Capítulo 21: Secuestro.

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Akashi entraba por la oficina sabiendo que era tarde. Nunca en su vida había llegado tarde al trabajo pero no esperaba tener que llevar a los niños al colegio y es que Aomine no había aparecido por allí. Quizá tuvo un imprevisto con aquel Kagami borracho o puede que disfrutase de la noche y se le fuera el santo al cielo olvidándose de pasar a por los niños. Quién sabía...

Al entrar por la base, saludó a sus compañeros quienes le recibieron con cálidas sonrisas en su camino hacia el vestuario. No había nadie allí dentro y era normal, era él quién llegaba tarde y seguramente, al no poder empezar con los simulacros por su culpa, estarían todos entrenando en el gimnasio, realizando sus cuatro horas de ejercicios matutinos. Tendría que recuperar el tiempo perdido.

Prácticamente corrió por toda la base y subió los peldaños de dos en dos en cuanto estuvo cambiado. Podía ver las cristaleras del gimnasio y tras ellas, a parte de su equipo. Tenía razón en algo, estaban allí entrenando en su ausencia, sin embargo, al abrir la puerta se quedó atónito, él no era el único en llegar tarde al parecer.

- Vaya, por fin llega el capitán – sonrió Kise - ¿Dónde te has dejado a Aomine?

- Creí que estaría aquí – dijo dudando.

- Yo creía que vendría contigo – susurró Kise mirando al resto del equipo – erais los únicos que faltabais y ayer os ibais juntos hacia casa, creí que le habías invitado a comer.

- Así es – dijo Akashi – pero Kagami le llamó por la tarde casi noche y se marchó a buscarle. Parecía estar borracho y necesitar a un buen amigo. Esta mañana debería haber venido a por los niños pero no ha aparecido.

- Es raro – dijo Kise – Aomine está encaprichado con Tetsu, no lo dejaría sin más.

- Tampoco ha llegado nunca tarde al trabajo – aclaró Akashi – ni siquiera por un rollo de una noche. ¿Le habéis llamado?

- Sí, un par de veces pero tiene el móvil desconectado.

- Eso es todavía más raro.

Akashi salió del gimnasio con rapidez y volvió a bajar a toda velocidad las escaleras, esta vez seguido por el resto del equipo que intentaban descubrir dónde iba su capitán. No tardaron en percatarse que iba hacia la chica de recepción, la que siempre pasaba las llamadas de emergencia por la central.

- Necesito que rastrees un móvil – dijo Akashi sin más.

- La chica escuchó los dígitos del móvil que el pelirrojo le iba diciendo y al pulsar la tecla de rastreo, se dio cuenta que estaba buscando precisamente a Aomine Daiki.

- ¿Has perdido a uno de tus hombres? – preguntó alarmada.

- No lo sé. Debería estar aquí y no tiene el móvil conectado.

- No puedo rastrear si lo tiene apagado.

- Aomine duplicó su tarjeta – comentó Akashi – y dejó una copia de seguridad en la base, tenemos acceso completo a su teléfono. Quiero saber todo lo que ha pasado por ese teléfono en los últimos dos días. Mensajes, llamadas, fotografías que haya hecho, me da igual, búscalo todo y reúnelo. Pásalo al proyector de la sala de reunión.

Todos siguieron en silencio a Akashi hacia la sala de reunión. Aún no habían entrado cuando observaron como en la gran pantalla empezaba a aparecer todos los datos del móvil de Aomine. No era un secreto para ninguno de ellos que pudieran acceder a sus datos, todos ellos habían duplicado y dado los datos de sus teléfonos por si acaso ocurría algo, aunque no esperaban tener que acceder a esa opción.

Un diablillo se coló en mi vida (Kuroko no basuke, AoKaga)Where stories live. Discover now