Cap 52: "Aquí termina todo".

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MATT

Nunca pensé que llegaría a querer tanto a una persona como la quise a Venezia. Esa chica se había llevado mi corazón. La extrañaba tanto.

Estaba cansado, tenía ganas de estar con ella, abrazarla y poder cuidarla como la última ves que lo hice. Pero no, me encuentro caminando rápido, en los pasillos oscuros que de a poco se llenaban de agua, para huir con la mejor amiga de la persona que más amo en esta vida.

─Gozáles no responde ─ dos guardias pasan fuera de donde estábamos escondidos.

─Debe estar haciéndose una paja. Ya sabes. Estamos muy estresados desde que la cría escapó.

Mayra, al igual que yo, abrimos los ojos y pegamos más la oreja para poder escuchar mejor.

─Si, pero ¿cómo fue posible? ─ hubo un pequeño silencio.

─Los que la acompañaron eran unos gilipollas. Seguro les mostró los pechos y la dejaron ir. Típica de mujer fácil.

Mi sangre hierve al escuchar eso, agarré el picaporte, pero la mano de Mayra me hizo alejarla, la miré furiosa. Los dos idiotas ya no se sentían cerca, salí del armario y caminé al final del pasillo donde estaban ambos fijándose en las cámaras.

No me siento dueño de mí mismo.

─La mujer de quien hablan, es mi novia, hijos de puta ─ susurré y disparé a cada uno en la cabeza, desactivé las cámaras y pasé por el lado de Mayra, ella había tomado las armas, sonreí y caminamos sigilosamente, ella evitaba maldecir por su pierna.

VENEZIA

─Se supone que esto es una finca.

─Parece las que usan los narcos para estar con mujeres, solo que le falta una enorme remodelación.

─No hay tiempo de eso. Adriel, ayúdame a subir.

Él asintió y levantó mi pié, junto a Candela y logré llegar hasta las ramas gruesas de lo que parece ser un árbol, esperé a que ellos hicieran lo mismo y los tres juntos escalamos, miré cuidadosamente dónde agarraba o pisaba, mi pié resbaló, pero me sujeté bien, llegamos al final de la pared.

─Mierda ─ digo observando la altura, Adriel saltó sin decir nada ni mirarnos, Candela cerró los ojos y también saltó.

─Vamos, no tengas miedo.

Como si fuera fácil.

Tomo todo el coraje y la adrenalina que llevo dentro de mí y salto, pero caigo en los brazos de Adriel, él ríe y me baja.

─Si Matt ve en ti algún rasguño, me patearía las bolas.

Niego sonriendo. Observo el lugar detenidamente. No había una casa, sino una mansión sin luz. Desde donde estábamos se veían las llamas de velas encendidas, Adriel tomó la mano de Candela y luego la mía, tragué saliva y la acepto, caminamos lentamente, evitando pisar algo que lograra llamar la atención, pasamos al lado de la piscina.

─Mierda ─ digo en voz baja.

Un cuerpo flotaba en ella, Candela llevó sus manos a su boca, Adriel la dio vuelta para que no viera el cadáver, evité una arcada y seguí caminando sin Adriel y Candela, quienes pararon para que ella vomitara, caminando cerca de la puerta trasera, encontré el arma del sujeto, la levanto y siento mis manos temblar ante el frío metal de la pistola.

─¿Sabes usarla?

Niego.

─Vi muchas películas. Apunto y disparo. ¿Qué tan difícil será, Adriel?

─Ten cuidado, Venezia. No es un juguete.

─Nunca tuve uno de esos ─ aprieto mis manos al arma y abro despacio la puerta.

Escucho voces, pasos, lo que parece ser gente corriendo. Decido caminar apuntando hacia el frente, mis pies parecen temblar, mi respiración agitada y mis manos sudorosas no ayudan a mi causa, camino tragando saliva a cada paso que hago.

Me siento con mucho miedo, Adriel y Candela se quedaron afuera y yo entré, pero es imposible no pensar en qué sucederá si pasa algo malo. Esta gente está armada y yo también. Pero mi desventaja es que no sé usarla y mi pulso es pésimo.

De pronto, mi corazón comienza a latir con más fuerza, doy vuelta apuntando, pero no veo nada ni a nadie, vuelvo a mirar hacia el frente y sigo caminando hasta llegar a escaleras que bajan al sótano, tomo aire y lo suelo, decido bajar sin dejar de apuntar. Se escucha el goteo de agua, había comenzado a llover fuerte, mis pasos casi no se escuchaban y eso lo agradecí. Al bajar, con mi brazo derecho tapo mis ojos al ver un cadáver colgar de ganchos. El cuerpo está cabeza hacia abajo, quemado. No se podría reconocer la persona.

Mi mente comienza a creer lo peor, mi respiración baja y lo único que puedo pensar es en Matt. Me acerco al cuerpo, evitando el nudo en mi garganta y las lágrimas, apunto de tocar el cuerpo, siento el cañón de una pistola en mi cabeza, al segundo, quitan el seguro, me doy vuelta lentamente.

─Fue bueno mientras vivió, ¿no lo crees, dulce Venezia?

Pedro, padre de Mayra estaba apuntándome con un arma mientas reía.

─Fue un conejillo de indias memorable. Es hora de ponernos al día, Venezia. ─ trata de agarrar mi cuello, pero estiro mis dedos y le doy un manotazo en la nariz, haciendo que su tabique se corra, seguido, golpeo su entrepierna con mi pierna, éste cae.

─Siempre creí que eras un malnacido, y, lo confirmé hoy. ─ pateo su cara ─ ¡Estoy harta! ─ apunto mi arma a su cabeza, él sonríe.

─¿Crees que podrás hacerlo? ─él mismo acomoda el cañón en su frente, abro mis ojos ─ debo decirte que estás hermosa ─ veo sus ojos recorrer todo mi cuerpo ─. Pero la belleza solo sirve para dos tipos de mujeres.

Levanto mi ceja.

─Ah, ¿y cuáles son esas, Pedro?

─Las ricas ─ relame sus labios ─ y las prostitutas como Maya.

Aprieto mis dientes y quito el seguro del arma.

─¿Tan mal padre puedes llegar a ser para no saber el nombre de tu única hija viva?

─¿Hija? Si hubiera sido mi hija, no me la hubiera folla... ─ no terminó lo que iba a decir, golpeé su cabeza con el arma, provocando que cayera al suelo.

─No eres tan inútil, Venezia.

Esa voz.

Doy vuelta y lo veo bajar junto a dos guardias, él me sonríe de oreja a oreja.

─Pero, eres fácil de engañar.

Siento como dos sujetos toman mis brazos y bajan mi cabeza con sus manos, me quitan el arma y le sacan el cartucho de balas, me pegan una patada y caigo al suelo.

─Aquí termina todo.

MattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora