me hizo sonreír casi al mismo tiempo: podía imaginarme una vida con él, cuidándolo y amándolo sin problemas. Yo, Winter Blossom, la chica más fría e independiente, la que nunca se había colado por ningún chico, estaba enamorada.

Al llegar a su casa lo dejo con su madre y rápidamente vuelvo a casa, prometiéndoles visitarlos al día siguiente, sábado. Corro bajo la oscuridad de la tormenta sonriendo, yendo más rápido de lo necesario para descargr la ansiedad y las mariposas en el estómago que me producen la idea de ir a verlo mañana.

Introverted (Adaptación) #PremiosAwards2017Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz