Augusto

33 8 3
                                    

Augusto sólo pudo librarse de Selene después de media hora. Cuando ya sólo quedaban ellos dos en la piscina tuvo que hablar con ella treinta minutos hasta que lo dejó ir.  Se había encerrado en su habitación para no tener que cruzársela.

Selene era atractiva, pero un poco irritante. Demasiado irritante. Augusto sólo quería un momento sin nadie que fuera una ametralladora de palabras le hablara. Lo peor es que nunca había dicho nada interesante o divertido. Nunca. Augusto había pensado seriamente en tirarle una toalla en la cabeza y salir corriendo.

Ahora estaba tirado en su cama, mirando el techo. No se atrevía a salir porque la habitación de Selene era al lado y no quería encontrarla en la galería.

Luego de quince minutos mirando el cielorraso, se dio cuenta de que estaba demasiado aburrido y decidió arriesgarse a salir.

Abrió la puerta lentamente y miró hacia los costados. No había nadie. Cerró su  habitación sin hacer ruido y corrió hacía el edificio del comedor. Ya era de noche y tropezó varias veces con piedras que no alcanzó a ver. Cuando llegó a la zona iluminada miró hacia atrás, nadie lo había seguido. Suspiró de alivio y entró a la recepción.

En uno de los sillones había una chica de cabello oscuro y ojos grises, que lo miraba de una forma bastante intimidante. Parecía estar analizándolo a fondo, como si supiera todos sus secretos. Se estremeció y se sentó en otro sillón. Sacó su celular y le escribió a Jacob, pero el mensaje no le llegó. Resopló y miró hacia afuera, buscando a Niall. Pero el rubio tampoco estaba por allí.

-Hola, Augusto, ¿cierto?-dijo la voz de una mujer en español a su lado.

Se sobresaltó y miró al costado. La chica de pelo oscuro se había sentado en su mismo sillón y lo miraba con los ojos entrecerrados.

-Eh, sí ¿Cómo sabes mi nombre?- preguntó, extrañado. No había hablado nunca con ella.

-Tus padres trabajan con los míos.-hizo un movimiento con la mano, quitándole importancia.- Soy Julieta.

-Ahh...

-Decime, ¿viste algo extraño acá en estos días?-Julieta adoptó un tono serio.

Augusto se sorprendió por el repentino cambio de tema.

-Eh, no. Creo que no.-dijo, entrecortadamente.

La chica adoptó una expresión más relajada y, sin decir ni una palabra más, se levantó y salió del lugar. Augusto se quedó mirando la puerta por unos segundos. Eso había sido raro.

Pasaban los minutos y nadie aparecía. Comenzaron a entrar las personas para dirigirse al comedor, ya que la cena estaba por comenzar. Cuando vio acercarse a las hermanas Malinverno se aplastó en el sillón y esperó pasar desapercibido. Selene y Sofía pasaron hablando sin darse cuenta de su presencia. Augusto se enderezó y suspiró de alivio. Cuando ya no entraron más personas Augusto decidió ir a comer sólo, ya que ni Jacob ni Niall aparecían. Tampoco había visto entrar a Julieta. Se levantó del sillón y estaba por entrar al comedor cuando por la puerta llegó corriendo Bianca. Llevaba unos leggings negros y una campera gris, además de unas botas y el cabello atado.

-¡Hey!-le dijo.

Ella se detuvo y lo miró.

-¿Por qué corres así?

-Odio llegar tarde a algún lado. Y la cena comenzó hace diez minutos.-dijo, mientras tamborileaba los dedos sobre una pierna.

Augusto soltó una carcajada, esa chica tenía una obsesión con la puntualidad.

-No creo que nadie te diga algo por llegar diez minutos tarde.-sonrió de lado.

Bianca cambió la expresión a una mucho más dura.

Proyecto Hestia: PeligroWhere stories live. Discover now