Augusto

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Augusto iba a matar a Jacob. Cuando se dirigía a cenar, al pasar al lado de un árbol, alguna persona (traducción: Jacob) había decidido que sería una buena idea tirarle un balde de agua. Con dos grados bajo cero. Solo pudo insultar al aire mientras escuchaba como alguien se alejaba corriendo mientras reía a carcajadas.

Ahora estaba corriendo hacia la habitación, dispuesto a golpear a su amigo. Solo esperaba no enfermarse, la ropa mojada no ayudaba a entrar en calor. Mientras se acercaba a las habitaciones le mejoró un poco el humor. Tenía que admitir que la idea era buena, y cuando recordaba como le había caído el agua encima no podía evitar reir. Era gracioso. Aunque eso no cambiaba sus planes de hacerle pagar a Jacob. Largó una carcajada mientras corría. Al pasar por una parte pedregosa tropezó. La oscuridad y la ropa mojada le hacían difícil mantenerse en equilibrio. Siguió corriendo, pero prestándole más atención al suelo, aunque no había borrado una sonrisa de su cara. Ya había planeado su venganza. Jacob no se la esperaría. Aceleró un poco, quería llegar lo antes posible para poder cambiarse. Dobló a la derecha para llegar al borde del bosque en el que estaba su habitación y chocó con alguien. 

En la oscuridad pensó que era Jacob, que se había confiado y había terminado caminando hacia la habitación, pero al segundo se dio cuenta que la persona era mujer. Cuando la chica levantó la vista la reconoció.

-Tenemos que dejar de encontrarnos de esta forma-sonrió de lado, Bianca siempre aparecía en el lugar menos esperado-algún día alguno de los dos va a salir lastimado.

La chica frunció el ceño.

-Augusto, ¿cierto?-él asintió-lo siento, no estaba mirando. Ahora, me tengo que...-Bianca comenzó a caminar, pero frenó en seco. Miró a Augusto de arriba a abajo-¿Por qué estás tan mojado?- Entonces Augusto se dio cuenta del aspecto que debía tener, todo mojado. Eso le dio más ganas de reir.

-Pensé que era un buen momento para un chapuzón en la piscina, ya sabes, amo nadar con dos grados bajo cero.- se encogió de hombros. Bianca seguía mirando su ropa mojada. Él arqueó las cejas-Aunque parece que te gusta en particular este estilo, ¿también quieres que me  saque la remera?- Bianca se sonrojó e inmediatamente apartó la vista. Él sonrió, triunfante.-Que suerte que tu novio no parece estar por aquí.

La chica lo miró y elevó las cejas. Augusto pudo ver que llevaba un vestido bordó y un sobretodo negro. Le quedaban bien.

-No está por acá porque no hay ninguno-Augusto se sorprendió, así que el chico de los establos no era su pareja. La chica se dio cuenta y sonrió-. No deberías ir por ahí espiando a la gente, solo vas a lograr sacar conclusiones apresuradas-Ahora le tocó el turno a él de sonrojarse. Por un segundo había tenido la esperanza de que hubiera olvidado su encuentro de esa tarde. Bianca pasó por su lado y comenzó a caminar hacia el comedor, pero paró y lo miró, desafiante. Augusto le sostuvo la mirada- Y, por cierto, te miraba porque pienso que te va a dar pulmonía. Deberías secarte.- Se dio la vuelta y se alejó, con el cabello rubio brillante cayendo como una cascada por su espalda, contrastando con su abrigo negro.

Augusto la miró mientras se iba. Así que no tenía novio, eso cambiaba las cosas. Pero igualmente no tenía posibilidades. Bianca lo detestaba, se daba cuenta, aunque él no sabía por qué. Se daba cuenta que ella prefería estar lo más alejada posible de él. Igualmente, había otras chicas en el lugar que también eran guapas. 

Estornudó y volvió a la realidad. El frío lo estaba matando. Comenzó de nuevo a correr a la habitación. Entró y se puso ropa seca. Cerró con llave y tocó la puerta de la habitación del lado. Jacob abrió e inmediatamente lo vio quiso volver a cerrar la puerta, pero él se lo impidió, trabándola con un pie. Jacob lo miró y comenzó a alejarse.

Proyecto Hestia: PeligroWhere stories live. Discover now