Relato VI: Profecías

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Hace muchos años descubrí que tenían un don, una habilidad especial

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Hace muchos años descubrí que tenían un don, una habilidad especial. Al principio pensé que era normal, pero mis padres y los expertos concluyeron que no. Este singular fenómeno me ayudó a edificar mi vida, desde muy joven ya tenía todo resuelto. Me gradué de escuela superior y, en lugar de ingresar en cualquier universidad, comencé a trabajar en mi propio negocio. Aún hoy, ese inusual don es el que me provee el sustento.

Las personas recurren a mí. Tocan mi puerta y yo les invito a pasar. Luego de una pequeña lucha consigo mismos, ellos acceden a contarme sus preocupaciones. Necesitan de mí para que sea sus ojos, para que les cuentes lo que hay más allá del puente. Yo me siento como un ave bondadosa cuando soy capaz de ayudarlos. Resulta que, algunas veces, sueño con lo que ocurrirá. Puedo ver los planes del destino, como si fuera el editor de un caprichoso escritor. Puedo leer la historia de una vida sin que su libro haya sido publicado. Mientras más me concentro en una historia, más probable es que sueña con ella. Los clientes tienen todo tipo de reacciones cuando les cuento lo que he soñado. Luego regresan con cara de asombro a decirme que, en efecto, ha sucedido. Diversas cadenas de radio y televisión me contratan para que vaya a sus programas y prediga el resultado de las elecciones, de una pelea de boxeo o prevea si alguna catástrofe natural se aproxima.

Evidentemente, como todo don, no siempre es cien por ciento preciso. Hay un margen de equivocación. No es muy amplio, pero existe. Sin embargo, soy conocido por no fallar. La gente cree ciegamente en mí gracias a mi historial impresionante de predicciones cumplidas. Tengo muchísimos seguidores en mi ciudad y soy una figura conocida a nivel nacional, incluso alrededor del mundo las personas se van enterando de quién soy. Poco a poco me voy haciendo un nombre que pasa de boca en boca internacionalmente.

He estado mucho tiempo intentando descifrar cuáles son las diferencias entre un sueño que se cumplirá y uno ordinario, producto irracional de la fantasía. A través de los años he ido enlistando algunos detalles, pequeñas diferencias, pero no he conseguido nada relevante. A día de hoy sigo buscando.

Esta noche soñé que en el noticiario nocturno salía la nota de que un asesino serial se había escapado del centro correccional de la ciudad. Era el boletín de última hora, a las once con treinta y cinco de la noche. Justo en ese momento alguien tocaba a mi puerta. Desde abajo gritaba «Policía municipal, revisión de emergencia», pero yo me había asomado por mi ventana y podía verlo allí, parado en mi portal. Traía una máscara tenebrosa y escondía un cuchillo tras su espalda. Me desperté aterrorizado. Por suerte solo había sido un sueño. Me tranquilicé al ver que ya eran las once y veinte. Y, por lo general, no suelo tener profecías que se cumplan en un periodo tan corto de tiempo.

Decidí bajar para tomar un bocadillo de medianoche, eso tal vez me calmaría. Llevo alrededor de diez o quince minutos mirando a través de la ventanita de mi cocina. Al parecer, los vecinos tienen un cumpleaños hoy y, desde donde estoy, puedo ver la decoración y el fuego de una acogedora fogata. Sonrío. Esos tipos de fiesta me recuerdan a mi niñez.

Sin embargo, hay algo que borra mi sonrisa ahora. Creo que mi corazón se ha detenido y mi sangre ya no fluye. El reloj marca las once con treinta y cinco minutos y empiezo a escuchar pasos bajando por las escaleras. Un tamborileo retumba por el brazo metálico.

Mi fin se ha colado por esa diminuta brecha que comprendía el margen de error.

Mi fin se ha colado por esa diminuta brecha que comprendía el margen de error

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Este relato podría decirse que está inspirado en un microcuento popular. Quise darle mi propio enfoque y trasfondo. Espero que les guste ^^

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