Capítulo IX:

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Capítulo IX:

Cogí respetuosamente la copa que iban repartiendo los sirvientes entre los invitados. Salí fuera, el viento de la noche era agradable aunque muy frío.

Bebí un sorbo de la bebida y al rato lo escupí.

– ¿Qué es esto?– pregunté levantando la copa y viendo el líquido amarillo. Me senté en la escalera y dejé la copa a un lado de mí.

Cogí la corona de sobre mi cabeza y la miré. Las piedras brillaban con la luz que había en el castillo. Levanté mi cabeza al ver varias sombras correr hacía la entrada del castillo. Me levanté y me puse la corona. Empecé a correr.

Cuando llegué pude ver a todos los soldados en la puerta, moví un poco mi cabeza y vi a Sesshomaru.

¿No estaba dentro?

Me acerqué a la puerta.

–Mi reina, no tiene permitido el paso– dijeron dos guardias poniéndose delante de mí. Me moví de un lado a otro hasta poder ver a varios guardias luchando con Kagura y Hakudoshi.

–Déjenme pasar– dije con voz fría.

–Lo siento, pero todo el mundo tiene denegado el paso– miré al guardia que acababa de hablar.

– ¡Es una orden!– el guardia miró a su compañero y se hicieron a un lado. Corrí hasta Sesshomaru que estaba desenvainando la espada.

– ¡Sesshomaru!– exclamé, este se dio la vuelta furioso.

– ¿Qué haces aquí? Lárgate.

–No, estoy aquí para ayudar– Sesshomaru me miró enfadado.

–No puedes estar aquí, tienes prohibido el paso.

–Quiero ayudar.

– ¡No!– gritó dándose la vuelta.

–No estaba pidiendo tu autorización, voy a ayudar– me puse a su lado y creé un espada de hielo.

–Que te vayas.

–Sesshomaru ¡cállate! Es una orden– le miré de reojo, no dijo nada y empezó a correr hacia Hakudoshi.

Yo no me quedé atrás y empecé a atacar a los demonios débiles. Me movía entre los demonios como si estuviera nadando, ninguno me dañaba, ninguno me miraba, ninguno hacía nada para defenderse.

Cuando acabé miré a Sesshomaru, seguía enfrascado con su lucha contra Hakudoshi. Miré el rastro de demonios que había dejado.

Empecé a correr hacía Sesshomaru.

–Vaya, vaya, así que al final te han coronado como reina– paré y miré al cielo, Kagura estaba en su pluma. Apreté mis dientes al verla ahí.

Levanté mi espada y apunté hacia ella.

– ¡Já! ¿Qué piensas hacer con esa espada estando allí abajo?– preguntó levantando su abanico. Antes de hacer algún ataque por mi parte esquivé el de Kagura, rodé por el suelo para esquivarlo. Cuando me levanté tiré la espada e hice aparecer un arco.

Apunté hacia Kagura, la oscuridad no me dejaba ver muy bien. Tensé la cuerda del arco y lo solté, la flecha fue directa hacia Kagura, pero no le dio a nadie ni nada.

Bajé el arco y miré el cielo.

– ¿Dónde está?– pregunté nerviosa, empecé a girar sobre mis pies buscando a Kagura con la mirada.

La reina de la nieve [Inuyasha]Where stories live. Discover now