Capítulo 8.

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Pasaron mas de una hora charlando, y compartiendo experiencias. Sorprendentemente tenían muchas cosas en común.
Pasada la media noche, alguien golpeó la puerta:

-¿Adam? -preguntó Luke, entrando a la habitación-. Tu padre te busca, están por irse.

El chico miró al hombre, y seguidamente a Alessia.

-Oh... Claro -Luke elevó las cejas, repetidas veces-, dejaré que se despidan.

Cerró la puerta, no sin antes amenazar a Adam con la mirada.

-Lo siento... Luke es algo...- comenzó la chica.

-No hay problema, también tengo a alguien así en casa.

Sonrieron simultáneamente, mientras Adam intentaba despegarse del suelo. Sus piernas le dolían por estar tanto tiempo sentado como indio.

-¿Necesitas ayuda?

-No, gracias.

Ella asintió y continuó juntando las tazas.

-Aunque... Alessia, ¿te molestaría ignorar mi respuesta anterior y ayudarme? -pregunó él, haciendo pucheros.

La chica le tomó de la mano, y tiró de él hacia arriba.

-Bueno... Adiós Adam, un gusto conocerte -dijo Alessia estirando su mano derecha.

Él la tomó, pero no para estrecharla. La atrajo hasta sí en un rápido movimiento... Y le dio un beso en la mejilla.

-Lo siento.

-No te preocupes. Ve, tu padre debe estar esperándote.

Adam asintió, y salió del cuarto. Mientras bajaba de la escalera, había un dilema en su mente ¿Se habría sentido incomoda con su arrebato de "locura"? Lo que menos quería era echar a perder esa relación que habían comenzado unas horas atrás.
Algo le decía que Alessia iba a terminar siendo una de las mejores amigas -y la única- que alguna vez tendría.

Ni bien se escuchó el cerrojo de la puerta, Alessia si abalanzó sobre su cama y se tapó la cara con un almohadón. Por un momento había pensado que iba a besarla. Se imaginaba dándole una bofetada, o peor, siguiendo el beso. Una vez que lograba hacer amigos, y esa relación -casi- se estropeaba en un abrir y cerrar de ojos.
Apretó el cojín con fuerza, con eso logró ahogar el pequeño grito que salió de su boca.

Mientras los tres hombres se saludaban, prometiendo verse mas seguido, Rose alcanzó a ver como un engendro se entrometía en su cocina.

-¡Niño! ¿Que haces aquí? -dijo, sobresaltando al intruso.

Adam giró la cabeza y se encontró con el ama de casa, en una posición amenazante. Vale aclarar que sostenía un cucharón de plata en su mano derecha.

-Te lo advierto renacuajo, hablas ahora... -golpeó el utensilio en su mano libre- o callas para siempre.

-Lo siento, señora. Solo quería escapar de ¿Luke? -preguntó dudoso, Rose asintió-. Bien, ese hombre me da un poco de miedo.

Como no mostraba señales de comprensión, Adam comenzó a planear los posibles escapes. Justo cuando estaba a punto de encontrar uno, la anciana empezó a reírse.

-Pequeño... -dijo entre risas-, el señor Luke es el hombre más bueno de el lugar.

-Oh, ya veo. Gracias por...

-¿Sabes qué? Te lo voy a demostrar...

-Oh, claro. Espere, ¿qué? ¡Señora no...!

-¡NIÑO LUKE! -gritó Rose, sobresaltando a todos en la cocina- ¡Ven aquí, querido!

Sangre Mafiosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora