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Miércoles, 17 de Mayo


—Hola Lou—murmuro un muy feliz Harry, caminando junto a su peculiar amigo. El ojiazul no lo miró ni tampoco inmuto, pero Harry ya estaba acostumbrado a eso así que decidió controlarse. —Tengo guardada la corona de flores que me regalaste en un lugar muy especial de mi habitación. Es tan linda como tú—susurró ésto último muy cerca de su oído y luego se fue en dirección a la cafetería.   

Louis se sonrojó y caminó hacia el aula de clases, el cual se encontraba solo, puesto que la clase empezaba en treinta minutos. El lugar estaba silencioso y pacifico, justo como le gustaba a Louis. Pronto sintió a alguien entrar, pero su cuerpo se destenso al notar que era Harry.

—¿No hay problema con que me quede aquí?

El silencio que le seguía a las palabras de Harry, a veces era abrumador y ciertamente vergonzoso.

—Tomaré eso como un sí—dijo está vez agregandole un poco de gracia a sus palabras. —Quisiera que hablaras conmigo, a veces siento que hablo solo, o que no le prestas atención a lo que digo. Es cómo que oyes pero no te importa.

La tristeza podía sentirse en las palabras que salían lentas de los labias de él rizado. Él no era esa clase de chicos que dice lo que siente, pero tenía decir aquello, porque las palabras estaban quemando en su garganta.

—Siempre escucho lo que dices, Harry.

Las simpleza con la que las palabras salieron de los labios del ojiazul hicieron estremecer a Harry. Es cómo si lo dijera pero no lo sintiera, cómo si lo estuviera forzando a decirlo.

—Louis, tienes que intentar curarte, por favor.

Y por primera vez en el día Louis le dedicó su mirada a Harry. Se sentía confundido. ¿Cómo sabía de su enfermedad? No quería que Harry se alejara de él por ser un enfermo... no quería que las personas malas se lo llevaran como hicieron con su padre, no quería. Y por primera vez en un tiempo sintió que su garganta se cerraba y la única forma de poder respirar era llorando. Su corazón latía con fuerza, golpeaba contra sus costillas como si quisiera salirse corriendo, y al parpadear fue imposible detener las lagrimas.

Harry frunció el ceño, y miro como las lagrimas se resbalaban por las mejillas de Louis, aunque en su rostro no hubiera expresión de dolor o angustia. Reaccionó y lo atrajo hacia él, estrechándolo contra su pecho. Louis apretó sus labios cuando sintió que un sollozo iba a salir de ellos, y lo reprimió. Quería detener sus lagrimas y dejar de parecer un tonto, pero la sola idea de que lo dejara la única persona que se le acerco para ser su amigo sin intereses de por medio, lo lastimaba. No quería que Harry se fuera de su lado por ser un... rarito.

—Hey, no llores—susurró Harry acariciando su lacio cabello. —Todo está bien, estoy aquí.

—No por mucho tiempo.

Louis se sorprendió cuando escuchó esas palabras salir de sus propios labios, porque se suponía que eso debían quedarse en su cabeza. Se separó rápidamente de él rizado, tomó sus cosas y caminó fuera del aula.

—¿Qué fue eso?—preguntó Harry, para si mismo. Todo esto había sido tan raro, estaba en estado de shock. Hace mucho que Louis no se expresaba de una manera tan... ¿abierta? Pero deseaba que fuera así más seguido, sólo que sin llorar porque odiaba verlo hacerlo.



<3

Blue and red ➳ Larry AUWhere stories live. Discover now