─Creo que me gusta éste ─ Mayra pone un vestido blanco por encima y sonríe, se ve realmente hermosa.
Mi ánimo bajó un poco desde que vi a esa mujer. Estamos bien y que ella esté aquí significado que él también está aquí y eso es igual a una tragedia no informada. Mayra realmente está ilusionada con irse a la cabaña con la familia de Dylan y yo no podía permitir que su felicidad vuelva a estar por el piso. Ella había preparado todo, mañana era el último día y no quería perder tiempo.
No hablé nada con ella de lo que vi, pues no quiero que entre en pánico.
─Oye ─ levanto mi vista hacia ella ─ ¿estás así porque te dejo una semana? Sabes que...
Niego rápido.
─Es sólo que me ha llegado el período y tengo esos cambios de humor, ya sabes.
Ella me sonríe y empaca el vestido blanco de seda, fijo la hora y es tiempo de salir rumbo al colegio, tomo mi mochila y me despido de ella. Siempre la busca Dylan y ahora estoy empezando a agradecerle eso. Salgo de mi casa junto a mi mochila, mi celular y mis llaves y camino con la cabeza viendo hacia el piso. El día estaba gris, iba a llover pronto.
*
*
*
Al llegar noto como todos se amontonaban en grupos para ver algo en un cartel decorado con varios colores, me acerco y lo veo.
Fiesta de disfraces, Martines.
Ruedo mis ojos y busco a mis amigas, Marianella estaba hablando con Connor. Al verlo pude ver cómo sonreía un poco. Me recordó un poco la obsesión que tenía con aquella chica desaparecida misteriosamente. Me acerco y los saludo.
─¿Qué hay? ─ pregunto.
─Tienes una amiga que le gustan las motos ─ ríe un poco Connor, veo con asombro a Marianella.
─No es para tanto. Aprendí con mi tío.
Me distraigo de lo que hablaban estos dos y busco a Matt o algún integrante de los Ríos, suelto una carcajada al ver a Adriel competir con una chica por quién tiene el cabello más brilloso.
─¿Qué hace? ─ dice Marianella mirándolo, río y me acerco a él junto a Marianella que se había despedido de Connor.
─No, a ver, Flaca ─ dice él ─ mi cabello es más suave porque lo cuido con Pantene de Selena Gomez.
─Ay, amo a Selena ─ dice ella. Río. Yo también la amo. Adriel baja la guardia y levanta su ceja.
─¿Qué te parece si... ─ no termina su frase, sus ojos se van de su lugar al ver algo detrás nuestro, Marianella y yo nos vemos y luego volteamos, abrimos nuestros ojos al ver a Candela llegar con un vestido dos dedos más arriba de las rodillas, rosa chicle y unos zapatos blancos. Llega a nuestro lugar y nos saluda, río un poco al ver a mi cuñado ignorar a la otra chica por Cande.
─Te ves ─ trata de decir, pero ella interrumpe.
─Horrible ─ completa.
─Si, digo, te queda asqueroso ─ todas lo miramos con una mueca en la cara ─bueno, nos vemos, cuñada.
Sale rápido hacia su clase, las tres nos reímos y caminamos hacia las nuestras.
─¿Qué le sucede a todo el mundo que me ve?
─¡Estás usando ves-ti-do! ─ dice Mari sacudiendo sus hombros, Cande la separa y rueda sus ojos color café.
─Me obligó mamá ─ admite ─ ¿qué hacían con Adriel?
Me extrañó bastante su pregunta, dado que es el hermano de mi novio, el cual aún no aparece.
─Es mi cuñado ─ digo entre risas.
─Cierto ─ ríe apenada, estoy a punto de decir algo, pero el timbre suena a su favor.
Nos sentamos cada una al lado de la otra, mirando mal a quien nos tratase de quitar los lugares, observamos al nuevo profesor de inglés y ESTÁ MÁS QUE BUENO.
─Podría cambiar a Matt por el señor Inglés ─ le susurro a mis amigas; que están una a cada costado mío, ellas ríen y me asienten.
─¿De dónde sacaron a este Chikistrikis? ─ dice Cande riendo.
─Buenos días, clase ─ el maestro anota su nombre ─. Como verán, el maestro Mugas ya no está aquí, pero soy su reemplazo hasta que acabe el año escolar. Mi nombre es Matthew Hoffman y espero poder cumplir adecuadamente las órdenes de enseñanza. No permitiré comentarios machistas en mi clase ─ dice viendo hacia atrás mío, volteo y veo cómo dibujaba a una mujer en una cocina. Imbécil ─ ni que haya personas haciendo nada. Ahora, saquen una hoja que empezaremos con el Presente Continúo.
─Para ser hermoso, tiene un carácter de la mierda ─dice Mari, el profesor llega a nuestro lado y levanta su ceja.
─Olvidé decirles; no tolero los susurros. Si tienen algo que decir, lo dicen y ya.
Éste iba a ser un infierno y las vacaciones comenzaban mañana; tenemos dos semanas para descansar y luego volver a esta jaula. Mayra, Dylan, Sofía, Marcos y Matt deben estar anhelando terminar ya, el siguiente año tendrían que estar ingresando a una universidad. El sólo hecho de ver cómo se iban mis dos personas favoritas me hacen sentir un crujido en el corazón.
─Señorita ─ levanto mi vista y veo al profesor con el ceño fruncido ─, su mundo es aquí durante dos horas.
Váyase a la verga.
*
*
*
Hora de irnos y yo soy quien sale rápido, la mirada del profesor ya me inquieta un poco. Veo a Matt apoyado en un árbol en el campus fumando, voy hacia él y le tiro el cigarrillo al piso, lo piso y antes que proteste lo tomo de su chaqueta negra y uno nuestros labios en un beso apasionado, él no tarda en responder. Siento su sonrisa en medio del beso, nos separamos y él da un último piquito a mis labios.
─¿Desde cuándo la señorita hace ese tipo de cosas? ─ siento el calor en mis mejillas, él ríe y me da un beso en a frente. Su perfume inunda mis fosas nasales.
─Te extrañé ─ admito ─ ¿qué harás estas vacaciones?
Él saca un chicle de menta y lo lleva a su boca, tira el envoltorio y toma de mi mano para salir del colegio.
─Tal vez vaya a hacer algún sacrificio al bosque. Me la estoy pensando.
Río y lo golpeo suavemente, el profesor de Inglés levanta su ceja y niega, nos da la espalda y sale rápidamente hacia su auto negro con clase, Matt lo nota porque me mira con el ceño fruncido.
─¿Algún problema con el señor Hoffman?
Niego.
─¿Qué te parece ir por unas hamburguesas de doble queso y unas bebidas?
Le sonrío y asiento. A veces sus palabras podían ocasionar en mí algo especial que sólo él podía. Sus ojillos brillan y salimos caminando. Antes él usaba su auto, pero desde que salió del centro de rehabilitación dice que caminar hará que sus pulmones vuelvan a su estado casi normal.
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Matt
RomanceUna nueva vida comienza en el pequeño pueblo español Andalucía, donde la joven destinada a llorar descubrirá el amor y el significado de "familia".