>>Capitulo 11

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Noté su cuerpo tensarse y sus brazos aflojar el agarre alrededor de mi cintura. Pronto me arrepentí de mis palabras. Demasiado rápido, me repetí en la mente. Demasiado rápido.

Su cuerpo empezó a alejarse poco a poco del mío y yo dejé que se aleje. No la miré a la cara, miraba un punto fijo en la habitación notando su mirada clavada en mi cara. Me puse nervioso. Un efecto que solo provocaba ella en mi, los nervios de punta con su mirada.

-Lo siento -susurré.

Ella no dijo nada durante cinco largos minutos. Para mi fue una eternidad y al ver que no decía nada me puse en pie y la miré, no había ninguna expresión en su rostro. Ni miedo, ni pánico, nada. Pero tampoco dijo algo y me deprimí. Tal vez no le guste, no me quiera y esta sea su manera de decírmelo. Su rechazo. Giré sobre mis talones y comencé a dar cortos pasos hacia la puerta abierta del cuarto. Mis ánimos por el suelo.

Antes de dar tres pasos una mano cogió mi muñeca lentamente, suavemente. Un toque dulce. Lentamente me di la vuelta y vi la pequeña mano derecha de _____ sobre mi muñeca. Ella me miraba a los ojos y pronto comenzó a negar con la cabeza sin soltarme la muñeca.

-No te vayas -susurró.

Me quedé inmóvil. Había hablado pidiéndome que no me vaya, que no la deje, invitándome a que me quede con ella. Esta era la primera vez que escuchaba su voz sin que sean gritos. Sonreí en su dirección, me sorprendió ver el fantasma de una sonrisa en sus labios. Se hizo a un lado invitándome a sentarme a su lado de nuevo. Con mucho gusto me volví a sentar a su lado. Nos quedamos en silencio mirándonos a los ojos.

-Gracias-dijo ella después de unos minutos, rompiendo ese silencio. Ese cómodo silencio.

La miré confundido sin saber que era lo que me estaba agradeciendo y sin poder aguantar más le pregunté:

-¿Por qué?

-Por llamarme hermosa.

Yo sonreí y solté una pequeña risita, le cogí la mano y le acaricié la palma de esta con mis dedos.

-No tienes que agradecerme eso, nena. Solo digo la verdad.

No dijo nada más pero tampoco apartó la mano de la mía, por lo cual se la seguí acariciando con cariño.

-¿Cómo estas? -le pregunté.

Ella levantó la mirada y me sonrió.

-Puedo ver que mejor, has sonreído.

-Sí.

- ¿A que se debe ese cambio tan repentino?

-A que he estado pensando en lo que me dijistes.

La miré con confusión evidente en mi rostro. No recuerdo haberle dicho nada.

- De que Jake y tú no queréis hacerme daño.

-ooohhh -dije alargando la ''O'' como expresión de que comprendía-. Ahora entiendo.

Ella soltó una risita y fue como música para mis oídos.

-Supongo que tienes razón, ya que si quisierais hacerme daño no estaría aquí viviendo como una princesa.

Yo la miré, levantando mi mano hacia su mejilla se la acaricié, ella cerró los ojos ante el contacto de mi mano con su suave piel.

-Abrazame -le dije en voz baja.

Ella abrió sus ojos y sin decir nada más se acercó a mi, envolviendo sus pequeños brazos en mi cintura. Yo la envolví con los míos, moviéndola de un lado al otro lentamente, con un brazo levanté sus piernas y la coloqué sobre las mías, cogiéndola como un bebé. Una risa salió de entre sus labios, pero no se apartó, se apretó más contra mi pecho suspirando.

-¿Sabes por qué te hemos tratado así? -le susurré al oído.

Su cabeza se movio de un lado a otro como respuesta de ''no'' a mi pregunta. La apreté más a mi cuerpo sintiendo que era mía, pero recordando que aún tengo que esperar un poco más para declararme, necesito su confianza, su amor. Necesito conquistarla hasta las trancas.

Le volví a susurrar al oído la respuesta de mi pregunta.

-Porque eres una princesa. Mi princesa. -y después de decir esto le colqué un suave y dulce beso en su pelo siguiendo balanzeandola sobre mi cuerpo como un bebé.

Ella era mi bebé y mi princesa. Y la pretegería de todo y de todos.

 

-ιиvιsιblє [Justin & tú] TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora