Sangre Mafiosa.

Capítulo 28

Adam intentó tirar del animal para desprenderse de él, pero Neo lamía su cara tan seguidamente que no lograba distinguir nada.

—Neo, abajo —dijo Alessia, con una sonrisa plasmada en sus labios.

El perro se bajó del sillón, y caminó hasta donde se encontraba su dueña. Se sentó a su lado y la chica le acarició entre las orejas, premiándolo.

—Buen chico... —susurró.

Ella se levantó y le indicó al labrador que se quedara quieto para luego ir a buscar café.
Adam miraba como sus pequeñas manos se movían con delicadeza sobre las blancas tazas de porcelana. Lucía tan indefensa y frágil, que por un momento consideró el hecho de que podría quebrarse en cualquier instante. Segundos más tarde, recordó la manera en la que defendió a su padre y a Luke en aquel enfrentamiento, eran dos personas completamente distintas.

—¿Café?

Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no había notado su presencia. Ya se había sentado junto a Neo y vertía el agua sobre las tazas.

—Sí, por favor.

Desayunaron en silencio, viendo como las llamas de la chimenea flameaban, creando diversas sombras en la pared contraria.
Adam fue el que rompió el silencio.

—¿Acaso lees filosofía? —preguntó, mientras sus ojos inspeccionaban los tres tomos rojos en el último estante.

—Claro, pero es como una especie de introducción con las teorías más importantes de algunos filósofos antiguos.

—Ésto me recuerda al mito de la caverna —respondió señalando las sombras —. ¿Lo conoces?

Alessia negó y se acercó a él, incitándolo a hablar.

—Cuenta el mito, que dos hombres fueron apresados desde niños para vivir en el fondo de una cueva. Estos se encontraban encadenados frente a la pared y solo podrían ver las sombras de los modelos, estatuas de animales y objetos que pasaban ante una hoguera.

»Un día, con la ayuda de otro hombre, uno de ellos logró salir y descubrió que vivió toda su vida engañado con las imágenes de aquella cueva. Él decide regresar, para contarle a su compañero y liberarlo. Cuando lo hace, este lo toma por loco y se niega a creer en esa realidad.

»El aventurero, resignado, acepta que esa realidad no es posible y ambos aceptan la realidad de las sombras, en el fondo de la cueva.

—Wow —susurró Alessia, con el ceño fruncido —. Es bastante... ¿Reflexiva?

—Hace referencia a el poco saber del ser humano —explicó Adam, con una sonrisa.

—Me encanta tu fase inteligente —contestó Alessia, sentándose a su lado.

—Y a mí me encantas tú.

                     •  •  •

—¿Deberíamos volver?

—Probablemente.

—¿Por qué?

—Porque tu hermano pensará que te he secuestrado, y ya bastante mala fama tengo aquí como para que Thomas esté en mi contra.

—¡Oh, vamos! Sé que quieres quedarte...

—Alessia...

—¡Bien! —exclamó rodando los ojos.

Comenzó a arrastrar los pies hacia la puerta, mientras Adam cargaba con la vajilla.
Alessia resopló todo el camino a su hogar, y el chico soltaba pequeñas risas inaudibles.

Cuando entraron a el salón, quedaron plasmados. Se le podría llamar una escena normal para Alessia, pero confusa para Adam.
Luke cargaba en sus hombros a Thomas, y Giorgio a Rachel. Los cuatro se habían petrificado al oír la puerta. Thomas sostenía a su madre por los hombros y Rachel lo tomaba del cuello de su remera. Giorgio elevaba la pierna de Luke, y este estaba agarrado de su cabello para no caerse.

—¿Qué creen que hacen? —gritó Alessia.

Todos tenían los ojos muy abiertos, y Adam seguía confundido. La chica prosiguió:

—¿Cómo no me llamaron?

La sala estalló en gritos y los adultos continuaron con su lucha. Alessia tomó la bandeja que el chico sostenía y la dejó a un costado mientras saltaba emocionada.

—¡Ponte de puntillas!

—¿Qué? —exclamó, más confundido que antes.

—¡Tú solo... Qué te pongas de puntillas!

Él, asustado, lo hizo. Un segundo más tarde comprendió lo que estaban a punto de hacer. Cuando ella estuvo sobre él, comenzó a correr.

—¡A la carga! —gritó Alessia, con pose de Superman.

Ella tomó a su hermano de la camisa y, haciéndole cosquillas, logró que se cayera sobre el sofá que había detrás.

—¡Muerto!

—¡Eso no es...!

—¡Ya cállate, gallina!

Luego quedó frente a frente con su madre y, después de unos segundos girando en círculos, Alessia se curvó para quedar cara a cara con Adam. Ella estaba al revés, pero eso no lo impidió. Se aseguró que su padre estuviera mirando... Y lo besó.

                    •  •  •

Se encontraban todos sentados en  salón. Los sillones habían vuelto a su lugar, y como era de esperarse, todos —salvo Rachel — se encontraban petrificados.

Alessia se encontraba sentada junto a Adam, quien no despegaba la vista del suelo.
Sus manos estaban juntas entre ambos, y la chica reprimía las ganas de reír con tanta fuerza que el muchacho comenzó a mirarla raro. Ella le guiño un ojo, y él entendió que nada bueno vendría a continuación.

Alessia se puso de pie y tiró de él para hacer lo mismo.

—Bueno... Ya que esto se está poniendo aburrido, nosotros iremos a mi habita...

—¡NO! —exclamaron Giorgio, Thomas y Luke al mismo tiempo, saltando de sus respectivos sillones.

—¿Pero... Por qué? —preguntó con fingida inocencia.

—Porque... No. Porque ahora vamos a almorzar, y Rose... Y... —Giorgio comenzó a quedarse sin imaginación y Luke acudió a su ayuda.

—Rose a preparado pollo, y a todos les gusta el pollo, así que vamos al comedor a comer pollo.

Alessia no podía creer el poder que tenía sobre su cuerpo. Las carcajadas resonaban dentro de su cabeza, y dudaba que no se oyeran fuera.

Todos caminaron en silencio hacia el comedor, mágicamente la mesa sí estaba puesta, y sí había pollo.

Alessia entró a la cocina con la excusa de que necesitaba servilletas, y cuando encontró a el ama de casa la arrinconó para interrogarla.

—¿Cómo has hecho eso?

—¿Hacer qué? —preguntó Rose, con la misma inocencia de Alessia.

—Ugh, déjalo. No vas a decirme nada, ¿cierto?

—Aprendes rápido, Sía.

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Well, well, well.

Solo diré que los amo, y que...

«El final está cerca»

Gracias por los 2.4K, la verdad no puedo creer que esto esté sucediendo...
Piensen en unos 6-10 capítulos y luego...

¡MUAJAJAJAJA!

💙✔