Capítulo 24: París, La Ciudad Del Amor

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Isaac

Pasamos a la habitación, no era muy diferente de la suite que teníamos Matias y yo, lo único es que esta solo tenía un cuarto, pero era la misma sala de estar, la misma mesa y el mismo decorado de lujo que imaginé debía tener todo el hotel. Por unos instantes ninguno dijo nada, Cris me llevaba de la mano mientras llegábamos a la sala de estar, ella se sentó en uno de los muebles, yo me quedé de pie simplemente observándola. Habían tantas cosas por decir, por preguntar, tantos sentimientos por expresar pero no quería arruinar el momento con palabras, no me atrevía a decir nada, así que me limité a observarla, a detallar cada línea de su cuerpo, el color de su piel, las pequeñas ojeras moradas que se notaban debajo de sus hermosos ojos, y esa hermosa sonrisa que me dedicó al darse cuenta de mi escrutinio, no pude evitar sonreírle de la misma manera y me acerqué a ella.

Me senté a su lado en el mueble, mirándola de frente: ella con una sonrisa mientras que la mía se ensanchaba cada vez más; pronto el pequeño incidente con Yumar dejó de existir, el mundo dejó de existir, estaba con Cristhie, ¡sólo con ella!, cuantas noches la había extrañado, cuantas veces había recordado su exquisito aroma y ahora en este momento no era necesario imaginármelo, la tomé entre mis brazos e inhalé profundamente para llenar mis pulmones al máximo de su olor, ella me devolvió el abrazo con la misma urgencia, su piel, su suave piel rozaba la mía, sentía el calor que desprendía su cuerpo, sentía su corazón latir...

—Te extrañé tanto —susurré con miedo a estropear el momento.

—Yo también Isaac, me alegra que estés aquí. —Si tenía aún dudas, con esa frase se disiparon todas.

Tomé su rostro entre mis manos y la besé con toda la urgencia que poseía, con todo el amor que tenía guardado, con todo el amor que sólo le pertenecía a ella, mis labios se movían con dureza sobre los suyos, no fue un beso delicado y tierno, fue un beso lleno de fuego, de pasión, mi boca abriéndose paso sobre la suya, sus labios moviéndose a mi ritmo, al ritmo de los míos, a los pocos segundos ya estábamos jadeando, mis manos empezaron a moverse solas por su cuerpo, sintiendo la suavidad de su piel en mis manos, sintiendo la curvatura de su cuerpo perfecto. Su aroma me estaba volviendo loco, mis labios bajaron a su cuello, sintiendo y saboreando cada espacio, siguieron su camino hasta sus hombros donde le bajé la camisa con suavidad, una camisa de tela blanca holgada casi transparente que dejaba notar su brasier... Pronto empezamos a desvestirnos con urgencia, y concienzudos a la vez. Parecía demasiado lejana la última vez que había visto su cuerpo desnudo, la última vez que la había tenido entre mis manos.

A trompicones fuimos a la habitación, ella estaba a horcajadas sobre mí, sus piernas rodeando mi cintura mientras seguíamos besándonos lo que dificultaba un poco el caminar, tropezamos con la puerta pero eso hizo que ambos riéramos con complicidad; la coloqué lentamente sobre la cama mientras me terminaba de quitar apresuradamente la ropa que me quedaba, ella estaba acostaba sobre la cama, tan solo observarla ya era todo un espectáculo. Me hizo unas leves señas con la mano mientras se mordía el labio inferior de su boca, me subí rápidamente sobre ella y empecé de nuevo a besarla, a acariciarla y a recorrer cada milímetro de su tersa piel, sentía sus manos sobre mí, en mi espalda, en mi pecho y esto me incitaba más...

Me incitaba a tocarla más, a acariciarla más, a besarla más, mis manos bajaron hasta su parte más intima indicándome que ya estaba lista para permitirme entrar, sin embargo quería extender el momento lo máximo, lo más que pudiera, después de todo teníamos mucho tiempo sin vernos; así que la acaricié allí con suavidad con movimientos rítmicos, sentía como se estremecía debajo de mí, moviéndose involuntariamente y saliendo excitantes gemidos de su garganta, hasta que ya no pude más, entré en ella con fuerza, escapándoseme un grito en el acto, ella seguía gimiendo y su rostro distorsionado por el placer expresaba lo mismo que debía decir el mío.

Decisión de Amor (Borrador Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora