Capítulo XII:

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Capítulo XII:

Tatsuya y Miyuki junto a Kaiempezaron a viajar por los alrededores del gran monte donde Miyukihabía pasado gran parte de su infancia.

El tiempo pasaba y Miyuki decidiómandar a construir una enorme casa para poder pasar allí sus días.Esta casa se encontraba en lo alto de la montaña que ella tantoadoraba.

Tatsuya se unió a ella por elsimple hecho de ser la única chica que le llamaba la atención.

Kai– la joven chica estaba enel jardín viendo el atardecer.

El lobo no tardó en aparecer allado de su ama, a los pocos minutos también apareció Tatsuya con supaso seguro y lento.

¿Es la hora?– preguntóTatsuya viendo la luna aparecer.

Sí, estoy emocionada– susurróMiyuki elevando la mirada al cielo.

Adelante– dijo Kai mientrastomaba su verdadera forma.

Miyuki se dio la vuelta y miró aTatsuya, este asintió con la cabeza y cerró los ojos, a los pocossegundos aparecieron dos enormes alas de color blanco.

Tatsuya se acercó a Miyuki y lacogió de la cintura para luego elevarla por los cielos.

Miyuki mientras tanto empezaba aconcentrarse para dar paso a la primera caída de la nieve del año.

Perfecto– susurró Kai,viendo como su ama y su amigo bajaban de los cielos.

Todavía no sé porque me obligasa hacer esto si tu puedes elevarte perfectamente– dijo Tatsuyadepositando a Miyuki.

Ya sabes que me gusta volarcontigo, además esto es muy especial para mí y siempre me gusta quetú seas el primero en ver los copos de nieve.

Tatsuya le regaló una sonrisamientras veía a la reina de la nieve.

Los tres emprendieron su viaje devuelta a la casa, la cual estaba custodiada por monjes ysacerdotisas.

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Me levanté de golpe al sentir el solen mis párpados. Me acomodé en la mullida cama y llevé la mano ami cabello.

¿Dónde estoy?

Me pregunté mientras veía lahabitación todavía adormilada y con la mirada cansada.

La habitación de Sesshomaru.

Volví a pensar.

– ¿Qué?– dije en voz altamientras saltaba de la cama. Sesshomaru no se encontraba ahí, perotodo su aroma estaba impregnado en la habitación y en mí.

Llevé la mano a mis labios recordandoel beso que nos dimos anoche.

¿Le besé? Claro que le besé, pero¿me gustó?

Me pregunté dirigiéndome a la puerta,justo antes de dar un paso más, la puerta se abrió y me encontrécon Daisuke.

–Daisuke, buenos días– este hizouna reverencia.

–Mi reina, hay una reuniónimportante, le ruego que acuda en cuanto antes– asentí mientrasDaisuke salía de la habitación.

Cuando puse la mano en el pomo de lapuerta me di cuenta que tenía puesto el vestido blanco de anoche.

–No puedo salir así por lospasillos– me dije mientras me daba la vuelta y veía la habitaciónde Sesshomaru. –No le importará que coja una prenda suya– dijemientras me dirigía a su armario.

La reina de la nieve [Inuyasha]Where stories live. Discover now