Su jefe le pidió que entregara algunas cosas a otro de los locales que tenían y Harry hizo caso sin hacer preguntas, que era como Harry trabajaba (eso lo hacía un buen empleado, le había dicho Paul). Cuando se dio cuenta que pasaría frente al hospital se arriesgó y le echó un vistazo a la sala de espera.
Louis no estaba. Claro que no estaba. Todavía estaba perdido en Perdidolandia, el lugar exclusivo para las personas imaginarias y los artistas misteriosos y fracasados.
Oh.
Artistas...
Quizá Louis le había hecho caso y había comprado caballetes y había mostrado sus pinturas y lo habían hecho famoso? Eso sonaba bien.
Y era posible.
- Hey, hacía mucho que no te miraba. – Dijo una de las enfermeras. Harry le sonrió y asintió. – Te puedo ayudar en algo?
- Mm... – Y si se arriesgaba a preguntarle por Louis, alias Quizá Mi Amigo Imaginario? No creía que la enfermera se sorprendiera demasiado por su locura. Seguramente había lidiado con cosas peores. – Estaba buscando a... un amigo.
- Lewis? – Preguntó. Harry entrecerró sus ojos tratando de averiguar si hablaban de la misma persona.
- Louis. – Dijo Harry.
- Oh, sí. Louis. Nosotras lo llamamos Lewis. - Harry frunció el ceño. Por qué las enfermeras conocían a Louis? Jamás lo había visto charlar con ellas.
Luego soltó un suspiro lleno de alivio. Al menos Louis Tomlinson no era imaginario. Eso ya era ganancia.
- Sí. Louis. Lewis. Sí. Ese es mi... um, mi amigo.
- Oh... creo que... a ver... Rose? – Llamó a otra de las enfermeras. La tal Rose volteó hacia ellos, sonriente. – No sabes qué ha pasado con Lewis?
- Terminó la semana pasada. – Respondió con amabilidad antes de continuar caminando hacia alguna de las habitaciones.
La enfermera que tenía enfrente sacó un bloc de notas y escribió algo en la primera hoja. Después se la tendió a Harry sin dejar de sonreír.
- Visítalo. – Dijo. – Por favor.
**
De acuerdo... esto era incómodo.
Por qué le habían pedido que lo visitara? Y por qué había hecho caso? Harry tenía cosas que hacer. Tenía que llegar a su casa para asegurarse de que su hermana estuviera allí. Pero la verdad era que Harry estaba ansioso por escuchar la voz de Louis y por verlo. Ni siquiera dudó en seguir la dirección en la hoja amarilla que le había dado la enfermera. Contó los minutos que le faltaban para salir del trabajo y casi corrió en busca del departamento donde vivía Louis.
Tocó con rapidez y la puerta se abrió con rapidez también.
Ah. Louis.
Louis.
Dios mío.
- H-hey... – Saludó Harry agitando sólo un poco su mano derecha suspendida en el aire.
Louis sonrió y le cedió el paso.
Harry lo miró durante un rato, dudando.
Se veía diferente. Se veía... esbelto. Delgado. Muy delgado. Se veía más alto y como si fuera posible, más atractivo. Su mandíbula ahora era marcada y sus clavículas sobresalían. Y sus brazos. Uh. Brazos. Sus brazos lucían... bien. Fuertes. Atractivos como todo en Louis.
