cap 44: Llamada

3K 210 13
                                    

MAYRA

Todos observamos a Venezia caminar escaleras arriba y nadie pudo evitar mirarse apenados. No conozco a la familia de Matthew, pero noto que tienen una gran conexión con mi mejor amiga. No sabría qué pensar. Han pasado dos largos años y ahora una persona desaparece culpa de estas personas.

─¿Todo bien?─ asiento. Dylan me regala una pequeña sonrisa. Puedo saber cuando se siente extraño. Sus ojos azules buscan una salida mirando los cuadros de la habitación.

─¿Qué es lo que haremos, mamá?

La señora no dice nada, sigue con su cabeza gacha. Los hermanos de  Matt estaban un poco desaliñados, parecían cansados.

─Nosotros nos encargaremos─ me informa el padre de Matt, frunzo el ceño.

─¿Por qué no quiere que participemos?─ pregunta Dylan.

─No es eso, joven. Matt sabe cuidarse solo y, sinceramente, ya pasaron por mucho. Aconsejaré ir a descansar y cualquier novedad nosotros le avisaremos.

No teníamos nada más que opinar, Dylan, Sofía y Candela nos miramos para luego levantarnos e ir hacia la salida. Me sorprende bastante al ver a Adriel besar la frente de Cande, su prima al igual que yo mira la escena un poco extrañada. Cande llega con nosotros y mira el suelo apenada.

*

*

*

Las chicas ya habían entrado en su casa, Dylan y yo retomamos rumbo hacia su casa tomados de la mano. Veo su perfil y suspiro. Él no merece ser involucrado en esto. Sé cómo se siente Venezia y no me quiero imaginar si algo le pasara a este chico que tan bien supo animarme en mis días malos.

─Te amo, Dylan. ¿Lo sabes?─ me detengo, el para y me regala una sonrisa, de acerca y besa mis labios.

─No me alejaré de ti, Mayra. ¿Sabes por qué?─ pregunta, niego y el toma mis manos y las lleva a sus labios para depositar un suave beso en ellas ─ porque estuviste conmigo cuando mi madre fue diagnosticada cáncer, estuviste cuando mi hermana casi muere al cortarse las venas. Muy pocas personas se quedan allí para ti. Estuviste conmigo, ahora yo estaré contigo sin importar qué.

Como puedo le sonrío y seguimos caminando por la oscura noche. Las calles de Andalucía están vacías y sólo se escucha el ruido de los autos pasar lejos de nosotros, el cielo nublado, sin rastro de estrellas.

─¿A qué le temes?

Sin dejar de ver al cielo pienso adecuadamente la respuesta, lo miro directo a los ojos y suspiro.

─A ellos─ confieso.

VENEZIA

Mis ojos no lloran, mi rostro no muestra alguna emoción y mi cuerpo ha perdido todo tipo de fé. Las horas pasaban y yo he estado acostada en la cama de Matt durante cinco horas, oliendo su perfume, viendo sus fotos y observando todo lo que no vi hace muchísimo. Todo aquí parecía tan extraño y familiar a la vez.

Dudosa tomo el celular, marco el número que ellos han dejado marcado en mi piel con una pluma negra y espero que suene, lo hace tres veces y alguien atiende.

¿Venezia?─ dice la voz de aquella fémina que dio me dio la vida, trago saliva muy pesadamente y aquí defino que hacer.

─Si─ es lo único que respondo.

MattDonde viven las historias. Descúbrelo ahora